Recién impuestos los pinganillos en el Congreso, Aitor Esteban (PNV) le soltaba en el debate fallido de investidura una perorata a Feijóo respecto al hecho nacional vasco y el euskera como fundamento del mismo. Naturalmente se la soltaba en español, mientras el dinero del contribuyente se evaporaba, los traductores bostezaban y los pinganillos languidecían en el cajón.
Aitor Esteban: "Hay una nación vasca, consciente de sí misma y que quiere seguir existiendo. Los vascos tenemos un idioma propio y no proviene del latín. No está emparentado con ningún otro idioma. Es la lengua más antigua de Europa. Somos una nación, ya lo creo que lo somos" pic.twitter.com/BdIo7Mfhwn
— El HuffPost (@ElHuffPost) September 27, 2023
La impostura de los pinganillos es sin embargo lo menor en esta cuestión, porque para empezar resulta que Aitor Esteban no es Aitor, sino Luis Aitor. El Luis ha ido desapareciendo convenientemente de la escala sabiniana conforme ascendía Aitor. Que por cierto, Sabino Arana se hubiera horrorizado de que el hecho nacional vasco se fundamentara en la lengua en vez de en la raza. No es una suposición, es lo que el propio Arana escribió, aunque en aquel entonces el racismo no gozaba de la mala prensa actual porque aún no había perdido la Segunda Guerra Mundial.
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“…para nosotros sería la ruina que el que los maketos residentes en nuestro territorio hablasen euskera. ¿Por qué? Porque la pureza de raza es, como la lengua, uno de los fundamentos del lema bizkaíno, y mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable; la raza, en cambio, no puede resucitarse una vez perdida… Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas”.
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Resulta irónico, pero desde el punto de vista del fundador del PNV su portavoz en el Congreso, Luis Aitor, sería un auténtico engendro, un inaceptable cruce entre una soriana y un vasco. A Luis Aitor Esteban Bravo le quitas el Aitor y le faltan apellidos vascos por todos los costados. Pero es que a su vez Aitor es un nombre inventado en 1845, por lo que Aitor Esteban es la refutación encarnada de su propio discurso. Si algo representa el PNV en el Congreso no por lo que dice, sino por lo que es, sería el mestizaje de lo vasco. Para ser nacionalista vasco y separatista, Aitor Esteban tiene que renunciar a la mitad de su identidad. Aitor Esteban no es un hombre que se enorgullece de su historia, de sus raíces, de sus antepasados y de sus orígenes, sino que se avergüenza de todo ello, por lo menos de la mitad.
Es gracioso, porque no hay un solo Aitor inscrito en los registros parroquiales vascos en 1200 años. https://t.co/bN9CS4NjUT
— Gonzalo (@gonnassau) September 27, 2023
Por otro lado, fundamentar el hecho político vasco en la lengua carece por completo de sentido cuando en Bilbao sólo el 3,5% de la población habla euskera en la calle. Hasta ese punto hay que retorcer y forzar la realidad para intentar fundamentar en la lengua la construcción nacional. Históricamente, Euskal Herria es un concepto como Hispanidad, la comunidad de los vascoparlantes, pero esa comunidad no coincide con la realidad política que persigue el nacionalismo. Por supuesto el español es tan lengua propia de los vascos o de Aitor Esteban como el euskera. De hecho el euskera sólo lo conoce una minoría y ya usarlo queda para una minoría más escasa todavía. Es decir, que el español es la lengua propia del 100% de los vascos, mientras que el vascuence sólo es la lengua de una parte de los vascos, ocurriendo además que una cosa no excluye a la otra.
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Más aún respecto a la absurdez de tratar de fundamentar en estos tiempos la nación política sobre la nación cultural. Primero que igual que no todos los que hablan español o inglés constituyen ni quieren constituir un mismo país, los vascoparlantes no viven ni tienen por qué vivir en una misma comunidad política, sino que los vascoparlantes viven principalmente entre España y Francia. Segundo sucede que dentro de España tdavía se dividen (sin que mayoritariamente tengan intención de unirse) entre la CAV y Navarra. Y por si fuera poco ni todos los habitantes de la CAV, ni de Navarra, ni del País Vasco frnacés hablan euskera, siendo más bien en todos esos ámbitos minoría. Querer convertir por tanto Euskal Herria en una realidad política a partir de una realidad cultural no tiene sentido, porque ambas realidades no coinciden en absoluto.. Ni quieren coincidir Es todo una impostura. Puede que la impostura con más presupuesto público de la historia, o una impostura que en la CAV y la Navarra resulte peligroso (incluso físicamente peligroso) cuestionar, pero una impostura al final.
«El euskera entró en Álava en el siglo VI y desde la Llanada se expandió a Bizkaia y cuenca del Deba». El hallazgo de la basílica de Dulantzi sirve a los lingüistas para interpretar la génesis del vasco occidentalhttps://t.co/YKnlyK8ZIu
— El Correo Álava (@elcorreo_alava) September 11, 2022
Cabría añadir para concluir que el euskera en el País Vasco en realidad es el idioma del ocupante, el idioma del opresor. O sea, mientras Navarra la habitaban los vascones, que sí hablaban euskera y han dejado evidencia arqueológica de ello, en la CAV vivían los várdulos, caristios y autrigones, pueblos de origen celta que -al menos relativamente- serían el embrión histórico de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. El euskera según muchos estudiosos no llegó a la actual Euskadi más que a partir del siglo VI por la irrupción tardía en aquellas tierras desde Navarra de los vascones, por lo que el vascuence no habría entrado en el País Vasco actual hasta tiempos muy recientes y hasta ser vasconizado, o vasgongado, por parte de los vascones. En definitiva, que para un Bilbaíno como Esteban, y más un medio soriano como en su caso, el euskera sería… la lengua del opresor. Desde luego nos parece estupendo que Esteban vaya sumando raíces y culturas, dentro de las que la vasca aparte de totalmente respetable sería una más, lo que no se le puede comprar es que su identidad y su proyecto político y “nacional” sea el resultado de una resta, cuando es el resultado de una suma, y que su ideología se presente como una muestra de orgullo de sus raíces y su pasado cuando es todo lo contrario, un avergonzamiento y un enmascaramiento de la realidad.
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Un comentario
Me agrada encontrar en el texto la puntualización de la pertenencia del euskera a los vascones, ocultado o no reconocido por el nacionalismo vasco. Claudio Sánchez Albornoz lo documento en su libro «Vascos y navarros en su primera historia». Todos los historiadores griegos y romanos (Estrabón, Polibio o César entre otros) describen a los pobladores del actual País Vasco como celtas, desde Galicia hasta Guipúzcoa. Si la lengua no hubiese sido del grupo de los pueblos celtas ¿no hubiesen dejado constancia, como lo hicieron con los vascones? Efectivamente los vascones empujados por los francos ocuparon lo que hoy es el País Vasco y zonas colindantes de Burgos, donde después surgirá Castilla (Carranza y Valle de Mena). Como decía Unamuno «soy doblemente español, por ser vasco y español». Inventar la historia no es el camino para llegar a una ensoñación, los vascos siempre han sido esenciales en la historia de Castilla y luego en la de España, y no como «mercenarios», sino como súbditos. Desprestigiar a grandes figuras vascas como Elcano, Urdaneta, Legazpi, Blas de Lezó y muchas otras, es una ofensa y una injusticia a la historia de los vascos.