Esto de «condonar» la deuda autonómica y convertirla en deuda nacional tiene sus beneficiarios y sus perjudicados. En primer lugar porque la deuda no se perdona, se traslada. Se trata de una medida desigual diseñada para comprar los votos de los nacionalistas catalanes y por tanto hay un grupo de beneficiados, en el que necesariamente están los catalanes, y otro grupo de perjudicados en el que está otros muchos españoles, entre ellos también los navarros.
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A Navarra, en virtud de su régimen foral peculiar, le corresponde pagar mediante el Convenio el 1,6% de la deuda del estado, ya que ese es el peso de Navarra en el conjunto estatal. Los socialistas aseguran que el lío montado con la quita-redistribución de la deuda no va a afectar a Navarra, pero no es verdad. Ese 1,6% seguirá siendo el mismo 1,6%, pero no es lo mismo el 1,6% de X que el 1,6% de X+83.000 millones, que es la deuda autonómica que pasa a ser deuda general.
Para empezar, Navarra no tenía ninguna deuda con el FLA, el fondo autonómico de liquidez, de modo que no resultamos beneficiados en absoluto por la condonación. Sin embargo, ahora se suman a la deuda general 83.000 millones, y nosotros tenemos que contribuir con un 1,6% al pago de la deuda general.
Respecto a 83.000 millones, el 1,6% significa que a Navarra le cae de golpe, ceteris paribus, una factura de 1.328 millones de euros. Cada 1% de interés sobre esa cantidad implica pagar 13,2 millones anuales de euros. Si el interés de la deuda es de un 3%, el coste añadido es de 39,6 millones de euros. Si el interés fuera del 5%, el coste anual sería de 66 millones de euros, poco menos que el de la Policía Foral para poner un ejemplo. Cada 1% de interés sobre los 1.328 millones de deuda adicional que nos va a tocar pagar, son 66 euros por navarro ocupado. Un 3% de interés, que es lo que ahora está pagando la deuda pública, son 198 euros más a pagar por cada navarro, lo que necesitaban los trabajadores navarros en estos momentos. Esos 1.328 millones más de deuda estatal que le corresponde a Navarra por su 1,6% del total, son 1.950 euros más de deuda por cada navarro. La cifra se dispara si hablamos de deuda por hogar navarro o si hablamos sólo de la deuda respecto al número de ocupados navarros.
Por supuesto respecto a todo esto María Chivite no ha dicho ni Pamplona. Lo que puede decir Chivite es amén a la voz de su amo, y su amo a su vez sólo puede decir amén a la voz de sus amos. Que al menos, además de obligarnos a pagar el alquiler de Sánchez en Moncloa, no nos engañen ni nos tomen por tontos.
Un comentario
¡Cómo va a decir nada María Chivite! Tenemos a lo peor de lo peor. Unos palmeros de su jefe, el que va a acabar en la cárcel y que está vendiendo a su madre para evitarlo.
Una desgracia para esta tierra.