¿Por qué después del COVID seguimos confiando en Mamen Mendizábal, Risto, el gobierno o Fernando Simón?

Tener el poder mediático y tener la capacidad de reescribir la historia y el relato de los hechos es poder presentar como un héroe a Fernando Simón. Sin embargo, está pasando. La izquierda ha convertido los 125.000 muertos de la pandemia en sólo 7.291. No nos acordamos de nada. Tenemos en la cabeza sólo lo que nos dice Evole porque de eso hace 24 horas y de lo realmente sucedido han pasado ya 5 años. La hemeroteca debería impedir que gente como Risto Mejide, Mamen Mendizábal, Marta Nebot o Wyoming pudiera seguir apareciendo en televisión, no por nada sino por vergüenza torera, si la tuvieran, o por haber perdido ante la opinión pública todo atisbo de credibilidad. Ahí están sin embargo, no sólo sin avergonzarse sino sentando cátedra sobre las nuevas creencias obligatorias del presente y convertidos en la nueva inquisición.

El problema no es que, pese a todo, sigamos confiando en general en el periodismo, en el gobierno, y en los expertos elegidos por el periodismo y el gobierno para confirmar sus discursos, es que pese a todo seguimos confiando concretamente EN LOS MISMOS informadores y el mismo gobierno. ¿Quién va a recordar los contagios y las muertes que pudo costar su mala información? ¿Sus propios programas? ¿Sus propias cadenas? ¿El gobierno del que son sus más fieles cacatúas y al que a su vez tienen que blanquear? La primera lección que deberíamos haber aprendido en la pandemia es que nuestros presentadores favoritos son meros satélites del discurso oficial y que la información oficial, sea una pandemia, una DANA o una invasión extraterrestre, es la primera de la que debemos desconfiar. Si ya en los grandes acontecimientos y ante hechos comprobables nos mienten de esta manera, ¿qué no harán con nosotros en el día a día con la pequeña información que a las pocas horas se olvida? ¿Por qué seguimos escuchando a esta misma gente? ¿Cómo es que ni ellos han tenido la vergüenza de pedir disculpas y apartarse, ni nosotros de exigírselo? ¿Es más fiable la información que nos dan ahora sobre cualquier asunto todos estos que ahora van de campeones de la lucha contra la desinformación y los bulos?

Respecto al regreso mediático del mortífero Fernando Simón, todo su discurso es tan insostenible como su credibilidad. ¿De qué sirve el presupuesto en Sanidad si el que tiene que ver venir una pandemia y tomar medidas no la ve venir y no hace nada? No sirve para nada el dinero para trajes EPI y mascarillas si el que gestiona el presupuesto dice que ya hay medios de sobra con los recursos normales para la gripe. No es tener más dinero, es gestionar mejor y tener gente más lista y con más visión al frente de la gestión. Sin embargo, constantemente nos mandan a los españoles el mensaje de que no es que ellos tengan que gestionar mejor, sino que nosotros tenemos que pagar todavía más.

La entrevista de Evole a Fernando Simón manifiesta que Fernando Simón fue un sujeto colocado por el gobierno para servir al gobierno y no a la gente, que sigue sirviendo al gobierno, y que no tiene otra función que blanquear al gobierno y atacar a los enemigos del gobierno. De los 125.000 muertos sólo le preocupan 7.291. De los protocolos de las residencias y de los abuelos que murieron en ellas por toda España, sólo le preocupan los de Madrid. Lo mismo decía mascarillas sí, que mascarillas no; todos a celebrar el 8M que todos encerrados; que no iba a haber contagiados o que no íbamos a poder dar un paso sin un pasaporte covid; que cerrar las fronteras de España no servía para nadao que era imprescindible cerrar hasta las comunidades autónomas. ¿Recordamos la proporción de muertos por habitantes que hubo al final de la pandemia? Resulta que Madrid fue sólo la séptima comunidad por mortalidad en relación a la población. No sólo eso, de las comunidades con más muertos que Madrid casi todas estaban gobernadas entonces por el PSOE o sus socios. A lo mejor por eso sólo hay que hablar de Madrid.

O daba lo mismo decir una cosa que otra, o cada error costó muertos. Puesto que Fernando Simón se pasó la mitad de la pandemia diciendo lo contrario de lo que había dicho la otra mitad, o nunca importó nada de lo que dijo o muchas muertes se hubieran podido evitar. Seguramente sería un poco inhumano andar recordándoselo, pero es él quien todavía va a la tele a presumir y a tratar de echarles los muertos a los demás.

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