No pasa nada en Salt

Ha sucedido en las últimas horas en Salt, Gerona, Cataluña, España. Los vídeos circulan por X con la misma intensidad con la que se evitan en los medios del sistema, de ahí el empeño gubernamental en controlar ferreamente las redes sociales o perseguir a los digitales. La realidad está sin embargo ahí, no sólo presente sino creciendo. El problema es mayor hoy que ayer pero menor que mañana. ¿Quién manda en Salt? ¿Quién manda ya en la práctica en tantos puntos de España? Y no digamos en otros paraísos de la UE fuera de España.

La chispa que ha desatado el incendio desde hace dos días tuvo lugar al desalojarse a un imán y su familia de la vivienda en la que residían, propiedad de un banco. El imán llevaba según lo publicado 5 años sin pagar el alquiler, e intentó retomar el piso como okupa tras haber sido desalojado. A partir de ahí las calles ardieron. Cientos de jóvenes magrebíes encapuchados y subsaharianos desataron una oleada de violencia contra vehículos, contenedores y mobiliario urbano. En el frenesí del tumulto, los violentos llegaron a intentar asaltar la comisaria de los Mossos en la localidad, que a duras penas pudieron contenerlos. Durante gran parte de los disturbios la policía, maniatada por la clase política dirigente, se vio superada por la situación. No sirve para nada detenerlos. No hay encarcelaciones. No hay expulsiones. La sensación de impunidad entre los ilegales es casi total y actçúan por tanto conforme a esa sensación que por otro lado no es una sensación, es la realidad de la situación.

Según Idescat, casi el 40% de los habitantes de Salt son inmigrantes, la mayor parte de ellos magrebíes. Por otro lado, el 75% de los nacimientos en Salt son de padres inmigrantes. 13.000 de los 33.000 habitantes de la población son extranjeros, y la proporción aumenta todavía más si nos fijamos sólo en los menores de 40 años. El extraño con costumbres diferentes y cultura extraña en Salt no es el inmigrante, es el español nativo que apareciera ahí de pronto. No hay integración. Cuando el nativo se convierte en minoría, es el nativo el que se tiene que integrar. Hace mucho que se superó el punto en que los llegados podían ser integrados y asimilados sin generar pobreza, conflicto y marginación.

Lo que está sucediendo en Salt ejemplifica todos los males que está prohibido mencionar en voz alta por el poder woke en esta sociedad: la violencia importada, la teoría del reemplazo cultural y poblacional, la miseria también importada, los problemas de vivienda para dar acogida a los millones de nuevos habitantes que llegan sin filtro, la impotencia policial, el negacionismo mediático, la indiferencia gubernamental.

Hemos contemplado desde la distancia cómo en otros países aparecían estados dentro del estado y no go zones como Saint Denis o Molenbeek. No hemos sabido aprender la lección en cabeza ajena y ahora nos damos cuenta de que los mismos actos, oh sorpresa, producen los mismos efectos también en nuestro suelo. Empezamos a entender que los inmigrantes masivos de ciertas zonas y culturas no venían tanto para huir del modelo Afganistán como para replicar Afganistán en nuestro país. ¿Quién manda más en Salt? ¿Pedro Sánchez o el imán? Llegado un cierto punto de no retorno, las instrucciones son dejar en paz al imán. No compensa generar un estallido social que además, como ha sucedido en Francia, se puede contagiar en un momento dado a otras poblaciones, porque el problema es ya general. Vete tú ahora a poner un punto morado en Salt. Esto es lo que nos trae en el mundo real el gobierno más gay, más feminista, más laico y más trans. Qué maravilla ser una niña en Salt o en Molenbeek. Todo el año es 8M en Saint Denis.

Si la inmigración masiva e incontrolada fuera una fuente de prosperidad, Salt sería la localidad más rica de España. Sería el lugar a donde irían a vivir todos los ministros y donde tendrían su ático las prostitutas de los comisionistas. Es todo una gran mentira. En su lugar, lo que los partidos progresistas catalanes están pactando con el gobierno más progresista del mundo es transferir las competencias de inmigración para cerrar Cataluña y excluirla del reparto de ilegales que llegan masivamente a Canarias. Ya tienen bastante riqueza importada en Salt, no quieren más, que la disfruten sólo los demás. ¿Están todos ciegos o la jugada es pensar todos esos millones de electores importados a quién van a votar? El problema es que la población nativa puede reaccionar contra los partidos woke antes de que la población importada sea mayoría, o que el candidato al que acabe votando la población importada cuando sea amplia mayoría, en vez de al candidato de progreso, sea a su imán.

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