Se acerca el Oinez y quiero romper una lanza en pro del eusquera, digo euskera, digo euskara. Bueno, en pro del vascuence y sus enamorados. Es verdad que muchos de ellos pecan de nacionalismo. Nadie es perfecto. Y que a veces dan la impresión de considerar a cada ikastola como los yankees a Fort Apache. O -siendo mejor pensado- como Fray Junípero a cada una de sus misiones californianas. Pero también es verdad -y hay que procurar comprenderlo- que en el fondo del corazón lo que tienen es una enorme nostalgia de lo propio, lo pequeño, lo que se fue. Les puede la ternura del auzolan que hermana, del caserío mitológico, de la imaginería entrañable de las cosas vascas y bucólicas. Se aferran a la lengua como a una balsa después de haber perdido la fe y tantas otras cosas. Siguen hablando de Euskalherria y de euskaldunidad, y continúan metiéndonos a los navarros en el mismo «sako» de un pais erizado de «txes» y de «kas». Pero justo es reconocer que han ido apartando todo lo nacional como a un escalón secundario. De hecho el lema elegido para la fiesta de este año, «munduz mundu» está inspirado según los organizadores en el sueño de un mundo sin fronteras. Paradójico ¿no? En mi opinión es un alivio saber que renuncian a las fronteras. A ver si empiezan también a renunciar a los mapas. Así a lo mejor nos vamos entendiendo. Porque si ponemos al euskera y la cultura vasca en su dimensión real, histórica, difusa, cultural; si dejamos este bilingüísmo políticamente correcto que reduce el vascuence a unos rótulos en cursiva; si lo despojamos de todo el armazón leguleyo y subvencionado que lo hace tan antipático para muchos, es posible que lleguemos a tiempo para evitar, entre todos, que se extinga este tesoro único en el mundo. Dirán que para estar rompiendo una lanza me paso de duro. Pues si. Pero es por amor. Agur.
Jerónimo Erro
Un comentario
No se engañe Sr. Erro. No se engañe
¿Acaso no se acuerda de aquellas palabras de Arzallus: «La frontera, al Ebro, al Ebro!»? Y recuerdo para los de la ESO que el Ebro nace en Fontibre (Reinosa, Cantabria) y desemboca en Amposta (Tarragona). Pero no olvide que pasa por las provincias de Cantabria, Palencia, Burgos, Alava, La Rioja, Navarra, Zaragoza, Tarragona…
Menuda frontera!