Dime con quién vas y te diré quién eres. ¿Con quién iba Pablo Iglesias? Con Monedero y Errejón.¿Con quién iba Cerdán? Con Abalos y Koldo. ¿Con quién va Sánchez? Con Cerdán. Lo cierto es que la realidad parece empeñarse en no desmentir el viejo dicho y, de hecho, lo que se publica es que ha encontrado la UCO una memoria encriptada que estaba en poder de Koldo García en la cual parece amañar con Cerdán algunas concesiones públicas millonarias, supuestamente a cambio del cobro de comisiones.
Lo cierto es que el nombre de Santos Cerdán llevaba tiempo sobrevolando la trama de negocietes de Aldama y Koldo García. Así, hace ya unas semanas que se publicaba la noticia de que la Fiscalía Anticorrupción estaba investigando el patrimonio de Cerdán y sus compras de vehículos e inmuebles en los últimos tiempos.
Previamente, Cerdán ya había aparecido en las declaraciones de Aldama acusado de haber cobrado 15.000 euros en comisiones, por cierto una fracción de lo que se estarían llevando Koldo García y Abalos.
Siguiendo con la sabiduría popular de los dichos, otro que podría venir por tanto al caso es el de que cuando el río suena, agua lleva. Bien es cierto que todo esto debe ser probado y que de momento faltan datos más concretos, al menos respeto a lo publicado en los medios. No obstante, por un lado todo lo publicado es ya suficiente para que Santos Cerdán deba dimitir o al menos ofrecer a los españoles todo tipo de explicaciones. Por otra parte, todos estos asuntos se encuentran ya judicializados. Es decir, los protagonistas de la trama pueden dar o no dar explicaciones a los medios, los partidos de la oposición o los electores, pero las van a tener que dar a los jueces. Esto ha desbordado ya las fronteras de la política o de las redes sociales. Cerdán puede ser inocente o culpable, pero ya no tiene el control de su caso. Ahora todo depende de lo que haya hecho y lo que no y, caso de haberlo hecho, de las pruebas que hayan podido ir dejando sus actos.
Políticamente, a lo que asistimos es a la puesta a prueba del muro de contención preparado por el PSOE con el cese de Abalos. Todos los esfuerzos de Moncloa se han volcado desde el principio en limitar la corrupción poniendo el tope en la persona de Abalos. Naturalmente el dique reventaría en el momento en que aparecieran implicados en el cobro de comisiones Santos Cerdán o el ministro Torres. Ese es el punto en el que estamos.
Como en el caso del Fiscal General del Estado y sus filtraciones, no sabemos lo que contenía su móvil pero, sabiéndolo él, decidió borrarlo. Sabiendo Koldo lo que había en su memoria USB, decidió conservarlo pero encriptado. Las pruebas que implican a uno hay que borrarlas, pero las pruebas que implican a los demás en vez de borrarlas hay que guardarlas por si hay que usarlas. Eso sí, hay que guardarlas entonces encriptadas. El punto es si está muy lejos el momento en que pasemos de un entorno de Pedro Sánchez en el que todo el mundo se caracteriza sólo por sus sospechosos encriptados y sus borrados, a un momento en que ese entorno resulte achicharrado por la imperfección de sus encriptados y sus borrados. Políticamente la situación ya es terrible para Sánchez, pero el presidente parece haber decidido hace tiempo que no saldrá de Moncloa bajo ninguna circunstancia que no sea legalmente obligatoria, nada de imperativos éticos, morales o estéticos.
