Menos menas para Cataluña, más menas para Navarra

Las paradojas del pacto con Junts

Junts ha pedido que Cataluña sea una excepción entre las comunidades autónomas que tendrán que asumir obligatoriamente el reparto de menores extranjeros no acompañados, pactado por el Gobierno central y canario para aliviar la congestión en el archipiélago. Junts exige el reconocimiento de esta excepcionalidad mediante una disposición adicional en la modificación del artículo 35 de la ley de extranjería. Junts justifica esta exigencia en el hecho de que próximamente la Generalitat «asumirá la competencia de inmigración», según pactó el PSOE con Junts en enero para evitar la derrota parlamentaria del llamado decreto “omnibus” de medidas anticrisis. Ese fue efectivamente el precio que Sánchez pagó a Junts para volver a capear una vez más la precariedad de su mayoría parlamentaria y poder seguir un poco más en Moncloa.

La noticia resulta jugosa por varios conceptos. En primer lugar por la necesidad de aliviar la congestión migratoria en Canarias. O sea, que por lo visto esto de recibir oleadas masivas de inmigrantes es un problema y no una bendición. No son los demás los que exigen a Canarias que reparta a los inmigrantes en vez de monopolizar egoístamente esa bendición, sino que es Canarias la que suplica a los demás que le ayuden acogiendo a esos inmigrantes. El problema de Canarias no es precisamente que el resto de comunidades se estén peleando por quitarle a los ilegales de las manos, sino a ver a quién se los puede encajar. En este sentido tampoco Cataluña rechaza acoger más menas renunciando a un valioso maná en favor del resto de comunidades, sino porque en absoluto considera esta llegada masiva y descontrolada de inmigrantes ilegales como un maná. Si cuando algunos hablan de la inmigración masiva como una bendición después sus actos no se corresponden con sus palabras, quitémonos las caretas ya.

La noticia también resulta jugosa porque Junts es una formación fundamental en el ilustre “bloque de progreso”. Sin Junts el bloque de progreso se queda en minoría y Sánchez puede perder la Moncloa. Junts ayuda a frenar el avance de la extrema, extrema, extrema derecha. Junts está por consiguiente en el lado correcto del muro. Pero si resulta que Junts exige una política de cierre de fronteras a la inmigración en Cataluña y el sanchismo lo acepta, o bien significa que el “bloque de progreso” abraza el discurso de la extrema, extrema, extrema derecha, o bien significa que habrá que admitir que ese discurso no convierte al que lo sostiene en extrema derecha. O Junts es también extrema derecha, o VOX no es extrema derecha. Lo que no puede pasar es que diciendo lo mismo sean cosas distintas.

Cuando Junts pactó con el PSOE la competencia de la Generalidad sobre inmigración, Sánchez se defendió alegando que según la Constitución es el estado quien tiene la competencia final sobre inmigración para poder expulsar inmigrantes. O sea, que Cataluña no iba a poder expulsar de España a inmigrantes. Lo que no dijo y ahora se comprueba es que efectivamente Cataluña no puede expulsar de España a ningún inmigrante, esa es una competencia del estado, pero sí puede exigir ser excluida del reparto de todos los inmigrantes que llegan en patera al resto de España. Este es el punto en el que estamos.

La conclusión lógica de todo lo anterior, que ya temíamos desde el acuerdo de enero, es que si Cataluña queda excluida del reparto de inmigrantes que llegan a las costas, entonces al resto le toca cargar con la acogida de más inmigrantes. Menos inmigrantes para Cataluña, más inmigrantes para Navarra. Y de esto, ¿es consciente la población navarra? ¿Tiene alguna cosa que decir al respecto el Gobierno de Navarra? Si es una bendición acoger inmigrantes al margen de su control o su cantidad, ¿por qué no pedimos acogerlos nosotros a todos? ¿Nos pondrían alguna pega los demás si realizáramos semejante petición? La inmigración no es una maldición, pero tampoco es una bendición. Como todo es una cuestión de medida. La izquierda llama racistas o xenófobos a los demás por no mirarse ella misma en el espejo y ver a una hipócrita. Lo malo es que tenemos un problema que no podemos afrontar porque la izquierda no puede reconocer la existencia del problema sin reconocer al mismo tiempo que los demás no son xenófobos ni racistas o que ella es hipócrita. Por lo demás es una evidencia que si Cataluña acoge menos inmigrantes el resto tocamos a más. Por saberlo, sin más.

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