¿Cuál es el punto en el que se encenderán las señales de alarma en Navarra? BSH, Berlys-Taberna o Sunsundegui, no parecen después de todo tan importantes. El votante cuatripartito duerme tranquilo. El soma nacionalprogresista permite no sólo dormir tranquilo al votante trabajador medio, sino que incluso trabajadores de todas las empresas citadas piensan seguramente todavía en seguir votando las mismas políticas de progreso que los están destruyendo, Entonces, ¿cuándo vamos a empezar a asustarnos? Porque aquí no parece que las cosas vayan a cambiar antes de que nos llevemos un susto. Necesitamos un susto importante para empezar a repensar los esquemas. No estamos siendo más astutos que el pueblo argentino. Como estamos dormidos al volante no frenaremos antes de caer por el precipicio. Despertaremos cuando estemos ya volando o cuando nos hayamos estrellado. No son muchas las esperanzas de un cambio preventivo. Si no tenemos un cambio preventivo tendremos que resignarnos con un doloroso cambio reactivo.
¿Despertaremos quizá cuando quien se hunda sea la Volkswagen de Landaben? ¿No reaccionaremos con una bofetada menor a esa? ¿O ni siquiera reaccionaremos con eso? El punto es que las acciones de Volkswagen nos están mandando un mensaje claro desde hace años, aunque el mensaje es más potente y agónico desde los últimos tiempos. Cabe dudar ante lo que digan los medios agoreros, lo que no cabe dudar es ante las cotizaciones de las acciones. ¿Recuerdan cuando semanas antes del confinamiento por la pandemia las bolsas se desplomaban? Mientras los políticos lanzaban mensajes tranquilizadores y lejos de adoptar cualquier medida de contención, tachando las señales de alarma incluso de xenofobia contra los asiáticos, se preparaban para la celebración por todo lo grande del 8M? Los mercados financieros, sin embargo, desde hace tiempo caían a plomo. Ahora está claro quién acertaba y quién se equivocaba sobre lo que estaba por venir. O incluso quién decía la verdad y quién nos estaba engañando. Entre las veces que los gobernantes mienten y las que no se enteran de nada, ya casi nunca merece la pena escucharlos, salvo quizá para usarlos como indicador contrario.
Volviendo a nuestros asuntillos con la Volkswagen, la cotización de sus acciones durante los últimos 5 años resulta de lo más expresiva. En abril de 2021 las acciones de Volkswagen cotizaban a 245 euros, actualmente lo hacen a 87. Es decir, que desde 2021 las acciones han caído un 65%. ¿A quién deberían creer ustedes sean o no trabajadores? ¿Al gobierno de Chivite que dice tenerlo todo bajo control? ¿A los pseudomedios digitales? ¿A los medios del sistema y sus analistas que viven de la publicidad institucional? Alternativamente les proponemos echar un vistazo a lo que dicen los mercados. ¿Por qué suelen acertar más y ser más creíbles los mercados que los políticos? Tan sencillo como que en el mercado te estás jugando tu dinero.
Quien en los mercados coloca su dinero no donde cree sino donde dice que cree normalmente no se le llama falso, se le llama pobre, porque su dinero no tardará demasiado en separarse de él. Por tanto, como la gente en los mercados se juega su dinero y sus beneficios, el lugar en donde está invirtiendo o desinvirtiendo es donde realmente cree que las cosas van a ir bien o van a ir mal. Y antes de jugarse su dinero en una empresa, aunque a veces se equivoquen, los grandes inversores suelen analizar concienzudamente la situación. La situación por tanto de Volkswagen es mala, la trayectoria es descendente, el pesimismo es creciente y la pérdida patrimonial de los accionistas desde 2021 es brutal. ¿Y por qué ha bajado tanto la acción? Porque las expectativas sobre el futuro de la empresa se desploman. Porque los inversores optimistas son sobrepasados en mucho por los que le ven un porvenir negro a la situación. Y con la Agenda 2030 y el Foro Económico Mundial embarcados en la destrucción del coche particular, ¿cómo se podría acabar llegando a otra conclusión?