Podemos preguntarnos a quién beneficia si es que beneficia a alguien hablar de Bildu durante la campaña electoral, lo que no cabe preguntarse sin embargo es que Bildu está centrando totalmente la campaña electoral. Los asesinos que Bildu mete en sus listas, los asesinos que hace como que saca sin sacarlos y ahora su hipotética ilegalización. ETA, Bildu e ilegalización son las palabras clave de la campaña electoral, queramos o no.
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Lo cierto es que recordar en quién se está apoyando el PSOE para gobernar resulta estremecedor y difícil de normalizar, y no sólo por Bildu. Lo peculiar de Bildu es que en el fondo no quiere que lo normalicen en absoluto, porque si quieres que te normalicen no pones de jefe a un secuestrador y metes 44 etarras en tus listas. Los obsesionados con normalizar a Bildu son los socios de Bildu pero no la propia Bildu, lo que por otro lado hace más ridículo si cabe el empeño normalizador del PSOE y Podemos.
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El resto de socios del gobierno, sin embargo, no son mucho más normales ni homologables que Bildu.
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O sea, sorprende la facilidad con la que se ha convertido en socios de gobierno a partidos que literalmente han dado un golpe de estado. No hace 90 años, sino justo antes de esta legislatura. Para poder formar un gobierno con los apoyos suficientes, el PSOE ha tenido que proceder a meter a sus socios dentro de la ley cambiando la ley y llevando a cabo una amnistía general encubierta a base de indultos.
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En todos los partidos puede surgir un delincuente. Es decir, en un partido un poco grande hay decenas de miles de personas que ostentan un cargo o son afiliadas. Entre todos esos miles de personas es imposible que no haya algún delincuente común o algún corrupto. Lo que marca la diferencia es que, en un régimen normal, cuando alguien del partido comete un delito se le expulsa del partido, mientras que aquí hay partidos que meten a la gente en la lista por cometer un delito, para enfrentarse a la ley y al estado con candidatos condenados. O para enviar un mensaje de amenaza a la sociedad. Lo que desde luego tienen en común todos los delincuentes de las listas y los partidos con los que el PSOE se ha asociado es que ninguno de ellos está arrepentido, ya sea su delito sedición, terrorismo o malversación.
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Ante esta situación de anormalidad a la que nos ha abocado el PSOE no es anormal que la palabra del día sea ilegalización. Una vez más se prueba que todos los nombramientos políticos de la izquierda en el ámbito judicial y fiscal se explican por la disciplina y sumisión al gobierno que muestran tras haber sido nombrados por el gobierno, o por la mayoría de gobierno. No obstante la cuestión de fondo en el debate sobre la ilegalización es qué hacer con todos los partidos que hay en España que tienen como objetivo la destrucción de España.
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Es legítimo que en un país haya distintos partidos con distintos enfoques sobre cómo dirigir el país, pero lo peculiar de España es que aquí, además de los partidos que tienen distintos enfoques sobre adónde llevar al país, tenemos una serie de partidos que no es que tengan tal o cuál enfoque sobre el país, sino que lo que quieren es directamente destruir el país. ¿Es normal que en un país sea legal que puedan llegar al poder los que quieren destruir el país? ¿Es normal que regiones enteras se encuentren bajo el control de partidos que quieren destruir el país? ¿Es normal que esas formaciones en esas regiones controlen el presupuesto, la policía o la Educación?
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La alternativa a la ilegalización es el cordón sanitario, pero la idea de tener que imponer un cordón a ciertas fuerzas para proteger a un país ya indica que algo marcha mal en ese país. El cordón no puede ser la alternativa a la falta de valor para afrontar una ilegalización. En España hubo un momento en que se apostó por dar todo el poder posible al nacionalismo pensando que eso llevaría a un aplacamiento y a una distensión. Ha sucedido todo lo contrario y el 27-O es la máxima expresión de ese fracaso. Como el diseño que ha propiciado ese fracaso sigue vigente, o cambiamos el diseño o asumimos uno de estos 3 escenarios: la ilegalización de ciertas formaciones que quieren destruir España, el cordón sanitario a estas formaciones, o convertir por el contrario en socios de gobierno a estas formaciones, en una especie de 155 inverso por el que son los enemigos de España los que tienen intervenido el Gobierno de España. En algún momento tendremos que afrontar el problema o las consecuencias de no afrontar el problema.
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