Cuatro años después hemos quizá llegado a acostumbrarnos a ello, olvidando la anormalidad radical del sanchismo. Ahora que estamos a 4 días de las elecciones, y de la posibilidad por tanto de liquidarla, resulta preciso recordar y subrayar esa anormalidad.
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El PSOE está gobernando con 120 diputados de 350 y un 28% de los votos. Es decir, que para conseguir la mayoría que tan lejos le queda necesita 56 diputados más. ¿De dónde sale esa mayoría?
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No hay ni un sólo aliado del sanchismo que sea democráticamente homologable. Nada se explica sin esta circunstancia excepcional. Y en este caso no se trata de una exageración o de una mentira como cuando la izquierda descalifica a la derecha tildándola de fascista, sino una realidad evidente.
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Podríamos empezar por Bildu, un partido liderado por un secuestrador. Un secuestrador que además lleva unos cuatrocientos años liderando la formación. Las siglas cambian, pero Otegui permanece. ¿Qué clase de partido elige como líder a un condenado por secuestro? Uno que quiere enviar varios mensajes a la sociedad. El primero que aquella violencia estaba justificada y que no la rechaza. Ser un secuestrador de la ETA no es una tacha, sino en el caso de Bildu un mérito para liderar la formación. Si anormal es un partido liderado por un secuestrador, algo inusitado en una democracia de nuestro entorno, en realidad en cualquier democracia, más anormal aún es que el gobierno de la nación dependa de ese partido. Un partido que llama presos políticos a los asesinos de sus rivales, incluso a los asesinos de gente del PSOE. Hablamos además de un partido que quiere destruir España. El sanchismo por tanto, para alcanzar el poder y mantenerlo ha decidido que el gobierno de España dependa de un partido liderado por un secuestrador que quiere destruir España. Que el Gobierno de España dependa de Bildu es como que el consejo de administración de Coca-Cola dependiera de Pepsi. ¿Y aún nos preguntamos por qué hay que desmantelar el sanchismo y por qué el sanchismo constituye una anormalidad radical?
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Naturalmente tenemos también como parte de la anormalidad radical del sanchismo al golpismo catalán encabezado por ERC. En un país normal, el gobierno tendría que estar plenamente dedicado a combatir a los enemigos del país, mientras que en España y en virtud del sanchismo lo que se ha hecho es hacer que el gobierno del país dependa de los enemigos del país. Obviamente un gobierno no puede al mismo tiempo depender de los enemigos del país y combatir a los enemigos del país. El resultado es que los enemigos del país se han hecho más fuertes y el estado de derecho se ha desarmado ante ellos. Mientras los catalanes golpistas anunciaban que volverían a hacerlo, el sanchismo eliminaba los delitos por los que los golpistas habían sido condenados, la malversación y la sedición, aunque eliminar la malversación no sólo significara la impunidad de los golpistas en particular, sino también la de los corruptos en general. Dentro de la anormalidad radical del sanchismo tenemos algo tan inverosímil, en términos democráticos, como que el gobierno haya tenido que indultar a los líderes del partido con el que está gobernando. El sanchismo gobierna, literalmente, de la mano de delincuentes a los que ha indultado para convertirlos en sus socios de gobierno. Los socios de Sánchez no se han pasado a la legalidad, sino que el sanchismo ha movido la legalidad para meter a sus socios dentro de la legalidad. El sanchismo ha cambiado las leyes para que los delincuentes con los que gobierna pasaran a estar dentro de la ley. Y esto ha pasado dentro de un país de la Unión Europea, a la que por lo visto lo único que le preocupa es que los polacos o los húngaros cuestionen el aborto o el discurso LGBT.
El PSOE lleva toda la legislatura diciendo que los indultos eran para el bien común de España y la convivencia, y en dos segundos va Rufián y reconoce lo que todos sabíamos: que Sánchez mercadeo con los indultos a cambio de poder gobernar. Tremendo.
pic.twitter.com/5jAYDhmLfy— Yago 🇨🇺 (@yagoalons) July 14, 2023
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Pero es que el socio principal del sanchismo, por si todo lo anterior no fuera bastante, es un partido comunista cuyos líderes apoyan desde la URSS a la dictadura cubana, pasando por chavismo o la RDA. ¿Alguien se imagina una foto de Abascal sosteniendo una bandera nazi en un concierto? ¿A Ortega Smith cocinando con un chándal de las SS? ¿A Espinosa de los Monteros alabando el régimen de Pinochet? Sin embargo no pasa nada cuando los líderes de Podemos y Sumar apoyan las dictaduras y los regímenes criminales de la izquierda. Esto también forma parte por tanto de la anormalidad radical.
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Sacar a toda esta gente del gobierno es una emergencia nacional, porque sería un grave error pensar que no pasa nada por mantener en el poder a partidos que quieren destruir España y cuyo modelo político son dictaduras socialistas. Una dictadura socialista y una España destruida serían la consecuencia lógica de mantener a esta gente en el gobierno, es cuestión de tiempo. Un país no puede sobrevivir siendo gobernado por los enemigos de ese país. No hay países libres y prósperos en el mundo dirigidos por gente como la de ERC, Podemos o Bildu. Los países dirigidos por gente como la de ERC, Podemos o Bildu son agujeros de pobreza y opresión. O sacamos a esta gente del gobierno, o acabamos siendo un país roto y acorde con el tipo de país en el que este tipo de gente gobierna. Donde este tipo de gente gobierna desaparece la prosperidad y desaparece la libertad. No es posible volver a minimizar la gravedad de la situación. Quién sabe si habrá una nueva oportunidad de sacar democráticamente a esta gente del poder si sigue gobernando y colonizando las instituciones cuatro años más.
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