No llevan ni 4 años en el poder y ya dicen que hay que topar los precios y crear unas cestas básicas de la compra para que la gente pueda comer. Pues menos mal que lo están haciendo muy bien. No es todavía la cartilla de racionamiento, pero casi. En el fondo los propios partidos en el gobierno están reconociendo una gestión catastrófica, al afirmar que hay que tomar medidas como el control de precios o la creación de una cesta básica para que la gente pueda comer. Esto no pasaba antes de que ellos llegaran al poder. La caída del nivel de vida desde que están en el poder es bestial. El triunfalismo oficial más que increíble es ridículo, si tienes que pensar en topar los precios para que la gente pueda comer. Y lo que es peor: topar los precios no arreglará la situación. Esto también se puede prever. No es ya que topar los precios no vaya a resolver la situación, es que sin duda sólo la puede empeorar.
No parece que vaya a ser muy efectivo pedirles por favor a los empresarios de la gran distribución que bajen los precios. Son los que han aprovechado la crisis económica para hacerse de oro. Necesitamos intervenir ya la cesta de la compra, tope o bonificación. No hay más opción.
— Ione Belarra (@ionebelarra) February 19, 2023
Antes la extrema izquierda, pero ya toda la izquierda, aplica a la economía una lógica totalmente infantil. Para evitar el paro, prohibir los despidos. Para pagar los gastos, imprimir billetes. Para evitar la inflación, topar los precios. Para acabar con la pobreza, fijar los salarios por decreto. Si todo esto funcionara, ¿cómo iba a haber ningún país que siguiera siendo pobre? ¿Para qué pagar impuestos al gobierno en vez de que el gobierno imprima billetes? ¿Para qué endeudarse en vez de imprimir billetes? Si topar los precios funciona, ¿para qué preocuparse de la inflación y de pagar las cosas imprimiendo billetes?
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No puedes topar los precios y aumentar los salarios. O lo uno o lo otro. ¿O cómo cree Belarra que se pagan los salarios? A todos nos gusta que nos suban el sueldo y a ninguno que nos suban los precios, pero que nos suban los precios es el resultado de que no nos suban el sueldo sólo a nosotros sino también al vecino, porque hay que pagar también el salario del vecino y la subida de salario del vecino se paga con la subida de precio que pagamos nosotros. De este modo las subidas de precios se comen las subidas de salarios. Si efectivamente topas los precios, pero subes los salarios, los impuestos y las cotizaciones, y encima sube el precio de la energía y hay por diversos motivos globales una serie de nudos en la producción y la distribución, lo que también empuja al alza los precios, lo único que puede salir de ahí es o la quiebra generalizada del tejido empresarial o el desabastecimiento.
Porcentaje de trabajadores altamente cualificados por regiones de Europa. Esta es la razón de fondo de los bajos salarios españoles y no los debates absurdos de la TV.
(la gráfica es algo antigua pero sirve igual) pic.twitter.com/oIiyKhx6bT
— Óscar García (@OscarEconomik) February 20, 2023
Los precios no suben porque haya una guerra o los empresarios sean malos, sino porque suben los costes. Algunos de esos costes son culpa de los políticos, como los impuestos, el salario mínimo o la política energética concreta por la que hemos apostado. Los empresarios son igual de buenos o de malos que hace 5 años. La maldad de los empresarios no explica nada. Tampoco la guerra. Un empresario sube el precio por uno de estos dos motivos, el primero malo y el segundo bueno. El motivo malo es que le suben los costes. Una empresa gana por diferencia entre sus ventas y sus costes. Si las ventas suben un 10% porque suben los precios un 10% pero los costes también suben 10%, la empresa gana lo mismo. Si las ventas suben un 10% y los costes un 12%, de hecho gana menos aunque suban los precios. La forma buena para una empresa de subir precios es que haya tal demanda de sus productos que subiendo el precio no caigan las ventas. Los precios no suben un año y bajan otro porque los empresarios sean mejores personas un año que otro. Los empresarios tratan de vender al máximo precio posible todos los años, todos los días. No hay un sólo día que un empresario baje el precio de algo por bondad. Si el empresario sube el precio un 10% tampoco es por maldad. Por maldad subiría el 90%. ¿Por qué iba a subir el 10% pudiendo subir el 90%? Si el empresario pudiera subir los precios a su gusto, ¿esperaría una guerra para hacerlo en vez de subirlos al día siguiente?
