Los txabales de Alsasua atacan de nuevo, esta vez quemando la bandera española. La acción, por otro lado, ha tenido lugar delante de un “photocall” lleno de cartelería de la izquierda abertzale. A fin de cuentas hace tiempo que Alsasua es básicamente eso, un photocall de la izquierda abertzale.
▶️Este ha sido el momento de la quema de la bandera de España en el Carnaval de Altsasu pic.twitter.com/RWoI7W4to0
— Pamplona Actual (@Pamplonaactual) March 4, 2025
Naturalmente ya sabemos lo que los partidos nacionalistas y de progreso van a decir de todos los que nos hacemos eco de esta ofensa a la bandera española. Dirán que al publicar este hecho estamos atacando a Alsasua. Porque los que enturbian la imagen de Alsasua no son al parecer los que queman la bandera de España o lo que agreden en un bar a dos guardias civiles fuera de servicio y a sus parejas, sino los que denuncian los hechos.
La quema de la enseña nacional evidencia el odio que se mama, se promociona y se destila en las localidades donde gobierna la izquierda abertzale. Este es el ambiente en el que se bunkeriza el voto nacionalista. No existe libertad para no ser nacionalista. Al no nacionalista se le quema, primero simbólicamente, y si hace falta de la manera que sea. Lo primero es condición necesaria de lo segundo.

¿Por qué a los txabales se les defiende en su entorno ideológico en vez de perseguirlos? Porque ese paisaje ideológico uniforme depende de la ayudita, el trabajo y el dopaje de estos txabales. La extrema izquierda y el nacionalismo podrían tener oposición si no fuera por el dopaje que les proporciona la violencia que practica su txabalería de protegidos. Si otros quieren hacer política se les rodea, se le lanzan botellas o se les tira la carpa. Si no fuera por la txabalería, habría una intolerable libertad para pensar en voz alta o para presentarse como candidato por la liste de un partido no aprobado previamente por los que manejan a la txabalería.
Los posibles inversores en Sunsundegui viendo que tienen en el consejo de administración a un etarra asesino y que queman la bandera de España… https://t.co/ntBBpxTb50 pic.twitter.com/G1Lj4sxWXb
— Juan O. 💚🧡 (@urederriano) March 4, 2025
Otra cosa evidenciada por el vídeo de la quema de la bandera es que la izquierda abertzale ideologiza y politiza todo lo que toca, sean los conciertos, las fiestas, la cultura, los eventos deportivos o los carnavales. Participar en la vida cultural, el ocio o el deporte se convierte así en un sinónimo de abrazar su ideología. Su propaganda es omnicomprensiva, no se puede ver otra cosa que no sea su ideología. Naturalmente los txabales son absolutamente necesarios para ello. El paisaje urbano, cultural o educativo no podría ser uniforme sin una cierta dosis de violencia o de miedo que se encargan de practicar los txabeles. Nadie puede atreverse a cuestionar que se ponga una pancarta, nadie puede atreverse a poner otra. ETA ya no mata pero entre no matar y la normalidad siempre decimos que existe todavía un gran espacio que no es todavía la libertad y la igualdad de todos para hacer política. Los txabales de la izquierda abertzale prosperan en ese espacio.
Finalmente, cabe preguntarse si escenitas como esta son la mejor propaganda para Alsasua, para reconducir la imagen de esta localidad que se tiene en toda Navarra y toda España, y por consiguiente para esperar que alguien vaya a invertir o llevar una empresa a Alsasua, poniendo su dinero a disposición del capricho de unos enmascarados con cuernos y fuego. Sucede además que la estética de los carnavales de Alsasua y demás localidades de la zona, que suelen lucir algunos como un hecho diferencial, no es en absoluto específica de Navarra sino que se encuentra casi idéntica en muchos otros pueblos del resto de España y de otros países de Europa. Será por eso que queman banderas o que llenan los carnavales de propaganda política, para diferenciarse del resto de celebraciones en el resto del mundo donde la celebración es festiva, integradora, apolítica, pacífica y popular.