«Etiam si omnes, ego non», o sea «aunque todos sí, yo no». Es una máxima latina, pero no es sólo una estupenda máxima latina. De hecho podría ser un lema nuestro, pero es la frase en la que se inspira la plataforma Ego non, una asociación civil formada por personas que se niegan a aceptar la normalización del terrorismo de ETA y la impunidad con la que se pretende tratar a sus miembros. Alzan su voz, según explican en su web, para romper el silencio, defender la memoria de las víctimas y construir un futuro en paz.
“Somos ciudadanos vascos y navarros que no apartan la vista ante lo que ocurre en su comunidad y que mantienen la mirada a quienes siguen empeñados en hacer del mal una virtud”, explican los miembros de la plataforma. Denuncian vivir en lugares marcados por el terrorismo de ETA y por la complicidad de muchos en ese terror. Señalan que ETA fue derrotada, pero también de que los efectos de tantos años de asesinatos y amenazas aún siguen vigentes. De que la vida política en el País Vasco no es igual para todos. De que la izquierda abertzale aún mantiene intacta su vocación de controlar quién puede hacer política en el País Vasco o Navarra y quién no. Y sobre todo que no se ha eliminado el culto al terrorista.
La izquierda abertzale, argumentan, habla de paz y convivencia mientras anima a boicotear actos políticos y cívicos legítimos y mientras recibe con honores a terroristas de ETA. Las calles son periódicamente decoradas con fotos de terroristas fallecidos o en prisión. Nuestro espacio político y público está ocupado por adoradores de asesinos. Y la reacción a esto es la indiferencia, la normalidad y el silencio.
No es normal, aseguran, recibir con fuegos artificiales a quienes han asesinado a otros ciudadanos por motivos políticos. No es normal que cada poco tiempo veamos actos públicos de celebración, homenaje o recibimiento a alguien que decidió asesinar, amenazar o agredir a otras personas por motivos políticos. No es normal, aunque buena parte de los ciudadanos vascos o navarros no quiera saber nada del asunto, contemplando con indiferencia esta enfermedad moral en su tierra.
El citado lema escogido por esta plataforma, “aunque todos sí, yo no”, es todo un diagnóstico de esta sociedad además de una declaración de firmeza en los propios principios. En realidad es muy triste que en una sociedad “todos” sean quienes aprueban o normalizan a ETA y que en muchos lugares tenga que ser uno frente a la masa, frente al blanqueamiento y frente al falso relato el que casi heroicamente diga “yo no”. Cuánta dignidad frente a tanta desolación moral.