Es el gran momento para Europa

Estar mal suele ser una oportunidad. Uno no cambia las cosas cuando está bien, o por lo menos puede permitirse el lujo de no hacerlo, cuando las cosas van mal el cambio por el contrario se impone. Europa no esta mal sino muy mal, lo que precisamente abre la puerta no ya a cambios sino a grandes cambios, cambios absolutamente necesarios que quizá no nos plantearíamos en época de bonanza. Cambios que por supuesto Europa no se planteó en sus decadentes momentos de autocomplacencia y es justo el no haberlo hecho lo que nos ha traído a la mala situación en la que estamos. Podemos dejarnos caer blandamente por el precipicio, pero alternativamente tenemos una gran oportunidad de cambiar.

Las principales características de la sociedad europea occidental, aunque seguro que nos dejamos algo, son decadencia, potencial desaprovechado, falta de proyecto, totalitarismo burocrático, desunión, debilidad, complejo y reemplazo cultural y poblacional. Podemos enfadarnos con Trump, pero tiene razón. No somos débiles porque los estadounidenses, rusos y chinos nos están ninguneando, nos están ninguneando porque somos débiles. ¿Nos atrevemos a poner nuestra debilidad ante el espejo y poner algún tipo de remedio?

Tomar una decisión democrática en la UE resulta casi imposible, con los gobiernos de 27 estados miembros teniendo que ponerse de acuerdo. La consecuencia es por un lado la parálisis, y por otro que las decisiones que se toman se adoptan de manera no democrática, por parte de una casta burocrática intrusiva y totalitaria, ni siquiera votada en origen por los ciudadanos como el caso de von der Leyen.

Los ciudadanos europeos tampoco nos entendemos. 27 estados miembros y 24 lenguas oficiales. Encima lo más parecido a una lengua común en la UE es el inglés, cuando Inglaterra ha salido de la UE. ¿Cómo va a existir algo parecido a una ciudadanía europea entre millones de ciudadanos que no se entienden? ¿Cómo vamos a desplegar en Ucrania o en cualquier otro lugar un ejército común? En lo único en que se ponen de acuerdo los burócratas europeos es en endeudarnos y en repartir nuestro dinero exclusivamente en base a sus intereses políticos.

Podemos enfadarnos con Trump por poner de manifiesto nuestra debilidad, pero quizá sería más inteligente enfadarnos con nosotros mismos por habernos abandonado hasta alcanzar este punto de debilidad. ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Cómo podemos revertir el proceso? Lamentablemente llegados a este punto sólo hay dos alternativas: o aprovechar la ocasión para reforzarnos como naciones y como unión de naciones o abandonarnos a nuestra debilidad. El peligro es que para lo primero hace falta mucho esfuerzo, mientras que para lo segundo basta con abandonarse y dejarse llevar.

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