Hay muchas razones por las que la bajada de calificación del rating de solvencia de España es un desastre. No tiene sentido discutir ahora ni la justicia de la medida ni la incompetencia o la honestidad de las agencias de calificación de riesgo. Independientemente de estas cuestiones el hecho es que la bajada del rating tiene unos efectos. La experiencia, por otra parte, muestra que si de algo pecan las agencias de rating suele ser de un injustificado optimismo. En cualquier caso, la rebaja de calificación supone señalar la deuda de un país ante los mercados internacionales como merecedora de un nivel superior de riesgo. Esto significa que este país, para pedir un crédito, tendrá que ofrecer unos intereses más elevados que los de un país con menos riesgo.
La deuda es letal.
En los últimos tiempos, como hemos venido advirtiendo, el mercado ha venido manifestando su percepción del deterioro de la situación económica española aumentando la diferencia (el “spread”) entre lo que le cuesta financiar su deuda a Alemania y lo que le cuesta a España. De este modo, un bono alemán a 10 años se vendía ayer con una rentabilidad del 2,99%. Para vender un bono español a 10 años, había que subir la rentabilidad hasta el 4,05%.
Traducido a números.
El año pasado, el estado español tuvo que financiar sus alegres gastos emitiendo deuda por valor de 116.881 millones de euros. Simplificando, podríamos decir que los intereses de esa deuda, si fuera alemana, serían 3.494 millones de euros. Al tratarse de deuda española, los intereses serían 4.733 millones de euros. Tratándose de bonos a 10 años, eso supondría que España tendría que pagar 12.340 millones de euros más que Alemania por la emisión de esos bonos. Este es el tipo de desastre al que todo el mundo se refiere hoy cuando se lamenta de la rebaja de la calificación del rating de España. Mención especial al mes de julio, en el que España tendrá tiene que colocar deuda pública en los mercados por valor de 25.000 millones de euros.
La gran digestión.
El riesgo país, además, no sólo afecta al estado sino a la descomunal deuda privada española y a todas las empresas españolas que, por si ya no tuvieran suficientes problemas de financiación y competitividad, tendrán que afrontar además el pago de unos intereses muy superiores a los de, por ejemplo, sus competidoras alemanas. Para que se hagan una idea, sólo la deuda externa de España (pública y privada) supera el 170% del PIB, y el conjunto de toda nuestra deuda supera el 500%. No somos un caso único porque la burbuja de crédito ha sido global, pero en conjunto tenemos uno de los peores cuadros. Quizá resultaría exagerado afirmar que nuestra situación es dramática aunque haya situaciones dramáticas, pero esto significa que en el futuro próximo, básicamente, nos vamos a dedicar a pagar todo lo que nos hemos gastado de más en el pasado. Naturalmente aún contamos con que seremos capaces de pagarlo.
Un comentario
Ya han bajado el rating de Navarra a AA+.
En el Gato al agua lo adelantaba Yolanda Barcina y lo esperábamos muchos. Esto empeora.