La planta baja de la biblioteca de la UPNA, llena a esa hora, fue una vez más el escenario escogido por un grupo de personas para irrumpir en la instalación, estorbar a los estudiantes y llevar a cabo un siniestro teatrillo en el que se simulaba la práctica de torturas sobre cuatro encapuchados.
Según denunciaron las juventudes del PP, nadie entorpeció la representación pese a tener lugar cerca de un puesto de personal universitario.
La aparente pasividad del rectorado ante este tipo de actos ha sido objeto de un intenso debate en los últimos meses. Una aparente pasividad que, una vez más, no queda desmentida por la repetición de este tipo de sucesos.
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Un comentario
Algún día a un estudiante se le van a hinchar las narices y va a haber un lío gordo. Por supuesto, el pobre chaval, a parte de llevarse la paliza de su vida será un fatxa y un fascista.