Este domingo 12 de mayo, los catalanes han sido convocados a las urnas, con el objeto de renovar la composición de su cámara parlamentaria regional, de la cual debe de salir el nuevo gobierno de la Generalidad de Cataluña (los últimos comicios tuvieron lugar en 2021).
Los comicios no han resultado en una gran participación con respecto a los comicios de 2017 y de 2021 (los últimos se desarrollaron bajo distintas restricciones político-sanitarias a consecuencia de la pandemia ocasionada por el «virus chino», por el COVID-19). De hecho, ha habido una considerable caída en las zonas sociológicamente más independentistas.
Ahora bien, con casi todo el voto escrutado, pongámonos a hablar de los resultados. Se expondrá un gráfico de hemiciclo, con la distribución de escaños, a continuación:
El bloque nacional-catalanista pierde la mayoría absoluta por primera vez, en tiempos recientes. Ahora bien, eso no quiere decir, ni de lejos, que se haya instalado una panacea sobre las llamadas «cortes catalanas». Otra cosa es que haya patrones interesantes en el escrutinio.
Es cierto que la subida de Junts, la opción menos izquierdista del prusés, la liderada por el prófugo Carles Puigdemont, no ha sido muy significativa. Es cierto que los filoterroristas de las CUP pierden relevancia y que los herederos de Lluis Companys se han metido un considerable batacazo.
Pero que un partido anti-español como el PSOE haya sido visto como «voto útil» de catalanistas de izquierdas y de inmigrantes abducidos por el Bienestar del Estado o reacios a integrarse en la sociedad catalana no es, para nada, una cuestión de recibo. Y sí, recordemos que ya en sí el PSOE perpetuaría la decadencia económica.
De todos modos, quiero centrarme en un patrón más interesante, que no ha logrado ser contrarrestado ni por las intimidaciones del establishment ni por las trampas del «voto útil» en la derecha sociológica española. Me refiero a la mejora electoral de las opciones anti-inmigración y anti-islamistas (también defensoras de Israel frente a Hamas).
Pese a que algunas optimistas expectativas de ciertos sondeos no se hayan alcanzado, no ha habido un patrón que nos permita hablar de fracaso o traspiés en las formaciones políticas VOX y Alianza Catalana, opciones de derechas que comparten la gran preocupación por la islamización, el caos multicultural y la delincuencia general que asedian a la región.
El «sorpasso» pepero (algo inexplicable dadas las renuncias de batalla) solo le ha restado a VOX la posibilidad de mejorar su representación por Barcelona (tal y como se apreciaba en algunas fases iniciales del escrutinio). Por lo demás, ambos han coexistido representativamente, al final, en el resto de circunscripciones provinciales.
Como tal, la subida del PP no le ha dado mordidas como tal a VOX. Este partido supera los 185.000 votos, lo cual es una cifra que supera, tanto ahora como en 2021, a lo que, por separado, CUP y SUMAR/PODEMOS obtuvieron (e incluso el aún no tan debilitado C’s, que ha propiciado la subida del PP). También una ligera mejora de puntos se da.
Ergo, se mantiene con considerable mejora la formación de Garriga y Abascal. De hecho, recordemos que no es lo mismo hablar de Murcia, Valladolid y Valencia que de regiones más complejas en lo político, debido al nacionalismo antihispánico y a la izquierdización sociológica.
Eso sí, por el lado catalanista, pese al descalabro, hay que fijarse en una formación cuyo principal motivo de voto responde a una serie de problemas que solo abordaba un partido al que, por tema identitario y nacionalista, algunos no podían votar.
Els carrers que havien de ser sempre nostres, ja no ho són.
Els traficants, els lladres, els ocupes, les bandes llatines i els vels islàmics s'han apoderat de la nostra terra.
És hora de reconquerir Catalunya!
Aquest 12M, vota ALIANÇA CATALANApic.twitter.com/m0Fp70wY4G
— Sílvia Orriols (@orriolsderipoll) May 8, 2024
El partido Alianza Catalana, liderado por Silvia Orriols, alcaldesa del municipio gerundense de Ripoll, no solo ha mejorado en el pueblo de nacimiento con respecto a los comicios municipales de mayo de 2023. Ha conseguido cierta notoriedad electoral fuera de Gerona; concretamente, acariciando ocasionalmente el escaño barcelonés y obteniendo otro en Lérida.
