La legión de los incapaces

La verdad es que Sánchez no decepciona. No es fácil conformar un gobierno de personajes tan mediocres, cuya cualificación es sustituida por su sectarismo. Dice el propio PSOE que se trata de un gobierno de alto perfil político, para una legislatura que vendrá marcada por la política. Eso de tener un alto perfil político es nada con humo. En ausencia de toda otra cualidad se dice de alguien que tiene un alto perfil político. No tiene estudios, no tiene preparación, no tiene experiencia… pues dí que tiene perfil político. Tener perfil político es ser capaz de repetir los mantras del partido como un lorito. Los ministros, consejeros y cargos diversos con un alto perfil político se caracterizan usualmente por que el sueldo que van a cobrar en el cargo ni lo han cobrado antes del cargo  ni lo volverán a cobrar después de ocuparlo, salvo alguna puerta giratoria o corruptela de por medio.

Naturalmente cuando en un gobierno sus integrantes presentan un alto perfil político y un bajo perfil técnico se garantiza la chapuza y la baja calidad técnica del trabajo de todos los ministerios, la ley sueltavioladores del “solosiesí” es buena prueba de ello. Pones a pilotar, a operar o a construir puentes a una persona que no sabe hacerlo y todo el mundo asume que el resultado será catastrófico. Por alguna extraña razón, asumimos con una cierta normalidad que los altos cargos políticos, aunque gestionen presupuestos de miles y miles de millones de euros, que además salen de nuestros bolsillos, no necesitan ninguna cualificación especial para hacerlo.

La práctica totalidad de los nuevos ministros de Sánchez son una ensalada de exigencias impuestas por los diversos y crecientes tipos de cuotas. Cuotas de partido, cuotas de género, cuotas étnicas, cuotas territoriales. ¿Hay alguien que esté por sus méritos?

Solemos repetir que al frente de los países solventes siempre suele haber personas solventes y que al frente de países de chichinabo siempre suele haber dirigentes bananeros. No es casualidad. Si al frente de un país de chichinabo empiezas a poner gente solvente, el país empieza a prosperar. Si al frente de un país solvente empiezas a poner dirigentes bananeros, acabas teniendo un país bananero.  Si un país no tiene altura, necesita un gobierno de altura. A lo mejor una potencia se puede permitir el lujo de dejar el gobierno en manos de unas nulidades por una temporada, pero ese es un lujo que nosotros no podemos permitirnos. A la vista de las eminencias que conforman el nuevo ejecutivo, casi todas ellas imponentes muestras del torrentismo de izquierdas que nos aqueja, queda bastante claro lo que a España le espera y las fosas abisales a las que podemos descender en este nuevo mandarinato sanchista.

Prácticamente no hay un ministro que no sea para echarse las manos a la cabeza. El que no se niega a condenar a Hamás es un fervoroso admirador de Chávez y Castro. El tope intelectual de algunos miembros del ejecutivo parece la capacidad de montar un mueble del Ikea sin ayuda. En algunos casos hasta eso parece dudoso. ¿Puede haber gente inteligente y cualificada que a estas alturas del siglo XXI siga defendiendo a Lenin, a Chávez o a Castro? ¿Se imaginan un gobierno de derechas plagado de ministros que exaltaran a Pinochet, a Hitler y a Franco? Esta gente que tenemos en el gobierno no es el equivalente por la izquierda de Abascal o de Iván Espinosa, es el equivalente de Isabel Peralta.

Desde luego el extremismo es una grave amenaza en España, pero por parte de la izquierda. Y no es el gobierno el que va a frenar esa amenaza extremista, sino el que va a ejecutarla. ¿Cómo van a defender los derechos y las libertades de quienes no piensan como ellos personas cuyos referentes son los regímenes cubano o venezolano? No resulta demasiado tranquilizador que traten de convencernos de que la democracia española no está en peligro unos personajes que admiran a Chávez o a Castro. Tampoco nos extrañemos de que las alianzas naturales de unos admiradores de Chávez o Castro sean Otegi, Txapote o el carnicero de Milwakee.

