Las facultades mentales de Biden han acaparado, lógicamente, todo el debate electoral, y será así tanto como Biden siga siendo el candidato. Si no hay un recambio, la senilidad de Biden será el tema de campaña hasta el final. Si los demócratas ganan tras una campaña centrada en si su candidato está senil o no, será que habrían ganado incluso presentando una maceta con una planta muerta. Si de todos modos mantienen a Biden, el mejor asesor de campaña de Trump será el Partido Demócrata. No se puede hacer más para que gane Trump que mantener a Biden. Pero en circunstancias normales, sin embargo, no todo empezaría y acabaría por las facultades mentales de Biden y el foco de atención se centraría sobre alguno de los muchos y graves problemas que tienen los EUA.

Acusamos con frecuencia a Pedro Sánchez de tener las cuentas públicas totalmente desbarajustadas, y denunciamos que la relativa popularidad del PSOE, o al menos su “resiliencia” electoral, tiene mucho que ver con este desbarajuste, mantenido para evitar cualquier recorte de gasto o cualquier política impopular. Es más, mantenido para alimentar crecientes promesas de ayudas gubernamentales que brotan paralelas a los escándalos del gobierno. Señalamos asimismo a la inefable von der Leyen como culpable de no exigir al gobierno español que ajuste los números; pero claro, es que por un lado la precaria mayoría de von der Leyen casi depende más de la precaria mayoría de Sánchez y del apoyo de los socialistas europeos que a la inversa, y por otro lado y volviendo a Biden mal de muchos epidemia.

Las cifras de Sánchez son catastróficas, pero las cifras de Biden no son mejores que las de Sánchez. En buena parte esto es por lo que no se piden cuentas a Sánchez. Si se empieza a pedir cuentas a todo el mundo, no hay quien se salve. El mundo parece que funciona bien. La economía global crece. La economía española va como una moto. El caso es más bien que se parece a una piscina. Pero a una piscina cuyo nivel del agua crece aunque hay un agujero en el fondo. Lo que pasa es que el agua sube porque tenemos la piscina conectada a la piscina de la vecina, una alemana muy maja. El punto es, primero, que el nivel del agua de nuestra piscina es mentira, y segundo qué pasará cuando empiece a vaciarse el agua de la piscina de la vecina.

Volviendo a los EEUU y sus terribles cifras de déficit y deuda, lo que se evidencia al contemplarlas es que España no padece un mal particular sino uno generalizado. No somos un alcohólico solitario que se emborracha en su piso, sino que casi toda la sociedad de naciones es un enorme botellón. También se pone de manifiesto que nuestro problema con el déficit no es puntual, sino que somos adictos a los déficits y los hemos convertidoe en un problema estructural. La cuestión es que cuando llegaron otros inviernos la despensa de las hormigas nos salvó. Cuando llegue el próximo invierno sólo encontraremos por tanto despensas vacías, ahora que todos somos cigarras y ya no quedan hormigas.