Esta formación ha sido la segunda más votada en su cuna y feudo, que es la comarca del Ripollés (con un 24’93% del total de votos, aproximadamente). De hecho, ha ganado relativamente no solo en Ripoll, sino en Campdevanol y en Las Llosas (como lista con mayor respaldo).
De hecho, a nivel regional, esta formación se ha quedado en torno a los 118.000 votos, quedándose a menos de un punto de las filoterroristas y comunistoides CUP. Esto es un hito ya que el independentismo catalán está bastante corrompido en general, aparte de haber sido un responsable notorio del alto riesgo de islamización en Cataluña.
Ergo, puede que no sea muy optimista celebrar que el voto anti-inmigración y anti-islamista haya superado el unidígito porcentual entero en Cataluña. Pero que se dé cierta progresión en una sociedad bastante adormecida es más que un hito.
Sin olvidar la retroalimentación de soporte que brinda la capa social (dentro de una estrategia bottom-up que nos lleve a operar en la calle, la academia, la empresa y la red de redes), convendrá que haya más de una fuerza política que analice con mayor precisión problemas de alta relevancia como la inmigración, el islamismo y la okupación.
Cataluña es la región con mayor porcentaje de población musulmana en España (+6%) y con el mayor número de mezquitas oratorio (292) pic.twitter.com/ZqEU7LEL2H
— VOX Noticias 🇪🇸 (@voxnoticias_es) August 18, 2017
Todo es consecuencia de una ingeniería social catalanista «convergente» que pretendía priorizar una inmigración que desconociese el español y se pudiera ver más obligada a aprender el catalán (los hispanoamericanos pueden defenderse adecuadamente en español y entender sin mucha dificultad algo de catalán).
Cataluña es, así, una de las regiones españolas con mayor porcentaje de musulmanes y mayor tasa de radicalización yihadista (no solo en relación al atentado de 2017 en Las Ramblas de Barcelona). Supera no solo a Madrid sino a Andalucía, que es la región más poblada de España así como un territorio mucho más próximo a Marruecos.
Cataluña es líder en escenarios de ocupación ilegal de domicilios privados (recordemos, de hecho, que la anterior alcaldesa de la Ciudad Condal era una líder del movimiento «okupa»). Eso sí, según el Ministerio del Interior, casi el sesenta por ciento de estos actos delictivos son cometidos por extranjeros.
Las agresiones sexuales se han disparado, en un 50%, en el Área Metropolitana de Barcelona. Así lo señalan las autoridades policiales. Curiosamente, un patrón muy común en territorios que, en 2015 y 2016 acogieron a los llamados «refugiados» (es el caso de Alemania y de Austria).
Cataluña es la región española con mayor número de reclusos extranjeros. Pero es que, aparte de ello, resulta que de las 37.168 detenciones realizadas en 2022 y 2023, sólo 8.072 fueron realizadas a españoles (digamos que 1 de cada 4 barceloneses tienen nacionalidad foránea). Además, la Guardia Urbana ya ponía en 2022 el foco en los MENAS.
Una prueba considerable de que no toda la inmigración es igual es el contraste con Madrid. Es cierto que hay problemas con los jovenlandeses y que estos causan bastantes problemas en ciertos barrios, pero el grueso de la inmigración extracomunitaria madrileña es hispanoamericana.
Ciertamente hay problemas con las bandas latinas, pero no hemos de olvidar que la mayoría de hispanoamericanos no solo son menos proclives al voto de rehén de la izquierda, sino que comparten la cultura occidental y se adaptan de manera bastante ejemplar en la sociedad, en la mayoría de casos. Tampoco es problemática la diáspora china.
Así pues, la multiculturalidad que también está destruyendo países como Francia, Bélgica, Reino Unido y Suecia también ha hecho que grandes metrópolis como Barcelona se conviertan en estercoleros delictivos, que pierden atractivo turístico nacional e internacional.
Barcelona es la ciudad más peligrosa e insegura de España. Además, su ecosistema económico es líder en impuestos autonómicos y otras trabas de las que no se tiene que «sufrir» en Madrid. La inseguridad también ha alimentado la competitividad pujante de otras urbes mediterráneas como Málaga y, en cierta medida, Valencia.
Con lo cual, es de celebrar que, salvando diferencias territoriales, mejore la proporción de catalanes que quieren una respuesta política a la inseguridad multicultural y al problema del islamismo. Se debe de criticar el efecto llamada del Bienestar del Estado, aparte de advertir del descontrol fronterizo y el secularismo selectivo.