Obviamente en el mejor gobierno del mundo puede haber un negro, un gallego, un gay, siete mujeres, dos hombres, un piscis y tres pelirrojos. Lo que no puede suceder es que alguien esté en el gobierno sólo por ser negro, por ser gallego, por ser gay, por ser mujer, por ser piscis, por ser hombre o por ser pelirrojo. No es por odio a los pelirrojos, es que no queremos que alguien deje a cientos de agresores sexuales en la calle porque fue elegido para el cargo por pelirrojo o por ser el marido de la vicepresidenta, en vez de por sus conocimientos y su experiencia en el ámbito del derecho.

Por lo menos de momento hemos evitado tener que padecer en el gobierno a Carla Antonelli o a Ada Colau, como en algún momento se temió. Que no pierdan la esperanza, tal vez puedan entrar en el gabinete en la próxima crisis de gobierno. Sobre todo cuando el criterio es que cada vez el gobierno tenga más miembros en vez de mejores miembros.

La conformación de gobierno es una declaración de principios. Lo que declara al mundo el nuevo gobierno de Sánchez es el desprecio del PSOE por la educación y la formación. Difícilmente se puede enviar a los españoles el mensaje de lo importante que es la cultura, la educación, la formación, la experiencia y la excelencia desde un gobierno en el que los méritos son la cantidad de exabruptos que se pueden lanzar desde una tertulia televisiva, una tribuna o una cuenta de Twitter. Ser ministro de España debería ser un honor y una responsabilidad sólo al alcance de los mejores. Las pruebas para ser ministro no deberían ser menores que para ser GEO. En este gobierno no hay nadie que haya llegado al consejo de ministros tras haber triunfado en el ámbito privado. Las personas que incluyes en tu ejecutivo dan la medida de ti mismo, de lo que quieres para España y del concepto que tienes de tu propio gobierno.

X

Compartir este artículo

4 respuestas

  1. Un articulo bien incisivo,con una gran carga de profundidad ,aliñado con las dosis adecuadas de sutileza,gracia e ironía.Puede que los «loritos» woke(yo diría posesos)se deprimieran si fueran capaces de verse en el espejo.
    Sugiero,por otra parte, que se profundice en el número,clase,entidad y denominacion de los excesivos,exhorbitantes, superfluos y estramboticos Ministerios.Son el paroxismo de la febril y perturbada imaginación burocratica.
    Descuentense del organigrama ministerial los Departamentos incidentes sobre competencias exclusivas autonomicas,los carentes de cualquier cometido sustancial y los que simplemente son pulpitos «woke» y reduciriamos la mesa gubernamental a algo menos de la mitad de sus actuales sillones.

  2. L diferencia entre el PIB de España con respecto a la media europea en 1978 es menor que la diferencia actual, sí, el régimen del 78 es un fracaso por mucha democracia que nos hayamos dado.

    Solo hay algo común entre los ministros comunistas…todos son hijos de papa, educados en colegios privados de alto coste

  • Navarra Confidencial no se responsabiliza ni comparte necesariamente las ideas o manifestaciones depositadas en las opiniones por sus lectores. Cada usuario es único responsable de sus comentarios
  • Los comentarios serán bienvenidos mientras no atenten contra el derecho al honor e intimidad de terceros, puedan resultar injuriosos o calumniadores ,infrinjan cualquier normativa o derecho de terceros , empresa, institución o colectivo, revelen información privada de los mismos, incluyan publicidad comercial o autopromoción y contengan contenidos de mal gusto.
  • Se procurará evitar en lo posible los comentarios no acordes a la temática publicada
  • Navarra Confidencial se reserva el derecho de eliminarlos

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Navarra Confidencial
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@navarraconfidencial.com.
Logo_Positivo.webp
Logo_Positivo.webp

Suscríbete a nuestro boletín