La Segunda Javierada congregó este fin de semana otra vez a un importante número de peregrinos, no tantos como en el año récord de 2019 pero más que en 2018 y en línea con los del año pasado, apuntando a la normalización de las cifras tras el extraño paréntesis de la pandemia.
Numerosa participación en la segunda cita de la Javierada, con una cifra de 16600 personas, 1750 vehículos y 192 autobuses.
Felicidades a todas y a todos por el transcurso sin incidencias destacables en esta nueva celebración.#Javieradas2023 pic.twitter.com/5mkURxhZ4Z
— Policía Foral – Foruzaingoa (@policiaforal_na) March 11, 2023
La misa ante el Castillo de Javier la celebró este año don Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria, por la ausencia de don Francisco Pérez que se encontraba en Roma. De la homilía de don Juan Carlos nos quedamos con esta clara y dura advertencia, es de creer que no para que nos quedemos sin más con el susto, sino para que hagamos algo al respecto: «No dejéis que manipulen a vuestros niños. No permitáis que confundan a vuestros adolescentes. Que no jueguen con vuestros jóvenes engañándoles. No consintáis que a vuestros ancianos les quiten las ganas de vivir. Nos están vendiendo humo«.
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Lo cierto es que las políticas extremistas del actual gobierno, que pretenden convertir los colegios -todos los colegios- en un laboratorio de experimentación de las teorías más demenciales con los niños, no sólo abocan a los escolares al ya preocupante campo del adoctrinamiento político, sino al terreno del trauma psicológico. Más que vender humo, lo que nos están vendiendo es veneno, gas tóxico. Todo ello utilizando el arrollador poder del estado para sustituir totalitariamente el criterio educador de los padres por los contravalores y los postulados ideológicos del gobierno. Más allá del mero adoctrinamiento político, los planes del gobierno van tan lejos que todo lo que las familias españolas sean capaces de movilizarse ahora contra esos planes eso que se podrán ahorrar más tarde en psicólogos.
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