Estrasburgo nos permite seguir siendo humanos

 

Está bien que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sentencie a favor del crucifijo. Gracias, pero no hacía falta. Poner algo de tí, de tu vida, de tus ideas, ilusiones y creencias en las paredes, es más viejo que Altamira. Seríamos otra especie diferente sin ese instinto tan humano que siempre nos impulsa a decorar nuestro entorno a nuestro gusto. A poner emblemas, símbolos o frases del día en el frontispicio de cada una de nuestras empresas espirituales y temporales. Si lo que aquel tribunal pretendía afirmar con su sentencia es que hay que admitir que los seres humanos europeos se sigan comportando como seres humanos me parece razonable, pero para llegar a esa conclusión no veo la necesidad de estudiar derecho, aprobar oposiciones, escalar puestos en la judicatura o vestir toga o peluca. Poner un crucifijo a la vista cuando crees que esa imagen condensa y simboliza tu sentido de la vida es algo más que un maldito derecho positivo. Es un gesto natural que se produce naturalmente cuando hay libertad y confianza para ello. Y como tal hay que respetarlo. El problema es que los amantes del vacío, los burócratas positivistas y plastificados, siguen pensando en que la nada es superior a todo lo demás. Lo liso, lo recto, lo hueco, lo vacuo superior al bulto, lo curvo, lo lleno, lo real y convincente. Están tan hartos de sí mismos que no soportan que haya a la vista gente de fe. Es una manía como otra cualquiera, un afán antinatural, imposible, de mantenerlo todo asépticamente controlado.

 

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CLAVES EN OPINIÓN

8 respuestas

  1. Resulta no ya provocador, sino exagerado, asimilar la colocación de signos religiosos en una escuela pública laica a ser «humano». Parece decir Ud. que la opción contraria, laica, es «inhumana». Dirá que no, claro, pero ahí queda lo dicho. esto es humano, y lo otro… mire Ud.

    Mire, don Jerónimo, mire qué cosa tan interesante dice aranagoiri, hablando de modelos linguísticos en la escuela pública navarra:

    «los alumnos que eligen este modelo son apartados de sus compañeros de clase durante las horas que estudian vascuence los que han elegido el modelo A (castellano con asignatura de vascuence).
    Hasta hace unos años se les tenía en clase haciendo nada, ahora se les da clases de “refuerzo” o aprovechan para hacer los deberes. De este modo, el gobierno de Navarra convierte en héroes-apestados a los padres que optan por este modelo lingüístico.»

    Bueno: pues a ese extrañamiento me refiero cuando les digo que lo mismo ocurre cuando el niño sin creencia religiosa o de creencia distinta a la mayoritaria X, tiene que ver que «el» no celebra las fiestas de la mayoría, no reza como la mayoría, su Dios no está presente en el Cole como el de los demás niños.

    Eso es evidente. Tan evidente que lo vemos todos en otros ámbitos distintos. No tengan tanto miedo a la libertad, que no se van a convertir en extraterrestres.

  2. No veo ninguna similitud entre las situaciones que pretende comparar spurgus.

    En el caso del modelo A se trata de contenidos académicos que tienen repercusión directa sobre las tareas del alumno, aunque a mí no me consta el extracto que pega en su mensaje.

    En el caso del crucifijo en la pared, ni afecta a las tareas de clase, ni al recreo, ni el niño cuyos padres no quieren crucifijo deja de celebrar las fiestas religiosas (a menos que spurgus aporte algún ejemplo de niño que en Navidad o Semana Santa siga acudiendo al colegio), ni el que haya un crucifijo en la pared implica que se rece en el colegio, ni nada de nada.

  3. Tomasito, ¿no lo ve Ud? ¿No ve que depende de que el «difernte» se perciba a si «distinto» de lo q la mayoría pretende «normal»?

    Pues esa arma tan tonta y tan simple ha conseguido imponer la inmersión linguística en cataluña. No hablo del PV porque allí las malas bestias llegan a lo que Ud y yo sabemos para imponer «su» idioma.

  4. En parte estoy de acuerdo con usted, Spurgus, y en parte no.

    Yo creo que no debería haber crucifijos en los colegios públicos (aunque yo sí soy católico y evidentemente no me molestan). Pero al mismo tiempo, creo que debe haber en ellos clases voluntarias de religión. Y que durante esa clase se puede poner un crucifijo.

    La razón es que me parece injusto que para poder recibir formación religiosa en el colegio haya que ser rico y poder pagar un colegio privado, o tener plaza en un colegio religioso concertado.

    No me parece un buen argumento que cuando se da una clase haya alumnos que tengan que pasarse a otra. Recuerdo que eso se hacía continuamente clase tras clase en el colegio según la asignatura que tocara, para redistribuir a los de ciencias puras, ciencias mixtas, letras puras y letras mixtas. Y se hacía con toda naturalidad. Con la misma normalidad debería afrontarse la pluralidad de creencias en los espacios públicos.

