El CGPJ, la derechita pardilla y la camarilla vendida

Pensábamos que lo habíamos visto todo, pues no. El PP y su camarilla mediática están celebrando como una victoria apabullante el nombramiento de una magistrada de Jueces para la Democracia como presidente del CGPJ. ¿Qué será entonces una derrota si esto es una impresionante victoria?

La nueva presidenta del CGPJ ha sido designada con los votos del sector conservador y el de dos vocales de Sumar, lo que en el relato popular es ahora un aval de la idoneidad de Isabel Perelló. Irónicamente, para vendernos el reparto a pachas de los 20 vocales del CGPJ nos dijeron que así se evitaba la mano de los socios del Sánchez en el CGPJ. Ahora resulta no sólo que Sumar tenía sus peones en el CGPJ, sino que la presidencia recae en la preferida de los peones de Sumar, pero hete aquí que supuestamente nos encontramos ante una gran victoria del sector conservador.

Pensar que una magistrada de Jueces y Juezas para la Democracia es una moderada o una imparcial es como pensar en la existencia de un podemita moderado o de un falangista imparcial. Jiménez Losantos ha llegado a decir, en su seguidismo real del PP, que no le importa si una magistrada es comunista si es decente (escribe un tochazo de 800 páginas sobre los horrores del comunismo para salirnos ahora con esto). Aunque el comunismo fuera una orden filantrópica, no puedes jugar un partido contra el Real Madrid con un árbitro del Real Madrid diciendo que no te importa que sea del Real Madrid si es decente. Podemos también entonces felicitarnos del nombramiento de Escrivá como gobernador del Banco de España, y anotarlo como una gran victoria de la derecha, porque al menos no han nombrado a Monedero. No es que sea imposible ganar nada bajo ese marco mental, es que es imposible vivir siquiera bajo ese marco mental.

Todo este delirio interpretativo que celebra como una victoria que la izquierda tenga capacidad de bloqueo y que la presidencia del CGPJ haya recaído en una magistrada de Jueces para la Democracia, deriva del hecho de que la camarilla mediática del PP nos vendió como una pequeña maravilla el acuerdo del PP y el PSOE para la renovación del CGPJ. Como entonces nos vendieron que era una maravilla de acuerdo, ahora que empiezan a aflorar las desastrosas consecuencias de ese acuerdo nos tienen que presentar también esas consecuencias como maravillosas. Lo que pasa es que para vendernos como maravillosa la presidencia de Isabel Perelló hay que militar en la rama más pura del Surrealismo. Claro, la dura alternativa es reconocer que el acuerdo con el PSOE fue un error y hasta ahí sí que no.

Una de las consecuencias de validar hoy a esta señora es que cuando mañana avale cualquier desmán de la izquierda la derecha popular carecerá de cualquier fuerza moral y argumental para impugnar ese desmán, porque la izquierda le recordará que no sólo avaló su nombramiento sino que lo celebró como una gran victoria.

Si Isabel Perelló fuera una magistrada independiente, todos los políticos de la cocina estarían descontentos. Si por el contrario todos los cocineros están contentos y todos celebran el nombramiento como una victoria, es que no es independiente y que alguien se está equivocando. Todos sabemos a quién se la han colado y quién se está equivocando.

Nombrar a esta señora como presidenta del CGPJ es sin embargo sólo la punta del iceberg. Recordemos que el acuerdo del PP supuso perder la mayoría conservadora del CGPJ y otorgar al sanchismo la capacidad de bloquear el nuevo CGPJ. De este modo, el último baluarte de la separación de poderes quedó rendido frente al sanchismo. A cambio la única contrapartida fue el compromiso de que, sin establecer plazo alguno (porque no se prevé nada si se supera sin consenso el plazo de 6 meses previsto), el nuevo CGPJ en el que la izquierda tiene capacidad de bloqueo redacte un estudio para la nueva fórmula de renovación del futuro CGPJ. Este estudio sin embargo será un mero documento informativo que tendrá que pasar al Parlamento, donde no tendrá carácter vinculante y donde la mayoría sanchista podrá aprobar la ley para la futura renovación del CGPJ que le de gana.

Ver a la derechita ingenua y a su camarilla mediática celebrando como una gran victoria el nombramiento de una magistrada de Jueces para la Democracia como presidenta del CGPJ es por tanto sólo un aperitivo. Es de temer que en lo tocante al CGPJ y al problema de la independencia de la Justicia vengan, como consecuencia de aquel pacto PP-PSOE, más y mayores motivos de tribulación, los cuales para el PP y su camarilla mediática, por su incapacidad de reconocer el error de partida, se convertirán en otros tantos motivos de dicha y celebración.

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