La bella Leonor

Me envía el director de este periódico una captura con los datos de “audiencia” de mi último artículo, en el que planteaba el papel del rey ante la ley de amnistía, probablemente pensando el director que, espoleado uno por la vanidad de la fama ya que no por la ambición crematística, escriba un artículo más. Mi cuñado, a quien siempre pido una valoración, me decía que mi anterior escrito era interesante, pero que hoy la gente no se molesta en pensar tanto. Entre el optimismo y el pesimismo, pues, me he decidido a ello, y tras varios borradores una imagen que me ha acompañado este plácido verano, releyendo las Soledades de Góngora, se me ha parado ante mis mientes. Canta Góngora la belleza de una joven novia, casi adolescente, belleza que está contenida entre los sépalos, como una flor a punto de reventar:

beldad parlera, gracia muda ostenta,

cual del rizado verde botón, donde

abrevia su hermosura virgen rosa,

las cisuras cairela

un color1, que la púrpura que cela

por brújula2 concede vergonzosa.

Y he asociado estos complicadísimos pero hermosos versos a la imagen de la princesa Leonor, que ha cruzado una y otra vez las pantallas este verano, con su jovencísima belleza, asomándose casi del todo. La dificultad de Góngora no es nada comparada con la que el régimen monárquico español tiene ante sí.

No dudaría en alabar los valores que encarna la joven princesa en otra situación. Pero en la que estamos viviendo tengo una penosa sensación de desvalimiento: la faz salubre de la monarquía no sólo no se corresponde con la deriva del barco español, sino que parece estar intentando disimular la podredumbre de las instituciones, lo cual deja un sabor lacerante. Las imágenes de la bella, joven y natural princesa Leonor, siento decirlo, repensadas desde esta consideración (porque al fin y al cabo ella también representa la unidad y el orden) cuestionan la misma institución monárquica: España no puede celebrar ni juventud, ni belleza ni natural vitalidad, con un gobierno que incumple la constitución. Es curioso que los comentaristas que condenan la petición de responsabilidades al rey apelen al apoyo y respeto a la casa real. Uno podrá estar equivocado o no, pero no por la falta de no haber leído el texto constitucional ni por falta de respeto a la institución.

La situación política está desbordada, pero es un desbordamiento pacífico o, mejor diríamos, anestesiado. La pandemia fue el punto de inflexión, con la gente aplaudiendo en los balcones encerrada por gobierno inepto e irresponsable que escondió las mayores cifras de defunciones del mundo. Sube la cesta de la compra tanto y continuamente, de manera que casi hemos olvidado que cuando Sánchez llegó al poder la garrafa de aceite estaba casi a mitad de precio. Anuncian subidas de impuestos para pagar a los independentistas un gobierno del ministro de Fernando Simón, aquel charlatán. Leo que Salvador Illa se librará de ser enjuiciado por el caso de las mascarillas por otro error judicial. Errores judiciales continuos que no duran ni un telediario (Puigdemont librado de juicio por terrorismo), el Constitucional sacando a los delincuentes de la cárcel del PSOE andaluz… Mientras dé para comer y tomar el vermut da igual, nadie va a quemar las calles.

¿Ustedes creen que Sánchez, rodeado de casos de corrupción y acaparando todos los poderes del estado, especialmente el judicial, va a retirarse si ya ha llegado hasta aquí?¿A qué escribir sobre la actualidad si en España estamos en un proceso de desintegración igual al de Venezuela? ¿Cómo no pedir todos los días que quien tiene que parar este asalto a la unidad y al orden lo haga? ¿Cómo no pedirle al rey que pare este golpe de estado si es público y notorio que el Tribunal Constitucional tiene mayoría adepta a Sánchez y va a absolver la ley de amnistía y lo que venga?

Pensar que Europa nos va a sacar de este proceso degenerativo podrá tener sus justificaciones, pero es la muestra de la decadencia moral y la falta de arrojo de la sociedad española. ¿Impidió Europa que el Constitucional, a las órdenes de Rodríguez Zapatero, devolviera a la ETA (Otegui al frente) a las instituciones? ¿Ha impedido acaso que Sánchez utilice los servicios jurídicos para proteger a su esposa? ¿Ha impedido que saque de la cárcel a los golpistas catalanes? ¿Está controlando Europa el uso de las ayudas europeas? Por si quedan dudas, el PSOE ha votado en contra de reconocer a Edmundo González presidente de Venezuela. El PSOE es un partido corrupto que apoya gobiernos corruptos y criminales. No sé qué más queremos para reconocerlo, con Rodríguez Zapatero lavándole la cara a Maduro, el criminal bananero. Rodríguez Zapatero, el que devolvió a la ETA a las instituciones, insistimos, que ahora reconoce abiertamente que el Constitucional actuó por motivos políticos, es decir, que prevaricó.

El jubilado que defendió su hogar de un ladrón que entraba en su hogar con una motosierra es perfecta metáfora para describir lo que está pasando en España: el jubilado está en la cárcel. Al día siguiente, Puigdemont se escapa de España rodeado de mozos de escuadra.

La claudicación del rey firmando una ley inconstitucional es la prueba de que la democracia española está boqueando. La oposición, excepto Alvise Pérez (que ya forma parte de ella, lo quieran o no en la derecha), ha renunciado a abrir siquiera el debate de si Su Majestad el Rey, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, debe hacer realidad el artículo 8 de la Constitución: en último término, las Fuerzas Armadas deben salvaguardar la unidad de España y el orden constitucional. Ambos han sido violados descarada y cínicamente, apelando a una hipotética paz y prosperidad, y no hay garantías de que ningún tribunal español logre parar esta locura. La belleza y juventud de Leonor no van a evitar que la próxima víctima de este régimen de tiranía encubierta sea la propia monarquía.

Javier Horno Gracia

1 ‘las franjas entre los sépalos muestran el color de los pétalos’

2 por brújula, ‘como asomándose’

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