Es curioso la gente que desde España señala a Trump como un payaso o a Elon Musk como un pobre loco, no digamos los que los señalan como una amenaza a la libertad. Gente que cocina con un chándal de la RDA, que gobierna con secuestradores, que tiene a sus líderes condenados por dar un golpe de estado, que justifica la dictadura de Maduro, o que viaja a Cuba a recibir las bendiciones del tirano comunista, hablando de amenazas a la libertad y de zumbados. Sujetos que no han pagado una nómina en su vida dando lecciones de economía y progreso al creador de Tesla, Space X o Paypal. ¿Y si lo que hacen Trump y Musk tiene sentido? ¿Y si los zumbados son los que maldicen a Trump y Musk? ¿Está a la altura de ciertos tuiteros con coeficientes intelectuales de dos dígitos entender los planes de gente como Musk?
Cuando Trump tomó posesión de su cargo y empezó a hablar de la conveniencia de que Groenlandia pasara a ser un estado de la unión, o de que el Canal de Panamá había que evitar por todos los medios que se convirtiera en un protectorado de China, algunos lo tomaron por loco, pero el hecho es que Panamá inmediatamente ha echado atrás sus acuerdos con China para el control del canal. Otros efectos de las aparentes declaraciones disparatadas de Trump son las negociaciones de paz en Gaza y Ucrania, por no mencionar la movilización de México en su lado de la frontera para frenar el tráfico de drogas y la inmigración ilegal.
No cabe duda de que Trump es sobre todo un empresario, un negociador, y por tanto un tipo que llega a una reunión con unos máximos disparatados. Seguramente en ningún momento espera conseguir esos máximos. Lo que hace es marcar un techo de negociación altísimo para poder subir también el suelo de esa negociación. Buscar que le tomen por un loco y un sujeto peligroso capaz de cualquier cosa es probablemente también una ventaja negociadora. ¿Es realmente un loco dispuesto a cualquier cosa? Eso en cambio no parece en absoluto tan claro.
Tomemos por ejemplo en consideración el caso de las tierras raras por la naturaleza de sus yacimientos que Trump le está reclamando a Ucrania a cambio de un acuerdo de paz. A primera vista, podría parecer que se está exigiendo a Ucrania una humillación. Por un lado se le exige aceptar un statu quo que renuncia a su integridad territorial, por otra parte se le aparta de la OTAN, y encima se le pide que entregue parte de la explotación de sus tierras raras a los EEUU. Sin embargo, ¿no puede ser esto una jugada estratégica llena de sentido? Es decir, EEUU consigue la explotación de esos yacimientos, pero al mismo tiempo esto puede ser una garantía de seguridad para Ucrania mejor que la entrada en la OTAN o la UE. O sea, EEUU no va a dejar que Rusia vuelva a intentar ocupar Ucrania si EEUU tiene yacimientos en Ucrania. Cediendo la explotación de esas tierras a los Estados Unidos, Ucrania convierte a los Estados Unidos en parte interesada en la defensa de Ucrania. Lo que consigue Trump es cobrar por esa protección. Pero Trump es tonto y está loco, y Ione Belarra tiene un cerebro mucho más privilegiado aunque por lo visto desaprovechado que Musk.
