Hace unos días era detenido un inmigrante marroquí por agredir a un homosexual a las puertas de una conocida discoteca de Pamplona. Por supuesto, según se ha publicado, el marroquí se encontraba en España en situación irregular. ¿Tendrá además algún antecedente? Efectivamente, era irregular y multireincidente, nos encontramos por tanto ante un nuevo delito y una nueva agresión que se hubieran podido evitar tan sencillamente como habiéndolo expulsado en su primer tropiezo con el código penal. Inmigrantes sí, delincuentes no. Quien evita expulsar a esta gente es algo más que negacionista, es políticamente responsable de este tipo de agresiones posteriores.
No es la primera vez que sucede en los últimos tiempos un hecho de estas características. No llevamos un listado exhaustivo y a veces tampoco es fácil conocer el origen de los detenidos, porque es un dato que se oculta de manera sistemática en los principales medios nacionales y navarros. Hace unos meses sin embargo tuvo lugar una agresión homófoba por parte de unos inmigrantes latinos en la zona del cementerio.
Como ya se publicó en su momento, los medios reciben llamadas intimidantes del gobierno de Navarra cuando publican el origen de algún detenido. Precisamente, la llamada del gobierno foral exigiendo la censura en una información fue justo por la publicación de una noticia con otra agresión homófoba, también el año pasado, en ese caso por parte de un marroquí en las inmediaciones de la estación de autobuses.
No se puede arreglar un problema del que está prohibido hablar y que las autoridades encargadas de resolverlo no lo pueden reconocer, pero como todo el mundo sabe, aunque es posible nagar la realidad, lo que no es posible es evitar las consecuencias de negar la realidad. Tampoco los homosexuales las pueden evitar, incluyendo los homosexuales que abrazan el discurso de la izquierda sobre delincuencia e inmigración. Los homosexuales saben perfectamente dónde está el peligro y quién es hoy el que les agrede en la calle. Cada vez hay más homosexuales que votan a la derecha, no sólo por protección sino porque además un homosexual puede ser patriota, o empresario, o ver que el socialismo no funciona, o estar harto de la corrupción o de como se malgastan sus impuestos. Es por esto que ahora la izquierda se dedica a repartir carnets de buen negro o buen homosexual al ver que se le escapa el voto cautivo. La aprobación de los predicadores de progreso no se encuentra sin embargo en un pico de demanda. Están en plena descomposición.