Hoy 29 de noviembre se celebra la festividad de San Saturnino, patrono de Pamplona, por lo que un año más toca recordar la figura de este santo en virtud del cual, aparte de llegar el mensaje cristiano a Pamplona, se produjo la conversión de la familia de San Fermín y el bautizo del propio San Fermín en el pocico de San Cernin. A su vez, la llegada de San Saturnino vino precedida por la hábil labor expedicionaria de San Honesto preparando el terreno. Toda esta historia, por más que mal que bien conocida y acostumbrada, no deja de resultar bastante extraordinaria. O sea, si San Honesto no hubiera sido un eficaz pionero, y San Saturnino no hubiera venido personalmente a Pamplona a rematar la faena, el mensaje de Jesús hubiera llegado a Pamplona en algún otro momento posterior, pero a lo mejor entonces, aparte del tiempo perdido, en vez de celebrar los Sanfermines celebrábamos las Fiestas de San Cipriano, por decir algo, y el patrón de Pamplona era un hipotético San Alberto. Y en vez de un pañuelo rojo en los Sanfermines nos poníamos un sombrero verde en las Fiestas de San Cipriano. O sea que a San Saturnino le debemos que las cosas sean como son y que fuera él la persona que siempre en cada momento tiene que haber para hacer que las cosas sean. Frecuentemente en la historia del cristianismo, por no decir casi siempre, esto además ha significado tener que jugársela contra el mundo y en este sentido el caso de San Saturnino, asesinado posteriormente en Francia (atado a un toro) por los encantadores, pacíficos, ecosostenibles y centristas paganos de la época no fue la excepción.
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San Saturnino es la fecha además a partir de la que tradicionalmente se encienden en Pamplona las luces de Navidad. Ya el 19 de noviembre Vigo encendió las luces al grito de su alcalde de «¡Arrancó la Navidad en el planeta! ¡Viva Vigo!», por lo que a lo mejor interesa aclarar que técnicamente no estamos aún en Navidad, no digamos el 19 de noviembre por más que ya empezara a felicitarlas en esa fecha el alcalde de Vigo. Dónde técnicamente estamos en este momento es en Adviento. Porque la Navidad es una cosa para la que hay que prepararse y hacia la que hay que ir mirando antes de que llegue, para que a la velocidad de la vida no se pase de largo sin enterarnos. Por lo demás salta a la vista de que la Navidad no son las luces, aunque pongamos luces, y que ponemos luces porque viene la Navidad y no es que venga la Navidad porque pongamos las luces. O sea, que si el alcalde enciende las luces y felicita la Navidad en agosto no adelanta la Navidad sino que hace el ridículo, bien es cierto que encender las luces de Navidad por todo lo alto, aunque sea un poco antes de tiempo y por motivos entremezclados, no será lo peor que pueda hacer un alcalde en España. De hecho nos encantan las luces y los adornos navideños como a los que más, sólo que insistiendo en la necesidad de no perder de vista su momento y su significado, no sea que nos perdamos el tiempo de Adviento, perdiéndonos el Adviento no nos preparemos para la Navidad y al final acabemos perdiéndonos también la propia Navidad a cambio de encender unas luces sin entender su finalidad. Ver todas esas luces sin ser capaces de advertir su sentido sería como ver sólo una estrella peculiar brillando en el cielo sin saber entender que sobre todo marca un camino a un destino. Feliz festividad de San Saturnino.
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