Todo llega a su fin, hasta el sanchismo. ¿Será el caso Aldama el fin de Sánchez? Lo cierto es que Aldama es un personaje respecto al que el PSOE no se puede poner de perfil.
Aldama aparece en el centro de toda la trama Abalas-Koldo por la compra de mascarillas. ¿Cuál es el problema con las mascarillas de la trama respecto a otras compras de mascarillas en medio de la pandemia? Pues que las mascarillas de la trama se compraron a dedo, por los contactos de Aldama con Koldo-Abalos, comprando la administración mascarillas que muchas veces o estaban por encima del precio de mercado, o eran mascarillas defectuosas o que no cumplían los estándares de protección exigidos. Entremedio todos se forraban con las comisiones por las compras de esas y no otras mascarillas.
Aldama aparece también en el centro del rescate de Air Europa, una operación de 615 millones de euros. Que Air Europa fuera rescatada no tiene nada de particular, ya que hablamos de un contexto en el que, a causa de la pandemia y el cierre de fronteras, en todas partes se estaba apoyando a las aerolíneas como uno de los sectores más afectados. La cuestión es si un personaje como Aldama, con sus contactos, servía para recibir ayudas antes que otros y sin cumplir todos los requerimientos exigibles.
El millonario y fulgurante rescate de Air Europa resulta relevante porque Air Europa es una empresa filial de Globalia, y Globalia es una sociedad que se ha caracterizado por su impulso económico al Africa Center que dirigía Begoña Gómez, a través a su vez de una filial llamada Wakalua.
Aldama aparece también relacionado con Begoña Gómez a través de una serie de reuniones, la más conocida por su exotismo en San Petersburgo, en las que asimismo parece que se trataron cuestiones relativas a facilitar, engrasar, impulsar o desatascar problemas financieros, administrativos y burocráticos de Globalia. Todas estas cuestiones, entre otras, son las que investiga el juez Peinado.
Aldama tampoco puede faltar en el caso de Delcy Rodríguez, la vicepresidenta venezolana. Aldama fue el mediador entre el gobierno venezolano y el español para tratar de normalizar las relaciones diplomáticas después del reconocimiento español de Guaidó. En medio de esta operación un aterrizaje misterioso, un inusitado vaivén de maletas, y una importante cantidad de oro al parecer derivada de negocios oscuros entre Caracas y Moscú. Todo esto en un marco en el que Delcy Rodríguez no podía tomar suelo en España por las sanciones internacionales que pesan hace tiempo sobre el régimen venezolano.
La presencia de Aldama como nexo de unión de todos los escándalos del PSOE aparece hasta en el caso del hermano de Pedro Sánchez. Aldama tiene varias sociedades pantalla, a través de las cuales realizaba sus operaciones de intermediación, que están siendo investigadas por la Justicia. Cuatro de estas sociedades tienen su sede en Portugal, casualmente en la misma localidad de 20.000 habitantes en la que también tiene fijada su residencia, para pagar menos impuestos, el hermano millonario de Pedro Sánchez. Naturalmente puede ser casualidad, pero no hay un sóla trama de todos los casos abiertos por corrupción en la que Aldama, aunque ahora nadie lo conozca, no parezca tener algún tipo de participación. Por eso todo lo que declare Aldama, mediador y hombre de confianza en todas estas tramas, no puede dejar de tener máxima repercusión.
Por lo demás, se dan una serie de paradojas interesantes en todo este caso. En primer lugar, no está reaccionando igual la izquierda política y mediática ante todas estas revelaciones como cuando era la derecha popular la que estaba bajo sospecha. Esta doble vara de medir sólo se comprende cuando lo que te preocupan son los votos y no luchar contra la corrupción. En segundo lugar las declaraciones de Aldama, que se suman a todo lo demás ya conocido, no tiene sentido que sean una mera fabulación. A Aldama no le proprociona beneficio alguno mentir e incriminarse en nuevos delitos. Lo que le puede beneficiar penalmente es ayudar a la Justicia a desentrañar la trama y las condiciones para conseguir eso es que lo que diga sea verdad y que lo pueda probar. En tercer lugar Aldama no está condenado sino imputado, en este sentido su estatus no es inferior al de Begoña Gómez o el hermano de Sánchez, aunque ahora el PSOE llame a Aldama delincuente para minar su credibilidad, y aunque le niegue a Aldama la presunción de inocencia mientras la reclama para los Sánchez, Begoña o Cerdán.