Nunca le preguntes al electorado de qué tienes cara. Salvo que realmente quieras una respuesta. Puede que creas que la quieres, pero en realidad no la quieres. O sea, que nunca le preguntes al electorado de qué tienes cara. Javier Esparza, sin embargo, cometió ayer el error de lanzar esa pregunta. Sucedió cuando le interrogaron sobre la última fuga de figuras de UPN al PPN, en esta caso protagonizada por los concejales de UPN en Pamplona Fermín Alonso y María García-Barberena.
Esparza, sobre la salida de @upn_navarra de García-Barberena y Alonso: "¿Tengo cara de preocupado?" https://t.co/SdzkM26zCP
— Diario de Navarra (@DiariodeNavarra) April 12, 2023
Mejor dejar de lado lo de la cara y decir para la próxima migración, porque parece que habrá más, que mientras el PPN se esfuerza por captar a una serie de figurones a quien intenta seducir UPN es a los electores. ¿Pero es así? ¿Está seduciendo UPN a los electores? ¿Es la fuga de figuras de UPN un reflejo de una fuga de votantes o es un hecho completamente independiente? ¿Y desde cuándo y por qué se produce esta fuga, que de aumentar mucho más será ya una ruptura?
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Evidentemente todo empieza con la votación en el Congreso de la reforma laboral, cuando Esparza decide apoyar a Pedro Sánchez, tiene una serie de reuniones con los socialistas, llega a un acuerdo secreto, un acuerdo secreto del que por cierto no hace partícipes a sus diputados, un acuerdo del que realmente a fecha de hoy no sabemos el alcance, y sus diputados se le rebelan. Esparza entonces aprovecha la coyuntura para deshacerse de dos diputados incómodos por su trayectoria en su acercamiento al sanchismo y de un rival directo de cara a la dirección del partido. La desproporción de la represalia desata los acontecimientos. Esparza vendió la dureza de su represalia como un acto unánimemente apoyado y aclamado por el partido, al menos por sus órganos de representación, pero como todo el mundo sabe y se ha vuelto a demostrar poco hay menos representativo que los órganos de representación de un partido. La mejor hipótesis para explicar la postura de Esparza era una vuelta a la apuesta por el quesito y un pacto con el PSOE en Madrid para gobernar en Navarra con el PSN o habilitado por el PSN.
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Volver al quesito y cargarse a Sayas y Adanero obviamente tenía sus riesgos. Primero que a lo mejor son los socialistas los que no quieren ni pueden volver al quesito. Segundo que las encuestas no terminan de garantizar las cuentas queseras. Tercero que volver al quesito implicaba dinamitar Navarra Suma y los puentes con el PP, como efectivamente hizo Esparza confirmando que la mejor hipótesis para comprender sus acciones era la vuelta al quesito. Cuarto que con esto podía cargarse la unidad del partido, cosa que el constante goteo de figuras que se marchan al PP no parece desmentir. Y quinto y quizá más grave de todo que te lanzas hacia el sanchismo en el momento en que todo el electorado de centro derecha huye espantado del sanchismo y clama por sacar del poder al sanchismo. Ay de tí si te mueves en un sentido y tu electorado en otro.
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La cuestión entonces no es si Esparza tiene cara de estar preocupado, sino si a lo mejor debería tenerla. Desde luego mucha gente en UPN está preocupada. Por lo demás resulta de lo más irrelevante la cara de Esparza y mejor para el líder de UPN cuanto menos opine la gente sobre su cara, como si la gente le fuera a votar por la cara y no por su proyecto o por cómo está gestionando la situación. Con un agravante y es que en la página derecha de la carta Esparza en estas elecciones no es ni mucho menos el único plato del menú, lo que disminuye dramáticamente su margen de error.
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Un comentario
Vaya cara que tiene Espartza, Y cara que nos va a salir la ronda de Quesitos. Por su egoísmo personal se carga Navarra Suma, se cepilla al 40% del partido que le sobra desde el último congreso de UPN, y se echa en manos del PSOE en una reunión secreta con Cerdán, uno de los «diputeros» de la lista de #TitoBerni. ¿Que qué podría salir mal?
Pues todo. TODO. Que NavarraSuma pierda las alcaldías de Tudela y Pamplona, y otras, y encima ver a la Txibite de la mano de Bildu otros cuatro años más de Infierno Foral a tope.