Mucho se ha especulado sobre los movimientos de Batasuna en los últimos tiempos. El suceso más significativo, en todo caso, es el acercamiento de Eusko Alkartasuna al entramado paramilitar de ETA. El último asesinato de un gendarme en Francia, por tanto, se convierte en una ocasión de oro para que Batasuna muestre con una condena inequívoca qué ha cambiado en el seno de esta formación si es que algo ha cambiado. Incluso con una condena expresa, sería discutible si realmente nos encontramos ante un fingimiento destinado a burlar la ilegalización derivada de la Ley de Partidos. Sin esa condena, lo directamente indiscutible sería que nada ha cambiado. ¿Cómo reaccionaría EA?
La propia actividad de los etarras armados, por otra parte, ya es un síntoma evidente de las verdaderas intenciones que subyacen bajo las últimas declaraciones y comunicados.