La persona más poderosa del mundo, en muchos sentidos, no es Barack Obama. Al menos desde una perspectiva económica, la persona más importante del mundo es probablemente el presidente de la Reserva Federal de los EUU, el equivalente del Banco Central Europeo. Ben Bernanke, sucesor de Alan Greenspan, tiene un sus manos la palanca de subir y bajar los tipos de interés en los Estado Unidos. Para la economía mundial, este poder es el equivalente del maletín con los códigos de lanzamiento de los misiles nucleares.
No hay ninguna duda de que los tipos de interés bajos son uno de los ingredientes clave de todas las burbujas especulativas que en el mundo han sido. Pocos expertos discutirían hoy que los tipos de interés demasiado bajos han estado en el origen de la burbuja y posterior estallido de las puntocom en el año 2000, de la burbuja inmobiliaria de la última década y de la actual burbuja de crédito que en gran medida ha crecido asociada al crédito hipotecario.
Todas las crisis mencionadas, a su vez, han encontrado siempre una misma respuesta: bajar aún más la palanca. El terror desatado en esta última crisis reposa sobre el oscuro conocimiento colectivo de que, más tarde o más temprano, dejará de tener efecto bajar la palanca. Es la conocida como “trampa de liquidez”, algo que en buena medida el mundo ha vivido en los últimos tiempos. No en vano, algunas voces han recuperado la revolucionaria idea de Friedman de establecer un tipo de interés constante renunciando a la política monetaria.
Un mundo que observa atentamente hoy martes la reunión de la Fed en la que no se espera que se toquen los tipos de interés, pero cuya nota informativa los mercados analizarán hasta la última coma buscando un cambio de sesgo en la política monetaria. Muchos expertos observan con preocupación que en todo el mundo sigamos dependiendo hasta tal punto del acierto de las decisiones de un solo hombre con la mano cerrada alrededor de la palanca de subir y bajar el precio del dinero. Sin excluir otras muchas responsabilidades, el análisis más simple de la crisis en una economía tan compleja y sofisticada, sería sencillamente que un día una persona movió una palanca en la dirección equivocada.
2 respuestas
El maestro armero.
Los gobiernos (de derecha y de izquierda), en su afán de competencia electoralista para ofrecer servicios gratis a la ciudadanía («estado nodriza de bienestar») han acumulado tan salvaje deuda pública que necesitaban tipos de interés muy bajos para no comerse los presupuestos con la consiguiente carga de intereses. Son los gobiernos los que así – con tipos de interés bajos – han propiciado una loca expansión del consumo e inversión sin acumulación de ahorro previo (al que ya no se remunera). Los gobiernos deben sanear sus cuentas públicas (con enormes recortes en el estado de bienestar) o la recesión deberá continuar.
Carlos Sánchez-Marco