Niños, no leais esto. Hay que ser aguafiestas para recordar el cole en pleno agosto cuando estáis con el triciclo, el columpio, el cubo y la pala. Pero que conste que no he sido yo quien ha sacado el tema sido el ayuntamiento de Pamplona y otras instituciones públicas que se empeñan en dar cancha a los psicopedafuncionarios e ideólogos del «primer ciclo de educación infantil». Eso que llaman también con aire científico y pedante «ciclo educativo de 0 a 3 años». O sea, clase y curso para críos de teta. ¿Por qué no siguen hablando, para los centros de esas edades, de «guarderías» o, en todo caso, de «centros de preescolar»? No descubro nada nuevo si digo que el uso de uno u otro término no es inocente. Como tampoco lo es pasar de buscar soluciones para las madres que no pueden atender a sus niños, a promover una solución concreta. El empeño y la promoción de la estabulación infantil en las aulas revela, en quienes lo hacen a conciencia, una mentalidad peligrosamente totalitaria. Para ellos el muro de Berlín no cayó: se trasladó al atlántico. Para ellos el hecho de que los hijos tengan unos padres no es un hecho indiscutible sino una mera circunstancia que hay que tolerar porque, como todo el mundo sabe, los hijos son del Estado. No existen para ellos, por tanto, ni la patria potestad, ni el derecho de los padres a educar, ni la libertad educativa. El debate sobre esta cuestión se suele llevar, premeditadamente, hacia cuestiones financieras para que unos y otros nos posicionemos sobre cosas interesantes pero secundarias como la titularidad, la gratuidad, la subvención o el pago de estos centros. Pero entretanto se está soslayando el otro debate, el fundamental, como si ya fuera indiscutible que hay que integrar la atención y los cuidados que merecen los críos menores de tres años dentro del curriculum académico. Me estoy imaginando los títulos de las asignaturas: Gestión eficaz de la succión de chupetes en lactantes; Teoría y práctica del mordedor; El mundo de los sonajeros; Técnicas de gateo; Ecología básica: el ahorro eficaz de pañales mediante el control de esfínteres. Les aseguro que no estoy haciendo el más mínimo esfuerzo imaginativo para enumerar estas memeces. Es que nos lo ponen en bandeja.
Jerónimo Erro
3 respuestas
¿Está Ud. diciendo en serio que en el ciclo de 0 a 3 años no se puede educar? No hace falta que tengan asignaturas para estimular el aprendizaje de conceptos, o la psicomotricidad fina, o la relación personal, etc.
Menos mal que este debate no existe más que para las personas que son capaces de decir, sin ruborizarse, que se trata de «buscar soluciones para que las madres que no pueden atender a sus hijos….»
Por favor, que estamos en el siglo XXI
Parece ser que el estigma de las cocinitas y los muñacos para las niñas y los camiones y pistolas para las niños,nos persigue generación tras generación…,pero cómo no!,si aún hemos de leer que el problema de los gobiernos con los niños es que las madres no pueden atander a sus hijos!!!…Es que este machismo me chirría,osea,los padres no tienen ese problema?,son menos hijos de ellos?…Imagino que si hay que buscar una solución será para ambos padres de la criatura,del preescolar,del infante…..del niño ¿no?.Me sumo a la extrañeza de «a la contra»,¿a qué edad considera usted sr.Erro que se empieza a educar a un niño?,¿hay algún ideólogo del tema que haya hecho un estudio concienzudo al respecto?…o,¿alguna asociación de padres que ponga banderita de salida al inicio de la educación de sus hijos?.Por cierto,el aprendizaje del control de los esfínteres está dentro del «ciclo educativo de o-3».Cada edad tiene su doctrina,¿no cree?.Espero no encontrarme en un banco de la Taconera a un lactante periódico en mano,si así fuera,necesitaría un sicólogo el niño…y otro yo.
Comparto casi todo lo dicho por Jerónimo Erro. La denominación de «ciclo de 0 a 3 años» sólo responde a una terminología política fruto de una demanda social, pero tal servicio no deja de ser para muchos un servicio de guardería encaminado a conciliar vida laboral con vida familiar, aunque no me parece que sea la etapa idónea para que un niño pase gran parte del día fuera del ámbito familiar. Los afectos, el cariño y el amor que profesan los padres en esa etapa inicial de la vida de un niño, me parecen absolutamente necesarios para su desarrollo afectivo. La demanda de los padres que trabajan fuera de casa debería ir encaminada a facilitarles una mayor flexibilidad laboral. Dejar que los gobiernos planifiquen la tutela de nuestros hijos es un auténtico disparate. Pero consentido.