La trampa de la ‘ofensiva Mercadona’ de Podemos: los supermercados son las empresas menos rentables
✍ Por @xalegret y Rut Fonthttps://t.co/FLlH8xGmtY
— Economía Digital (@EconomiaED_) January 24, 2023
Todos los días de su vida el empresario vende al mismo precio sus productos, con o sin guerra: al máximo que puede. El problema es que ese precio máximo no depende de él, porque si sube el precio caerán las ventas, si los clientes no pueden pagar las subidas, o los clientes irán a comprar a otro empresario. Por tanto es ridículo e infantil pensar que los precios suben o bajan porque los empresarios se despiertan unos días con menos ganas de ganar dinero que otros, o siendo más o menos malvados. Obviamente este discurso de que la maldad de los empresarios explica todo lo que no le sale bien al gobierno corresponde generalmente a gente que nunca ha tenido una empresa, gente que nunca ha creado puestos de trabajo, nunca ha pagado una nómina, nunca ha tenido que vender un producto, nunca ha tenido que negociar con bancos y proveedores, nunca ha tenido que competir y nunca ha tenido que cuadrar una cuenta de resultados en el libre mercado.
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Es curioso que de todos los empresarios justo Amancio Ortega y Juan Roig sean los más odiados por el gobierno. O sea, son justo la gente que viene de abajo, que ha tenido familias humildes, que ha triunfado partiendo de la nada. A esos y no a los herederos de imperios empresariales es a los que más odian. Que un país vaya bien, sin embargo,podría describirse como que en él haya 100 amancios y 100 roigs en vez de 1o millones de belarras. Donde aparecen las belarras desaparecen los ortega y los roig. Donde desaparecen los ortega y los roig aparecen las cestas básicas y el racionamiento. Un millón de belarras no generan nada, no sostienen nada, no aportan nada, no hacen más que exaccionar la riqueza que otros generan mientras les insultan. Un país que redirige la riqueza de donde se genera hacia donde se destruye se encamina a su autodestrución.
De la 'Champions' de la economía a luchar con México y Australia: España tiene cada vez menos peso en el mundo
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— ⚖️ Javier Barrio Glez (@jabargon) February 14, 2021
¿Por qué decía el titular que el socialismo salvaje nos aboca a ser un país de pobres y podríamos añadir que de putas? No es una metáfora aleatoria, es el ejemplo de Cuba, ese régimen dictatorial cuyos “logros” celebran en las redes sociales buena parte de los miembros del consejo de ministros. Pero es que hay una lógica detrás para ello. ¿Qué prefiere un progresista? ¿Prefiere que su hija sea puta o empresaria? ¿Hay algo peor que ser empresario? ¿Algo más vil y más peleado con la moral? Un socialista debe preferir mil veces, al menos si es coherente, que su hija se haga puta antes que empresaria. Eso cuando todavía se puede elegir, no como en Cuba. Y por supuesto un país progresista debe ser pobre, porque el mundo se divide en pobres e hijos de puta. ¿Cómo les vas a decir a tus hijos que sean hijos de puta en vez de pobres? ¿Se imaginan el disgusto de Ione Belarra si su hijo creara una empresa como Inditex o Mercadona? ¿Pero qué has hecho, hijo mío? ¿A qué te refieres, amada progenitora gestante? ¡Has creado una súper empresa dando trabajo a cientos de miles de personas, que mueve cientos de miles de millones en ventas y genera miles de millones de euros a las arcas del estado! ¡Eres un usurero, un desalmado! ¿No podías ser un inútil improductivo como los hijes de Irene?
Fidel un dos imprescindibles do SXX. Un revolucionario. Con él camiñaron e camiñarán os pobos. Cuba va! @En_Marea #HastaSiempreComandante pic.twitter.com/qeYbEXE3KR
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) November 26, 2016
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Si al frente de un país acaba habiendo una gente que piensa que hay que ser o pobre o hijo de puta, es muy difícil que ese país no sea pobre. Incluso queriendo ser un país rico es muy difícil conseguirlo y hay que esforzarse y acertar mucho, en cambio ser un país pobre es muy fácil de conseguir incluso sin esforzarse para ello, no digamos proponiéndoselo. Por otro lado para lograrlo no hay más que copiar el modelo de todos los países empobrecidos con todas las recetas que no han funcionado, que es lo que los españoles ahora mismo estamos haciendo.
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