Lo que hay que demoler antes que Los Caídos, a lo mejor, son las siglas de los partidos de la Guerra Civil

Joseba Santamaría quiere derribar el Monumento a los Caídos de Pamplona. No es la primera personalidad político-mediática que se expresa en términos semejantes en los últimos tiempos. De hecho parece una consecuencia lógica de la llegada de Bildu a la alcaldía. A fin de cuentas, tras todos los pasos anteriores, ¿cuál puede ser el paso siguiente de Bildu? ¿Cómo se puede seguir subiendo la puja?

El director del Noticias asegura que hace un tiempo se encontraba entre los que dudaban si derribar o no el edificio, pero que ahora lo tiene claro, que es un incumplimiento de la legalidad, que es una humillación a las víctimas del franquismo, una exaltación de los verdugos, que no hay manera de resignificar eso, que además es un mamotreto espantoso y que, por tanto, no cabe otra opción que tirarlo abajo. Curiosamente ninguna de estas razones introduce argumentos novedosos, por lo que no se entiende cómo es que antes era dudoso. A lo mejor es que es dudoso que era dudoso. Cuesta imaginar a Joseba Santamaría como un elemento de moderación en su ámbito. Un ámbito en el que el más popular es el que tira la azada más lejos.

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El problema con la memoria histórica es que los republicanos no eran más demócratas que los franquistas. Esto no es un hecho discutible. Ahí están la hemeroteca y los discursos de los propios líderes de la izquierda republicana. Su referente político era la Rusia de Stalin y su modelo social la dictadura del proletariado, cosas abiertamente declaradas por ellos mismos. Además tenían la manía de la persecución religiosa por lo que media España, si no más, salió a enfrentarse con ellos en defensa de su vida, de la nación y de la religión. La elección en 1936 no era entre democracia o dictadura, sino entre el color de la dictadura. A lo que asistimos en las últimas décadas no es a un blanqueamiento del franquismo, cuyos crímenes en contra de lo que dice Santamaría condena toda el mundo, o cuya naturaleza autoritaria nadie niega, sino a un blanqueamiento de la izquierda, como si frente al franquismo hubiera defendido la libertad en vez de una dictadura alternativa de signo contrario, o como si la misma represión que hubo en Navarra no la hubiera habido en las retaguardias republicanas. Si al final las cifras de la represión franquista son mayores es sólo porque los franquistas ganaron la guerra y, aparte de gobernar 35 años, controlaron todo el territorio mientras que los republicanos nunca pudieron extender su represión a más de la mitad del territorio y sólo durante 3 años o menos según las zonas.

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Señalado todo lo anterior, antes que demoler el Monumento a los Caídos habría según esa lógica que demoler las siglas de todos los partidos de la izquierda. ¿Cómo puede decir alguien que los Caídos es un símbolo que exalta a los verdugos o que humilla a las víctimas mientras se cobija bajo las siglas del PSOE, del PCE, de ERC, del PNV o de Bildu? Todas esas siglas son tan monumento a la represión, al golpismo y a la violencia política como el Monumento a los Caídos.  O mucho más. A fin de cuentas en el caso de Los Caídos estamos hablando de tumbas y de muertos y de no dejar en paz a los fallecidos del vecino. ¿En qué lugar o momento enredar las tumbas de los demás ayudó en algo a la reconciliación y la convivencia? ¿Qué credibilidad tienen quienes hablan de concordia y reconciliación con la boca espumeante y los ojos inyectados en sangre? ¿Qué mensaje envía a la sociedad la foto de un presidente rodeado de las calaveras de quienes lucharon contra dictadura del proletariado que propugnaba su partido? ¿Alguien cree que estamos más reconciliados que hace 20 años y que vamos a estar más reconciliados dentro de 5 años siguiendo por este camino?

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