“Marlaska, un maricón”

No hay día sin su escándalo y el escándalo ayer en Navarra, que ha trascendido hasta alcanzar incluso cierta relevancia nacional, fueron los gritos que un grupo de estudiantes de la Universidad de Navarra profirió contra el ministro Marlaska, el cual había participado en un acto de esta universidad. La rectora ya se ha disculpado y ha anunciado medidas para identificar y represaliar a los alumnos que llamaron a Marlaska maricón.

¿Está mal llamar hijoputa o maricón a Marlaska? Es evidente que sí, ya sea que se piense por principio que no hay que insultar o ya sea que se compruebe que los efectos prácticos han sido vicitimizar a Marlaska. ¿Pero qué hay que hacer entonces? ¿Aplaudir a Marlaska? ¿Estaría siendo expedientado algún alumno por aplaudir a Marlaska? En tal caso, ¿se puede aplaudir a Marlaska pero no abuchearlo? ¿En qué universo con libertad de expresión las alternativas son aplaudir o ser expedientado?

Lo que sí es verdad es que para criticar a Marlaska hay que ser mas exquisito e ingenioso que decirle sin más “maricón” o “hijodeputa”. Primero porque ese tipo de expresiones se encuentran a la altura de cualquier patán y tú eres un universitario de una universidad prestigiosa al que se le presupone un nivel. Segundo porque este gobierno es muy de temer y no hay que facilitarle tanto la represalia mediática o judicial. Una vez calentado lo suficientemente el ambiente mediático, Marlaska ya ha aprovechado la coyuntura para victimizarse por haber sido llamado “maricón”.

No es sin embargo la primera ni más grave ocasión en que Marlaska es llamado “maricón”, no ya por unos alumnos sino por una compañera del gabinete sanchista. Resulta muy curioso que Marlaska de tanta importancia a este insulto ahora que lo usa algún alumno singular (ni siquiera todos los que estaban protestando), cuando el propio Marlaska, la ministra que usó ese insulto, y todos los medios afines al sanchismo, minimizaron la importancia de haber usado esa palabra cuando era Dolores Delgado la que la utilizaba. Ahora es gravísimo, antes era sólo un término coloquial y festivo sacado de contexto y sin ánimo ofensivo. Por supuesto no era eso lo que parecía en las grabaciones de Villarejo.

Curioso cómo Marlaska se ofende o no se ofende por la misma palabra según interese al propio gobierno. Debería ser más grave insultar a Marlaska siendo compañero de escaño azulado, pero parece que no es el caso. El pecado de los alumnos que insultaron a Marlaska no es la palabra, sino utilizarla sin ser ministros. Para llamar maricón a Marlaska tienes que ser sutil y ponerte primero una careta de Dolores Delgado, y entonces le puedes llamar maricón diciendo que no estas insultando, que estás citando. Nuestro titular por ejemplo va entrecomillado y no son los gritos de los alumnos, son las palabras de Dolores Delgado.

María Chivite no consideró lo bastante relevante el asesinato de una mujer trans en Pamplona por parte de un okupa marroquí con antecedentes para escribir un tuit, pero en cambio le faltó tiempo ayer para condenar los insultos «homófobos» contra Marlaska. Tampoco dijo una palabra Chivite cuando ese mismo insulto lo profirió Dolores Delgado. Hoy se rasgan las vestiduras, pero quienes hasta ayer han minimizado la importancia de llamar maricón a Marlaska han sido el gobierno y sus medios. Lo de los alumnos de la UNAV es muy grave, no como si hubieran gritado ETA, ETA, ETA en un instituto como el de Iturrama. Ayer las dobles varas de medir volvieron a vivir otro día glorioso.

En todo este asunto no se nos puede pasar por alto lo que en realidad a lo mejor es el fondo. O sea, el propio hecho de que Marlaska hubiera sido invitado a un acto de la Universidad de Navarra. ¿Sabe la Universidad de Navarra en qué cosas anda metido últimamente Marlaska? ¿Le invita al campus porque las ignora o a pesar de conocerlas? ¿Conociendo los manejos de Marlaska lo invita? ¿Y es eso mejor que las protestas de los alumnos? Protestas que por otro lado resultan absolutamente legítimas, al margen de los insultos.

La Audiencia Nacional acaba de condenar a 26 años de cárcel a los etarras que atentaron a bombazos contra la Universidad de Navarra. Quizá la rectora de la Universidad de Navarra ignora que el gobierno, del que forma parte Marlaska, discurre vericuetos para sacar a la calle lo antes posible a todos los etarras. Impunidad por presupuestos, como le señalaba a Pedro Sánchez el condenado por secuestro que lidera Bildu, la formación que a los etarras que pusieron las bombas en la UNAV los llama “presos políticos”, y que determina y condiciona todo lo que hace el gobierno del que forma parte el ilustre invitado Marlaska.

Otras cosas en las que anda metido el gobierno de Marlaska son liquidar la separación de poderes, señalar a los jueces que osan investigar al líder del sanchismo y a su familia, o amordazar a los medios críticos. Si todo esto son méritos para invitar a Marlaska a un acto de la Universidad de Navarra, la próxima vez que aprovechen para invitar a Delcy Rodríguez en alguna de sus escalas en España. Lo mismo además para celebrarlo le regala un lingote de oro a la Universidad de Navarra.

Nos consta que la visita de Marlaska ha levantado ampollas entre muchos miembros de la Asociación de Amigos y grupos de antiguos alumnos de la Universidad de Navarra, que se preguntan cuáles son los méritos de Marlaska, del gobierno del que forma parte y de los socios de ese gobierno para merecer semejante invitación. Y si algunos alumnos protestan, ¿no debería defender la Universidad de Navarra su libertad de expresión? ¿Se puede extender una descalificación general por alguno que le llamara al ministro maricón? ¿Va a abrir la rectora una causa general o va a localizar específicamente al que, imitando a Dolores Delagado, dijo maricón? ¿Quién iba a pensar que Marlaska se iba a molestar por ser llamado maricón cuando en nada pareció molestarle que se lo llamara la ministra de Justicia? ¿Cómo le va a dar después importancia la juventud al término maricón cuando antes ve que es el propio gobierno y el insultado quien se la quita?

Una explicación tanto para la invitación de la UNAV a Marlaska, como para la reacción de la rectora prometiendo cabezas de alumnos para desagraviar al ministro, sería quizá que la rectora le tiene miedo al gobierno. Sería muy lógico y comprensivo tener miedo a este gobierno. Lo que pasa es que cuando un gobierno da miedo por sus tendencias autoritarias y liberticidas las alternativas son rebelarse o postrarse. Parece desde luego que la rectora de la UNAV no se está rebelando. ¿Qué fue de cuando las universidades estimulaban el pensamiento crítico en vez del bienquedismo con el poder político? ¿Se cree además la rectora que este gobierno va a ser su amigo?

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Un comentario

  1. Al q tiene q expedientar la rectora es al gicho q invito a venir a la UNAV al ministro, pq tiene menos luces q Abundio. Yo pensaba que el Opus y el PSOE eran agua y aceite, pero parece q no.

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