El PSOE y sus socios son lo mismo. Sus responsabilidades son mancomunadas. Son todos corresponsables de lo que están haciendo. Del lote resultante, no se pueden desentender ni el PSOE ni sus socios. No son responsables de una parte, son responsables de todo el lote. Así, por ejemplo, de la ley sueltavioladores son todos responsables. Pero también son responsables todos del cambio de postura respecto al Sahara. Conviene tener esto en cuenta porque aún algunos socios de Sánchez se siguen presentando, tras vender a los saharauis, como pro-saharauis. De la excarcelación anticipada de etarras son todos responsables, no sólo Bildu. Cuando te comes una tortilla de patata congelada, te comes todos los ingredientes, no ingieres unos y escupes otros. Por eso mismo Bildu también es responsable de la aprobación de los presupuestos de la Policía y del Ejército. Lógicamente Otegui no pone mucho el acento sobre ello.
De la corrupción del gobierno, son responsables todos. El dilema evidente es que no se puede combatir la corrupción del gobierno y mantener al gobierno al mismo tiempo. Pedro Sánchez lo sabe y se aprovecha de ello, por eso apuesta por una estrategia de resistencia a todo trance. Los socios de gobierno de Sánchez van a ver empañada su imagen según se vaya avanzando en la iluminación de toda la trama de corrupción que parece envolver al entorno de Sánchez, pero lo van a seguir manteniendo porque no lo mantienen por motivos morales. De hecho a los socios de Sánchez no les caracteriza mucho el poner la moral por encima de sus objetivos políticos, empezando por Bildu y acabando por el último chavista antidemócrata del entorno Sumar-Podemos. Por otro lado, ¿van a poner el grito en el cielo por Abalos o Aldama unos malversadores que le han cambiado a Sánchez su amnistía por sus votos? La corrupción no aparece en la corteza exterior del gobierno, forma parte esencial y nuclear del mismo gobierno.
Cuando Sánchez cambió la postura española sobre el Sahara, Marruecos pasó de lanzarnos inmigrantes contra la valla de Melilla como arma arrojadiza a matarlos por decenas en su lado de la valla. En aquel momento Rufián se subió a la tribuna con unas balas que resultó que eran de fogueo y una mochila llena de reproches, pero mantuvo su apoyo a Sánchez. El PSOE no puede dar la orden a la policía española de que mate a los que intentan cruzar la valla, pero puede comprar a Marruecos para que lo haga la policía marroquí. El precio de esa compra fue el Sáhara porque Sánchez compra lo que necesita al precio que sea. Se vende todo menos Moncloa. Pero Rufián es el que sostiene esa política de vender a los saharauis y matar en el lado marroquí en vez de en el español a los que tratan de saltar la valla. A Rufián lo que le importa es seguir cobrando su magro sueldo de diputado español otros 18 meses más, indefinidamente renovables hasta que pudiera cobrar otrotanto o más como diputado de la república catalana independiente, cosa que parece que va para largo.
De las leyes trans que destruyen el deporte femenino, de los okupas, de las leyes de vivienda que desprotegen al propietario y secan la oferta de pisos, de la asfixia fiscal, del desbarajuste de las cuentas públicas, la culpa es en bloque de todos los socios. Cuando el PSOE abraza las medidas de sus socios más ultraizquierdistas, el PSOE se hace responsable de las consecuencias de ese abrazo. También el PNV y Junts son responsables de lo que está pasando. Todo lo que hay en el cesto que sostienen es suyo.
Los socios que mantienen en Moncloa a Sánchez han llegado a acusarle de dejar tirados a los valencianos después de la DANA para perjudicar a Mazón. Es una acusación gravísima, de hecho una acusación criminal, pero o una acusación de este tipo tiene que venir seguida por una retirada del apoyo a Sánchez, o la actuación de Sánchez pasa a ser responsabilidad también tuya.
No cabe sostener a Sánchez pero pretender no sostener las políticas de Sánchez, la corrupción de Sánchez, la inseguridad ciudadana de Sánchez, el caos migratorio de Sánchez, las mentiras de Sánchez, la demolición del estado de derecho de Sánchez. Los socios son corresponsables de todo lo de Sánchez y Sánchez es corresponsable de todo lo de sus socios. No existe el voto a Sánchez o el voto al PSOE. Votar al PSOE o a ERC o a Bildu en el fondo y en este momento es lo mismo. Los votos al PSOE, a ERC o a Bildu van al final todos al mismo saco y al mismo proyecto. El que votó al PSOE o a ERC o a Junts se tiene que comer ahora el menú completo. No se sirven los platos por separado: se mezcla todo en el turmix y se sirve un pure conjunto.
No parece por tanto que a Sánchez le vayan a dejar caer fáciilmente sus socios aunque tuviera el colchón lleno de billetes de Aldama, o aunque Begoña tuviera millones de euros en criptos. El problema es el mismo que para pactar con los golpistas o Bildu. ¿Cómo se sostiene eso? Radicalizando el discurso. Mejor con ETA o con los golpistas que con el fascismo. ¿Cuál es la diferencia entre aquello de 2023 y decir ahora que mejor con los corruptos que con el fascismo? Cuantos más papeles vaya entregando Aldama, más fascistas tendrán que ser los del otro lado del muro para justificar las alianzas y retener los votos. Que se vaya preparando Feijóo, porque la única forma de que la gente vote a Sánchez es que la alternativa sea Hitler. Cuanto más hayan robado, más nazi tendrán que pintar a Feijóo. A Abascal le da igual porque no ha conocido en toda su vida un momento en que no le hayan señalado como fascista para poder justificar después la violencia contra él. Lo que pasa es que cada vez menos gente usa los medios tradicionales para informarse y cada vez más gente ve que llamar hitleriana a la oposición no es más que una forma de intentar retener el poder pese a todo el desgobierno, todas las mentiras y toda la corrupción.
Un comentario
Por supuesto que es así, pero además es extensivo a los afiliados de esos partidos y a sus votantes. Los socios de Sánchez pueden manipular la realidad y decirles que «mejor con Sánchez que con la extrema derecha», como habitualmente hacen. Ya decía Platón «desentenderse de la política hace que gobiernen los peores».