¿Hay algo que Chivite y sus socios hayan hecho bien durante el último mandarinato? Pues seguimos buscando, pero no lo encontramos. Y desde luego no lo encontramos en nada que se refiera a la situación económica real de los navarros.
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Para empezar, por más que presuman Pedro Sánchez y sus ministros, intentando hacernos ver que España poco menos que se ha convertido en el espejo en que se mira el resto del mundo, lo cierto es que será para ver cómo no hacer las cosas, ya sea para no dejar a los violadores en la calle o para no provocar un desastre económico. El desastre económico además esta vez no es una cuestión -no sólo- de grandes cifras, sino que todo el mundo lo está notando en el bolsillo. La pérdida de poder adquisitivo nos está destrozando. Puede que España crezca más que la media tal o cual trimestre, pero vista la evolución en perspectiva la legislatura es un absoluto desastre. En términos comparativos nadie lo hace peor que nosotros, y eso que tenemos el gobierno más progresista del mundo, ¿o será precisamente por eso que nadie lo hace peor que nosotros?
España es el país donde más se ha desplomado el poder adquisitivo desde 2019. Datos fríos, sin narrativa. pic.twitter.com/C3FAEHbOQG
— Capitán Bitcoin (@CapitanBitcoin) May 15, 2023
Si la pérdida de poder adquisitivo en España es la peor de nuestro entorno, dentro de España resulta que Navarra está en el top de la pérdida de poder adquisitivo. De las comunidades más prósperas somos la que más poder adquisitivo ha perdido. Y eso que tenemos el gobierno más progresista de España. ¿O será precisamente por eso?
‼️👛Así se ha desplomado el poder adquisitivo de los españoles desde 2019.https://t.co/r3u2Ks24pm pic.twitter.com/aKLIwcbZJG
— Datadicto📊 (@datadicto_es) May 23, 2023
La cuestión es que si las elecciones municipales y autonómicas son una especie de examen final para el gobierno, el pentagobierno de Chivite se presenta con unos resultados patéticos. El problema es hasta qué punto una parte importante de la población vota a piñón o según los resultados. El afán de los malos políticos por cavar trincheras y exhumar cadáveres va precisamente de eso, de retener el voto por el odio a la alternativa en vez de por el esplendor de los resultados.
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