A Ione Belarra, como a cualquier izquierdista de pro, no le gustan las empresas que ganan dinero. Las empresas que ganan dinero son una grave carga para la sociedad. Se puede perdonar que una empresa gane un poco de dinero, abra unos pocos establecimientos y tenga unos pocos empleados, pero que gane mucho dinero, tenga muchas sucursales y contrate a mucha gente eso sí que no, anatema y maldición. Las empresas realmente buenas, las que interesan a la sociedad, son las que pierden dinero. Cuanto más dinero pierden las empresas de un país, mucho mejor para ese país. ¿O acaso han escuchado ustedes al algún miembro del gobierno socialcomunista insultar a algún empresario que pierda dinero? Ganar dinero es lo que nunca se le puede perdonar a una empresa ni a un empresario. O las empresas van mal o el país va bien. No se nos ocurre ningún ejemplo de país cuyas empresas vayan mal que vaya bien, pero si lo dice este gobierno pionero de progreso será la verdad.
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Por poner nombre y apellidos a la maldad, Belarra ha señalado al banco Santander y a Ana Patricia Botín, lo cual no deja de tener bastante justicia poética. O sea, la señora Botín es una convencida de la Agenda 2030 y quien la descalifica desde el gobierno es la secretaria de estado de la Agenda 2030. Quien a buen árbol se arrima cuidado que no sea una planta carnívora, podría ser la moraleja.
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El caso es que el Santander ha cometido el pecado de ganar el año pasado 9.000 millones de euros. No en España, sino en todo el mundo. Esto es algo que no sólo no le perdona Podemos al Santader, tampoco se lo perdona el PSOE. Y tampoco se trata de una cruzada particular contra el Santander, sino de una campaña general contra todas las grandes empresas de España desde el gobierno. Dicen por ahí que los gobiernos se dedican a mimar a las empresas del país, pero no es el caso de España. Aquí una empresa tiene para salir adelante que hacer frente a todos los problemas, adversidades y dificultades a las que tienen que hacer frente todas las empresas en todos los países, y además tiene que hacer frente al gobierno de España. Es lo que hay.
Ione Belarra: “Dije que Juan Roig era capitalista despiadado. Si ganas 6.000, 9.000 millones en un año, no eres empresario, eres usurero. Mientras Botín y el presidente del BBVA naden en billetes de 500 y nuestra gente lo pasa mal, les llamamos lo que son, codiciosos avariciosos” pic.twitter.com/YHetzvQCPN
— Jesús Cintora (@JesusCintora) February 5, 2023
Aunque el gobierno está en una campaña general contra las grandes empresas y no específicamente contra el Santander, el hecho es que Belarra ha señalado indirectamente a este banco por sus 9.000 millones de beneficio. Interesa señalar que esos 9.000 millones no son el sueldo de la señora Botín, sino los beneficios de todos los accionistas, que son 4 millones de personas. Lo que cobra Ana Patricia Botín son 11 millones de euros, que pueden parecer poco o mucho según el punto de vista. Es decir, Botín puede justificar bastante su sueldo de 11 millones con los 9.000 que le ha hecho ganar a su banco. La pregunta es qué bien sacamos los españoles por los 80.000 euros que le pagamos de sueldo a Ione Belarra. Eso sí que es tirar el dinero.
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Como dato interesante, el Santander tiene más de 200.000 empleados. Eso son 200.000 personas cotizando, pagando impuestos, consumiendo y no necesitando ayudas del estado. Por otro lado, el Santander pagó en 2022 la hermosa cifra de 5.646 millones en impuestos. Bueno, puesto todo esto es malísimo y una gran desgracia para el Gobierno de España. No sólo eso, el Santander se suma a la lista de empresas como Mercadona o Inditex que deben ser insultadas por lo que aportan al estado y al conjunto de la sociedad española e incluso del resto de lugares del mundo en los que operan.
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Todo esto resulta un poco contradictorio, porque a Belarra, Lastra, Cerdán y el resto de grandes cabezas pensantes de la izquierda se les llena la boca hablando de que patriotismo de verdad es pagar impuestos para financiar la sanidad y la educación. Pues bien, entonces los mayores patriotas de España serán Amancio Ortega o Juan Roig. Habría que darles una medalla. Habría que agradecerles generar tanta economía para pagar la Sanidad y la Educación. Todo lo contrario, en España se les insulta. Qué menos que dar las gracias a los mayores contribuyentes del país cuando se está todo el día diciendo que patriotismo es pagar impuestos. En España cuantos más impuestos pagas más se te insulta.
Pido coherencia y responsabilidad a la patronal, no se puede reclamar sacrificios salariales a los de abajo mientras hay un festín para los de arriba.
No vamos a permitir una ley del embudo, muy ancho para la mayoría y muy estrecho para una minoría selecta.@sanchezcastejon pic.twitter.com/QnXBLD0Sg6
— PSOE (@PSOE) February 12, 2023
La cuestión es qué tipo de país quieren que seamos Ione Belarra o Pedro Sánchez. Si lo que quieren es mucho estado del bienestar, deberían preguntarse por qué los referentes del estado del bienestar son Suecia o Finlandia y no Cuba o Venezuela. La respuesta es que para poder sostener el estado del bienestar que tienen Suecia o Finlandia necesitan un sector privado tremendamente potente que financie al estado. Por eso allí no maltratan a sus empresas ni insultan a sus mayores empresarios. No es como aquí que a los empresarios que más aportan para pagar el estado del bienestar encima los persiguen, los señalan y los insultan.
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Naturalmente no se descarta que el modelo del PSOE o Podemos no sean Suecia o Finlandia. De hecho Podemos se congratula públicamente por modelos como el chavista o el cubano. No es con chándal de la selección sueca con el que cocina el ministro Garzón, sino con uno de la RDA. No es la bandera de Finlandia la que exhibe Pablo Iglesias en los conciertos a los que acude, sino una de la URSS. Eso del estado del bienestar está muy bien, pero a lo mejor podemos renunciar a un poco de bienestar y de libertad para evitar que la izquierda pueda perder alguna vez el poder. De hecho para la izquierda el estado del bienestar es incompatible con que gobierne la derecha, como repiten constantemente. O sea, que la única forma de garantizar el estado del bienestar es que no gobierne la derecha, por eso el modelo no es tanto Suecia o Finlandia como Cuba o Venezuela. Empresarios como Juan Roig o Amancio Ortega no serían insultados ni señalados en Finlandia o Suecia, sino en Bolivia o en Venezuela. Antes de llegar a la presidencia, Pedro Sánchez calificada a los miembros de Podemos de populistas, señalando que “El final del populismo es la Venezuela de Chávez, la pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia». Ahora estas palabras son un autodiagnóstico, es con esos populistas con los que gobierna, es su discurso el que ha hecho suyo y es a la pobreza, a las cartillas de racionamiento y a la falta de democracia adonde nos dirigimos, si un cambio urgente de gobierno no lo remedia.
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