Esparza celebró el Día del Quesito

Como quien no quiere la cosa este fin de semana ha vuelto a celebrarse el Día de UPN, que por culpa de la pandemia llevaba un par de años sin celebrarse. La mala noticia es que la situación dos años después resulta sospechosamente parecida a dos años antes, o incluso peor habida cuenta de la crisis interna con Adanero y Sayas y la aparente voladura de la coalición de Navarra Suma.

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Lo más preocupante es que UPN parece haber renunciado para siempre a cambiar el mapa político. Ya sólo interesa cómo jugar en ese mapa político inmutable. O sea cómo jugar al quesito. De hecho la imagen del Día de UPN es, más que las palabras, la foto de Sanz como mano derecha de Esparza. La foto lo dice todo para quien recuerde la teoría del quesito. Todo el interés que no se pone en crecer electoralmente, se pone en pactar con el PSOE. Es curioso que Esparza diga que quiere un gobierno que no decida las cosas en Bilbao ni en Madrid, pero de hecho él espera que le ponga en la presidencia de Navarra una decisión de Madrid, no una victoria electoral. Una victoria electoral que sería difícil buscándola, pero imposible sin intentarla. Paradójicamente los dos portavoces de UPN más exitosos, conocidos y seguidos en las redes sociales son los dos que Esparza ha expulsado del partido. Y es que ya no se trata de crecer ni de confrontar un discurso con la izquierda, sino de sumar pedacitos con ella.

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La fiesta de UPN en Pamplona por el día del partido: las imágenes del acto celebrado en Baluarte https://t.co/2fY1GAT2HL

— Navarra.com (@navarra_com) November 27, 2022

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En el discurso de Esparza no falta una apreciable incoherencia, como cuando aseguró ayer que «solo hay dos opciones: o un gobierno del PSN con Bildu o un gobierno en torno a UPN«. Bueno, es una manera de verlo, otra manera de decirlo es que sólo hay dos opciones, el PSN con UPN o el PSN con Bildu.

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Obviamente no se puede reconstruir la economía navarra de la mano del PSOE. Ni se puede cambiar la fiscalidad. Ni articular un gobierno pro-empresa y pro-inversión. Ni se puede racionalizar la administración. Ni se puede recortar el gasto público. Ni se puede recuperar el terreno en el campo de la libertad educativa. Ni sacar la ideología de género de los colegios. Ni desarticular la tergiversación impuesta por la “memoria histórica”. Ni promover medidas provida. Ni dejar de financiar chiringuitos de género, memorialistas y ecomarxistas. Y habría que ver siquiera si se echaría atrás, a fin de cuentas eso implicaría que el PSN admitiera errores y claudicaciones, nada de lo aprobado por el pentapartito en todos estos últimos años. Igual que Chivite ocupa el trono, pero el cuatripartito decide la política, en el mejor de los casos Esparza ocuparía el trono, pero el PSOE decidiría la política.

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Hablando de las incoherencias de Esparza, no deja de resultar asimismo llamativo que para sus planes tenga que esperar un mal resultado del PSOE, pero mientras al mismo tiempo templa gaitas con el PSOE, y tenga que confiar en un buen resultado de Bildu, mientras se presenta como todo lo contrario de Bildu.

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El fraccionamiento de la derecha no parece por el contrario preocupar demasiado a Esparza ni constituir un obstáculo a sus designios. No espera al parecer que tenga ninguna representación o le quite ni un voto VOX, ni tampoco el PP haga lo que haga, ni  una posible plataforma de Adanero y Sayas. O a lo mejor es que Esparza ya está pensando en un quesito con más porciones e incluir a Geroa Bai en la ecuación. Por lo menos ayer presumió de que no sólo es capaz de llegar constantemente a acuerdos con el PSN (al parecer hay que presumir de hacer poca oposición) sino también con Geroa Bai: menos con Bildu, “pactamos con todos”, se vanaglorió.

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Lo cierto es que si el PSN no saca más de sus actuales 11 diputados, UPN no puede bajar de 15 para hacer el quesito. Eso son justo, no más, los que Esparza sacó en 2015 yendo por separado del PP. ¿Qué pasaría si UPN rompe con el PP como quiere Esparza para poder pactar libremente con el PSOE y además tiene a VOX y además Sayas y Adanero deciden unirse a la fiesta electoral?

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La fuerza de Esparza es precisamente poder aglutinar el voto de todo el que quiera un cambio. Estar sólo en la oposición, como cuando el Noticias o el gobierno señalan la soledad de Esparza, es una auténtica bendición. Estar sólo en la oposición es convertirse en la única alternativa de los descontentos. Y hay una buena razón por la que cada vez habrá más descontentos a largo plazo, que es lo que a lo mejor no alcanza a vislumbrar Esparza, y es porque las políticas de los partidos de “progreso” no funcionan. En la medida en que dejas de ser alternativa, pero alternativa de verdad, no otra forma de que el PSN siga gobernando por persona interpuesta, dejas de formar parte de la solución y pasas a formar parte del problema, perpetúas el tipo de políticas fracasadoras que se han venido aplicando y desde luego dejas de ilusionar y de captar el voto de cualquiera que esté descontento, crea otra cosa o sencillamente quiera un cambio.

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Esparza en realidad es una gran ocasión para que otras fuerzas del centro derecha puedan crecer a costa de UPN, aprovechando el hueco que deja la aproximación indefinida hacia el PSOE. Naturalmente sólo si esas fuerzas lo saben aprovechar. La buena noticia para Esparza es que ahora mismo nadie conoce apenas al líder del PPN ni lo que propone para Navarra, nadie sabe a estas alturas quién liderará VOX y Sayas y Adanero siguen sin atreverse a tomar -la que sea- una decisión.

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