¿Podemos extrañarnos de que los delincuentes importados campen a sus anchas por nuestras calles o en realidad no podríamos esperar otra cosa? Hace unos días navarra.com publicaba la noticia de un argelino que había sido detenido por cuarta vez en Pamplona. Al ser detenido se rió de la policía y anunció su intención de seguir delinquiendo en cuando el o la juez lo pusiera en la calle, cosa sobre la que no tenía ninguna duda que pasaría.
Pues bien, resulta que el susodicho argelino ha vuelto a ser detenido tras efectivamente haber vuelto a salir en libertad, volver a la calle y volver a robar.
¿Para qué queremos policía? ¿Para qué queremos jueces? ¿Para qué necesitamos las leyes? LA realidad es que vivimos ya casi en la jungla, pero en una jungla que nos cuesta carísima. Cada vez que uno de estos indeseables tiene que ser detenido y puesto a disposición de la justicia, ¿cuántos vehículos, policías, funcionarios de justicia y jueces hay que financiar? ¿Cuánto nos cuesta el tiempo de todos estos servidores públicos y todo el papeleo que exigen estas detenciones que después no sirven para nada? A todo lo que roban y el miedo e inseguridad que generan, hay que añadir todo este coste inútil a la lista de perjuicios que nos provocan. ¿Pero por qué no sirve para nada la acción de la policía y de la justicia?
El debate aquí ya no es inmigrantes sí o inmigrantes no, sino delincuentes sí o delincuentes no. Las deportaciones masivas son otro debate, aquí hablamos de deportar a delincuentes. ¿Qué tiene que pasar para que expulsemos a un sujeto que ha venido a nuestro país a dedicarse a la comisión de delitos? ¿Hay que esperar a que mate a una chica de 20 puñaladas para hacer algo?
En las últimas horas otro delincuente importado ha sido detenido tras agredir sexualmente a una chica de 17 años en pleno centro de Pamplona. ¿Seguimos llamando a todo esto anecdotario como la consejera podemita del gobierno? Obviamente la policía hace su trabajo deteniendo a los delincuentes, no una sino dos, tres, cuatro o catorce veces. Lo que aquí está fallando es la judicatura o la clase política, o los que hacen las normas o los que tienen que aplicarlas. La seguridad ciudadana se está desmoronando ante nuestros ojos y los jueces y los políticos no están escuchando el clamor ciudadano. Si los políticos que están en el poder no escuchan a la gente, la gente encontrará otros que les escuche. ¿Cuánto tardará en formarse una mayoría social alrededor de alguien que la escuche? Lo que tarde la situación en deteriorarse lo suficiente. Que después no se quejen. Que tras no hacer nada ahora no se rasguen las vestiduras entonces.
