El parlamento de la UE ha aprobado una declaración, no vinculante, instando a los países miembros a convertir el aborto en un derecho fundamental, siguiendo la estela de Francia que lo ha convertido en un derecho reconocido en su Constitución.
El PE defiende el derecho de las mujeres a decidir sobre su salud sexual y reproductivahttps://t.co/OuBrAhjOGG
— Catedra Jean Monnet Umh (@JeanMonnetUmh) April 11, 2024
La declaración ha sido aprobada por 336 votos a favor, 163 en contra y 39 abstenciones, lo que refleja bastante bien una serie de problemas fundamentales. Pese a que en teoría la izquierda no tiene una mayoría clara en el parlamento europeo, el aborto es apoyado por una clara mayoría de los eurodiputados. El aborto es uno de tantos temas, lo que pasa es que es uno especialmente grave, en el que el discurso de la izquierda es abrazado también por buena parte de la derecha. El discurso de la izquierda se convierte de este modo en hegemónico y los planteamientos de la izquierda se blindan incluso ante los cambios de gobierno porque, mande quien mande, cuestiones como el aborto no se tocan. De hecho el catálogo de planteamientos de la izquierda que no se pueden tocar aunque gobierne la derecha cada vez es más amplio. Obviamente de esto buena parte de la culpa la tiene la propia derecha, pero a que las políticas de la izquierda sean intocables aunque cambien los gobiernos no parece demasiado exagerado llamarlo dictadura encubierta. O por lo menos pensamiento dominante no cuestionable.
Francia: la traición definitiva de Marine Le Pen y de su partido a la defensa de la vida.https://t.co/TN1q0pfWrh
Le Pen ha votado a favor de introducir el aborto en la Constitución Francesa. Una rendición en toda regla ante el dogma ideológico más aberrante de la izquierda.— Elentir 🇪🇸🇵🇱🇺🇦🇮🇱 (@elentirvigo) February 1, 2024
Para descalificar a quienes se han opuesto a considerar el aborto como un derecho fundamental, se les está intentando identificar como la extrema derecha. La idea es que sólo se opuso al aborto una parte de la derecha y la extrema derecha. La verdad, por el contrario, es que apoyó el aborto la extrema izquierda y una parte de la extrema derecha. Y aunque utilicemos estos términos para entendernos y manejarnos, lo cierto es que la defensa de la vida no debería ser cuestión de izquierdas ni de derechas, aunque el hecho sea que la izquierda defiende en bloque el aborto. En el caso de la votación de ayer y por lo que se refiere a España votaron en contra el PP, VOX y un par de eurodiputados de Ciudadanos.
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Merece la pena detenerse un momento en alguna de las consideraciones de la declaración aprobada, según la cual el aborto no sólo es un derecho sino uno fundamental. Además se exhorta a los países miembros a despenalizar plenamente el aborto y dejar sin financiación a toda organización que luche contra la igualdad y los derechos de las mujeres, entendiendo como tal toda aquella que se oponga al aborto. También exige abundar en una educación sexual y afectiva generalizada desde la infancia y desde todas las instituciones que adoctrine en las bondades del aborto así como en su incuestionabilidad.
Quién votó qué en el Parlamento Europeo sobre el aborto como derecho fundamental en Europa.
Los diputados de PP y Vox rechazaron en bloque la propuesta, que salió aprobada con 336 votos a favor, 163 en contra y 39 abstenciones.
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— Benita dos Carallos (@criaturina) April 11, 2024
Todo lo anterior no debemos dejarlo pasar desapercibido porque implica no sólo sacralizar el aborto, sino empezar a perseguir a quien lo cuestione. Para empezar exigiendo el apoyo al aborto para poder obtener una financiación pública. Tampoco resulta aceptable esa manipulación del lenguaje en virtud de la cual oponerse al aborto es oponerse a la igualdad de la mujer o a la salud sexual y reproductiva de la mujer. Lo que existe el derecho a la vida, no el derecho a matar. Abortar no es ejercer el derecho a ser o no ser madre, porque una mujer que ya está embaraza ya es madre. Lo que decide una mujer al abortar ya no es si ser madre o no, sino si matar a su hijo o no. Y por supuesto defender el derecho a la vida de los niños no nacidos incluye la defensa del derecho a la vida de las niñas no nacidas. La mitad de las víctimas del aborto son niñas. Cuando además el parlamento europeo habla de despenalizar plenamente el aborto cabría preguntarse si es que se pretende abrir la puerta a poder matar a un niño hasta los 9 meses de embarazo, u obligar a abortar a una mujer por razones de sostenibilidad o superpoblación. ¿Qué es despenalizar completamente el aborto? Al parlamento europeo tampoco le gusta la objeción de conciencia y que haya gente poco dispuesta a practicar abortos. En definitiva se nos está planteando como defensa de un derecho todo un catálogo de medidas coactivas y represoras que giran alrededor del inaceptable derecho a matar por indeseado a un niño.
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Naturalmente la declaración incluye también referencias y amenazas a países como Polonia o Malta, por no ser sus legislaciones lo bastante abortistas. Da la impresión de que pueden esperar sentados (sirva como aperitivo la Comisión de Venecia) todos los que piensan que Europa frenará tal o cual atropello del sanchismo o de los golpistas a la legalidad o a los principios democráticos, o que Europa colaborará en la persecución de políticos españoles fugados de la justicia. La Unión Europea no mueve un dedo mientras no se toque el aborto o la Agenda 2030, valga la redundancia. Habría que salvar a la Unión Europea de sus demonios antes de pretender que la Unión Europea nos salve de los nuestros.
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Un comentario
Si señores. Todo es uno. La legalización del aborto, la agenda 2030 y la izquierda. Aunque muchos izquierdistas no lo sepan, y vivan en babia, creyendo que defienden otros planteamientos.
La UE es un invento para llegar a las metas del programa 2030 que incluye, además de la esclavización de la población mundial bajo una «elite» internacionalista, supercapitalista y atea, formada por media docena de personas y sus chiringuitos, la reducción drástica de la población mundial, para cuyo logro, el aborto es vital.
Sospecho que en la cumbre de esa «elite» se sienta el Diablo.