El PNV ha celebrado un año más este fin de semana el Alderdi Eguna, el día del partido. En realidad el asunto no merecería en principio mayor importancia ni siquiera para los más cafeteros. Si Sabino Arana levantará la cabeza y viera lo que es hoy el PNV preferiría volver de nuevo al infierno. El PNV es hoy un partido LGTB, laico, abortista y que ha abandonado por completo el concepto esencial para Arana, que era el de la raza. Arana decía que la lengua siempre podría recuperarse con un libro de gramática, pero que si se perdía la raza en el maremagnum de la genética el desastre sería irreversible. También decía que lo más terrible que le podría pasar a los vascos era que los maquetos aprendieran euskera. La realidad de Euskadi hoy en día, sin embargo, es Nico Williams, que tiene el RH ligeramente tostado y no habla una palabra de euskera. La Euskadi de Pradales es racialmente mestiza, como por otra lado siempre ha sido, y el nivel de utilización del euskera apenas llega al 20%, casi la mitad si dejamos de lado a Guipúzcoa o consideramos sólo lo que sucede en las capitales. Euskadi-Euskal-Herria es el país de los vascoparlantes, pero casi nadie habla vasco en el país de los vascoparlantes. Vuelva usted en paz al agujero, míster Sabino.
Las tribulaciones del PNV o los delirios de don Sabino son cuestiones que en casi nada deberían incumbirnos ni preocuparnos, si no fuera por la reciente insistencia de sus líderes, confirmada ayer por Pradales, de exigirle a Pedro Sánchez el reconocimiento de Euskadi como nación a cambio de su apoyo parlamentario.
Cuando Pradales habla de Euskadi como nación, procede preocuparnos como navarros porque el nacionalismo vasco incluye a Navarra como parte de esa nación. ¿O el PNV habla de una nación vasca que no incluye Navarra? ¿Qué territorios incluye entonces la nación vasca? ¿Para qué queremos la Transitoria Cuarta? ¿Qué hace el PNV presentándose en Navarra si no incluye a Navarra en la nación vasca? ¿Para qué nos cuelan legal o ilegalmente la ikurriña hasta en la sopa si no pretenden incluirnos en Euskadi?
La idea de que Euskadi es una nación de la que forma parte Navarra resulta particularmente insidiosa porque implica que Navarra es Euskadi desde el punto de vista nacional al margen de lo que los navarros decidan. O sea, una por una ya nos incluyen en su Euskadi, ya formamos parte de su nación, y por tanto no es optativo para los navarros no ser Euskadi. Quizá podamos tener una administración aparte (de momento), pero de hecho ya nos consideran a todos los efectos Euskadi. Desde el punto de vista del lenguaje ya nos han convertido en Euskadi queramos los navarros o no queramos.
Naturalmente de todo esto no dirá nada María Chivite porque Chivite depende de Sánchez y Sánchez depende del PNV. Chivite también depende del PNV, como para esperar un enfrentamiento por defender a Navarra. Por eso, cuando Pradales viene a Navarra, Chivite se deshace en elogios y parabienes cuando Pradales y su partido han declarado una nación llamada Euskadi que incluye Navarra y cuyo reconocmiento exigen a Sánchez.
Lo cierto es que de existir una nación vasca, desde el punto de vista histórico y cultural, sería en todo caso Navarra. Euskadi no es nada. Euskadi es un palabro que, como tantas otras neopalabras, se sacó de la boina Sabino Arana hace cuatro días. Euskal Herria es un concepto cultural como Hispanidad, que es paralelo a la política o a las divisiones administrativas. Lo límites de la cultura vasca no tienen por qué coincidir con los de ninguna realidad política y administrativa, como tampoco tienen que hacerlo los de la cultura hispánica, germánica o anglosajona. Por supuesto la nación vasca en sentido lingüístico o cultural excedería por completo los límites administrativos de la CAV. Navarra no es Euskadi y Euskadi es una comunidad autónoma española, no una nación política o cultural.
