No se había disuelto. No había huido. El comando de cuatro etarras estaba escondido en un piso de la provincia de Vizcaya. Y naturalmente se encontraba armado hasta los dientes. El diario La Razón cita fuentes antiterroristas según las cuales el hecho de que, tras la captura de «Ata», la banda no ordenara a los miembros de la célula de Vizcaya que huyeran y abandonaran el material que escondían, demuestra voluntad de continuidad y que el alto el fuego es un mero artificio estratégico para colar las candidaturas de su brazo político en los comicios de mayo. El diario asegura además que ETA mantiene en cada una de las provincias vascas y en Navarra al menos un comando legal armado “durmiente”, para que en caso de que decida romper el alto el fuego tras las elecciones municipales, no tenga que enviar células desde Francia.
No se entiende que si hay un divorcio entre ETA y Batasuna (algo intrínsecamente imposible sin que ETA deje de ser ETA), ETA declare un alto el fuego para facilitar la legalización de Batasuna. El hecho de que ETA declare una tregua por Batasuna confirma una estrategia común y la inexistencia del divorcio. Lo que confirman los 250 kilos de explosivos es que ETA no ha abandonado su voluntad de matar a quienes le lleven la contraria a Batasuna. Y si tienen voluntad de matar y no matan, sólo se explica por razones estratégicas.
Noticia relacionada: Análisis de la estrategia electoral de ETA-Batasuna
Un comentario
Segun RUB-AL-KAABA, alias «el quimico», eso no es explosivo. Que va, es sin mas plastilina para que jueguen los chiquillos de SORTU.