Para mí Berlanga fue el director de La vaquilla, que en Sos del Rey Católico rodó hace veinticinco años. Mi padre fue el veterinario del pueblo hasta que se jubiló, y tengo un recuerdo perfectamente vivo del día en que le acompañé a anestesiar a la vaquilla, encerrada en medio del campo en una jaula improvisada de estacas. También recuerdo a Alfredo Landa, en camiseta, en el frente improvisado a los pies de Sos, entre los sacos y al sol, hablando con todo el mundo como uno más. También recuerdo a a aquel Juan Sebastián Plaf (magnífico, Valeriano Andrés), al único al que le pedí un autrógrafo, porque aquel programa en que se mezclaba realidad y ficción me encantaba; creo que fue una de esas felices invenciones televisivas que merecerían reponerse. También recuerdo a José Sacristán, solo, en un rincón del bar; se veía, y yo era un chaval, que no era amigo de autógrafos ni saludos de desconocidos. Lo cual, también se entiende.
A Berlanga no lo vi. Sólo años después, cuando vino a Pamplona. Con orgullo le pedí un autógrafo. La vaquilla me parece una de las mejores comedias de España; es muy graciosa y tiene busilis. Tuvo la diría que exclusiva de no hacer una película maniqueísta. El argumento podría parecer enrevesado o forzado, pero va labrando una galería de retratos, con unos actores de vértigo, de los que pronunciaban bien y esas cosas. Landa está a veces un poco gritón, que era su tendencia, porque hasta los actores magistrales como él no son perfectos. Pero todos, Landa a la cabeza, eran arrasadoramente convincentes. La vaquilla quedó tendida en el suelo. Mi padre les dijo que no acudirían los buitres, como pensaban, porque había muerto con demasiada medicación (la anestesia, supongo) y los buitres lo huelen. Tuvieron que traer buitres de fuera y, si no me equivoco, volaban atados con pita.
Yo espero que el cine español reflexione un poco tras la pérdida de un gran maestro. La vieja comedia se ha perdido con él, porque ahora casi nadie cree en la comedia (ahora se cree en la burla, como Buenafuente). Y el pueblo necesita comedia. Sirva este recuerdo de despedida, y vaya nuestra oración por el gran director, y el consuelo para su familia.