Problema: los inmigrantes también necesitan casas

La vivienda es un problema complejo cuya solución se inscribe dentro de otros problemas cuya resolución también es compleja. Uno de estos problemas, escasamente citados, es el de la inmigración. No se puede señalar un problema cuando resulta políticamente incorrecto hacerlo, pero el caso es que no se puede resolver un problema cuando no se puede ni señalarlo.

España ha ganado más de 2 millones de habitantes en los últimos 10 años. A nadie se le escapa que no ha sido por la natalidad. De hecho España presenta un saldo negativo entre nacimientos y defunciones. Entonces, ¿cómo es que crece la población? La respuesta es evidente, a través de la immigración.

El hecho sin embargo es que para que aumente la población y no se encarezca la vivienda hacen falta más viviendas. Es decir, ya de por sí andábamos justos de viviendas desde hace tiempo y ahora a eso añadimos varios millones de inmigrantes que lógicamente necesitan viviendas. ¿O pensamos que introducir 200.000 inmigrantes en España al año (una ciudad como Pamplona) es algo que no va a tener incidencia sobre la disponibilidad de vivienda? ¿Van a vivir en la calle esos 200.000 inmigrantes? ¿Y eso tampoco tendría incidencia?

Si cada año importas una Pamplona en términos de inmigración, entonces cada año tienes que construir una Pamplona en términos de vivienda, sólo para mantener el nivel de la oferta. ¿Estamos construyendo una Pamplona anual para poder afrontar esa realidad? ¿Cuánto más por encima de una Pamplona al año tendríamos que construir no ya para mantener sino para rebajar la tensión en los precios?

El problema es que los inmigrantes llegan masivamente, por cientos de miles, con una mano delante y una detrás, sin trabajo y sin cualificación además. Pero un techo lo necesitan ya. Puede que trabajo no encuentren en meses, o en años, o nunca, pero una vivienda donde meterlos se necesita de inmediato. ¿Alguien no entiende que la inmigración incide también sobre la vivienda? Pues que reflexione, aparte de la proliferación de centros de acogida, sobre quién ocupa los hoteles en muchas localidades o sobre la utilización hasta de aeropuertos para poder alojarlos. Tenemos a los jóvenes españoles, encabezados (o intentándolo) por la izquierda, reclamando más vivienda, jóvenes que no pueden acceder al alquiler o la compra de una vivienda con sus salarios. Y por otro lado esa misma izquierda promueve la acogida de cientos de miles de inmigrantes que necesitan una vivienda y al menos de entrada no tienen ni salario. La izquierda se queja del nivel del agua que nos ahoga al mismo tiempo que abre a tope el grifo.

Por si fuera poco, todos esos cientos de miles de inmigrantes que necesitan un techo, más de dos millones en una década, como tienen una baja o nula cualificación académica y laboral sólo pueden aspirar a trabajos poco cualificados y mal retribuidos. Por consiguiente, toda esta masa migratoria no puja por toda la oferta de vivienda, sino por la oferta de vivienda a los precios más baratos. Toda esta masa migratoria que llega y el aumento de la demanda de pisos baratos que la acompaña, provoca por tanto escasez en la disponibilidad de pisos baratos y un tensionamiento de los precios en esa franja. Por eso también los inmigrantes no se distribuyen uniformemente sino que tienden a concentrarse en ciertos barrios, los que ofrecen precios más económicos. Evidentemente los nativos que podrían aspirar a estas viviendas quedan desplazados con la llegada de esta demanda masiva.

Existe por tanto también, no como único factor pero sí como factor añadido y complejo, una incidencia de la inmigración en el problema de la vivienda, su disponibilidad y su precio. Pero como es políticamente incorrecto no podemos decirlo y tenemos que solicitarles que olviden todo lo que han leído.

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Un comentario

  1. Pero Pedro Sánchez iba a hacer cuatrocientos mil viviendas según dijo en la campaña electoral hay que tener un poco de paciencia mientras tanto podemos entretenernos con el soso de broncano,

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