    Otra cosa es que en cualquier sociedad haya creencias mayoritarias y minoritarias, y que compartir las ideas de la mayoría, aunque menos glamuroso, siempre tenga sus ventajas. Pero eso pasa con todas las ideas en todas las sociedades, ni siquiera tiene que ver con la religión. Ser minoría exige ser más torpe que la media o haber estudiado los argumentos propios y ajenos mejor que la media. Lo fácil es pensar como la mayoría, basta con seguir la corriente. Eso sí, creo que el respeto a la libertad ajena debería predicarse en todos los colegios.

    Me da la impresión de que es usted, Spurgus, el que tiene miedo a la libertad, y por tanto a la diferencia. Y por eso es usted el que frente a la libertad, la diferencia y la pluralidad, está proponiendo la uniformidad laica obligatoria en lo público.

    Pues no. En lo público no debe resultar obligatorio ser católico. Pero tampoco debe ser obligatorio dejar de serlo. Y no puede ser que los ateos y los agnósticos (que no dejan de ser dos creencias particulares entre todo el espectro de creencias posibles)sea los únicos que puedan pasar de lo privado a lo público sin salvoconducto. Es que además eso es indiferenciable del ateísmo o el agnosticismo público obligatorio. Creo que la sentencia de Estrasburgo va por este lado.

  5. spurgus: no veo ni que la sentencia en cuestión tenga ninguna intencionalidad hacia el diferente, ni veo que sea malo que el diferente sea diferente.

    Y tampoco hay ninguna relación causa-efecto entre que exista alguien diferente y la inmersión lingüística.

    La sentencia únicamente restablece el sentido común, ya que en la sentencia que anula se había estimado el presunto derecho de 1 sobre el derecho de 35.

  6. Napoleón: obviamente se pueden dar clases de religión en la escuela pública. En esa clase se pueden mostrar símbolos religiosos, claro.

    El laico no pretende negar la clase de religión en el colegio.

    Una vez termina la clase, se retiran los símbolos X y en paz.

    Me parece que no me he expresado bien. Yo no digo que sea un problema cambiar de aula. Como si unos dan latín y cambian de aula, y otros se quedan para matemáticas. Idem.

    Lo que es un problema es que Un centro público se signifique con una cruz, o unas líneas del corán sobre la pizarra, o un incensario a Brahmaputra… es que están fuera de lugar.

    Tampoco entiendo lo que dice de «dejar de ser» católico en el Colegio. Oiga, ni en el colegio, ni en el Autobús. El «musulmán» tampoco tiene que «dejar de ser» musulmán.. pero le dará clase una mujer, sin velo, DIGA LO QUE DIGA la religión musulmana al respecto. Y tendrá que convivir con niños que pueden llevar -ellos sí- crucifijos, medallas, imagenes. Y ella podrá llevar un pañuelo que le cubra el pelo, o no cortarselo (si es sikh) o llevar turbante.

    Los símbolos que se retiran son los de la escuela, no los de cada uno. Eso quiere decir que cada niño «tiene que dejar» de ser lo que sea. NO. Tiene que aceptar normas laicas (civiles) comunes. Y tiene que olvidarse de pretender que la escuela -y los demás niños- se ajuste a «Su» creencia. La que sea.

    Por el mismo motivo, los católicos tenemos que olvidarnos de que «nuestro» signo figure encima de la pizarra. No porque dejamos de serlo, sino por respeto al que no lo es y tampoco exhibe su simbología religiosa.

    Ahora nos cuesta y molesta porque durante años había u na gran unidad en torno a una fe, pero eso ahora ya se ve que no es así, y provoca cambios y una cierta «pérdida de visibilidad». Pero hay que aceptarlo.

    El respeto mutuo fundamenta la convivencia y la confianza en normas comunes, iguales para todos. Lo contrario la ataca.

  7. Bueno, spurgus, si tú prefieres olvidarte de que «tu» símbolo, el crucifijo, pueda ser expuesto públicamente, allá tú, pero no nos metas a todos en el mismo saco, máxime cuando en España nadie nunca -salvo tres padres en toda España- se han quejado de su presencia.

  8. «En España, NUNCA, NADIE.. salvo tres padres.»

    Bueno Tomasito, bueno.

    Cuando el musulmán exija que sus símbolos se expongan publicamene en su aula, supongo que Ud. le apoyará…. Ah, no, Ud. le «invitará» a marcharse del país. Perdone, que no me acordaba de su excelente solución.

    Claro que sí: al difernte se le calla o se le echa, y aquí paz y después gloria. Y si alguien piensa en algo distinto a Ud.también es diferente, y se le aplica el mismo reglamento.

    Realmente, hombre, ¡para qué vamos a pensar como tratar problemas complejos, si se pueden simplificar cortando por lo sano!

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