En ocasiones anteriores nos hemos atrevido a afirmar, aunque salvo contadas excepciones los medios callen, que España ya ha quebrado y que papá-estado se muere Quizá no el estado, pero sí al menos papá-estado. La formulación es muy simple: si los gastos del estado actual son 100, los ingresos del estado actual son 88. Faltan 12 para poder pagar todas las facturas. Este es un problema previo a si quien tiene que resolverlo es de derechas o de izquierdas. Ante este problema, sin embargo, sólo quedan 3 salidas, y en teoría la elección de una de ellas sí tiene que ver con ser de derechas o de izquierdas. Una salida es reducir el gasto, otra endeudarse y la tercera subir los impuestos.
Endeudarse.
Naturalmente la izquierda, siempre más preocupada de su popularidad que de cuadrar las cuentas, inmediatamente renunciaría a la primera y acudiría de inmediato a la segunda. De hecho, en una primera fase de la crisis así es como ha actuado desenfrenadamente el gobierno de Zapatero, acudiendo masivamente a la deuda, y en menor medida el presidido por Miguel Sanz, asesorado por Roberto Jiménez.
Incluso a fecha de hoy, las formaciones de extrema izquierda se niegan a aceptar ningún recorte en el gasto público y el “estado del bienestar” apelando a nuevas emisiones de deuda. El problema, del que parece que estas formaciones todavía no se han enterado, es que para poder endeudarnos haría falta alguien que nos prestara dinero, y ese alguien actualmente no existe. De hecho, el problema de España es que ya no puede colocar su deuda pública acudiendo a los mercados. Es por ello que ya podemos hablar de una España en quiebra a la que han venido a rescatar otros gobiernos comprando la deuda que han rechazado los mercados. A cambio de imponer sus condiciones, naturalmente. Esto no es una previsión, esto es sólo lo que ya ha pasado.
Subir los impuestos.
La otra salida de la izquierda consiste en aumentar los impuestos. El problema es que el gobernante que sube los impuestos en plena crisis para aumentar la recaudación es como el comerciante que intentara subir los precios para compensar la caída de las ventas. Y es que la caída de la recaudación, obviamente, no se ha producido por ninguna rebaja de impuestos previa, sino por el desplome de la riqueza de la sociedad española. Subir los impuestos supone quitar recursos a las familias y empresas en cualquier momento, pero subir los impuestos en este momento puede suponer un auténtico desastre para la economía nacional, las familias y las empresas. Por supuesto la izquierda desconoce un principio tan antiguo como el establecido por la Curva de Laffer, que determina que subir los impuestos no siempre aumenta la recaudación. Y es que al subir los impuestos se empobrece a la sociedad civil, que crece menos, por lo que baja la recaudación, anulando el efecto de la subida de impuestos. Una subida severa de los impuestos puede dar al traste con una recuperación económica tan débil como la que estamos experimentando. Contrario sensu, recortar el gasto y bajar los impuestos aumentaría los recursos de las familias y las empresas para estimular el crecimiento, lo cual aumentaría la recaudación y mejoraría nuestra solvencia.
Subir los impuestos, pero sólo a los ricos.
El corolario del mantra de la extrema izquierda es matizar que las subidas de impuestos no deben afectar al común de los ciudadanos, los trabajadores y las clases medias, sino exclusivamente a los ricos. No nos extenderemos aquí sobre la falacia de esta argumentación porque ya dedicamos un análisis previo a desmontar calculadora en mano la idea de que el gasto público lo vayan a sustentar los ricos con sus impuestos.
Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible.
De esta manera regresamos a nuestro problema inicial, que es el de que el estado actual nos cuesta 100 y sólo ingresamos 88. Puesto que nadie nos presta la diferencia, y ya no podemos seguir exprimiendo a los ciudadanos, es imposible pagar los 100 que requiere un estado del actual tamaño. No se puede, es imposible, no hay de dónde sacar los recursos, da igual lo “rojo” y “feminista” que se autodefina el presidente del gobierno que elabora las cuentas del estado. Pero la situación sería la misma, aunque la izquierda no lo entienda, si el presidente del gobierno fuera abertzale-maoísta o huelguista-leninista. De esta forma sólo queda una sola y única opción, que es la de reducir el gasto. Ello implica, para mantener nuestro nivel de vida, pasar de la idea del estado del bienestar a la del bienestar sin estado. Esta idea alternativa, que sí es posible, sólo se puede materializar con políticas distintas a las de la izquierda.
Un comentario
el psoe no puede matener el estado de bienestar porque el PP del señor aznar comenzo a auspiciar el LADRILLAZO en su primera legislatura, lo cual nos ha traido 7 millones de inmigrantes y al explotar la burbuja inmobiliaria, un posterior para descomunal y por ende un brutal deficit publico, GRACIAS SEÑOR AZNAR Y SEÑOR ZP por destrozar la economia