Olerás mal y serás feliz

El comunismo es como el tipo que empieza tomando 10 vasos de agua y uno de alcohol al día, pero que al cabo de un tiempo pasa a tomar 2 vasos de alcohol al día y sólo 8 de agua. Después pasan a ser 4 de alcohol y 6 de agua. Cuanto más alcohol y menos agua bebe peor se siente. Menos se centra. Mas problemas tiene para llevar una vida normal. Su existencia se desmorona. Pero decide que la salida es subir la dosis a 8 vasos de alcohol y sólo 2 de agua. Ya al borde del abismo, cuando al día sólo se toma 1 vaso de agua y 9 de alcohol, decide que su problema es el vaso de agua que todavía se toma. Es lo mismo que el comunismo cuando llega al poder. Va introduciendo políticas comunistas que cada vez deterioran más la economía y empobrecen más a la gente, pero la solución cree que es adoptar medidas todavía más comunistas. Huimos hacia delante y nadie huye más deprisa que Pedro Sánchez.

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'Espejo Público' habla con Pilar, una mujer que cuenta cómo ha reducido en 100 euros sus facturas: "Con dos duchas a la semana es suficiente" https://t.co/vOZEFzlzux

— 20minutos.es (@20m) October 13, 2022

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Al final se llega a una situación de colapso y el problema es el vaso de agua que todavía nos tomamos al día, el resquicio todavía no intervenido por el estado, la parte del sueldo que aún nos dejan los impuestos en el bolsillo, el pequeño espacio que todavía no es comunista. La explicación de que todo se derrumba es entonces que el comunismo aún no es total. Así que se pasa a un comunismo total. Obviamente las cosas no se arreglan, de hecho empeoran lo poco que todavía podían empeorar. Pero del comunismo total ya no se puede salir. Un gobierno comunista no se puede revertir. Ya no es optativo ser comunista. Ya no es elegible no ser comunista. No tienes nada y con tu cartilla de racionamiento ya eres feliz. O al menos esa es la versión oficial. La versión oficial no es cuestionable. No puedes poner en duda que amas a tu gobierno comunista, que quieres que dure para siempre y que eres feliz.

💡Calefacción a 19C, apagado de luces, aceite a precio de oro: ¿estamos preparados para una ola de restricciones?

➡Sociólogos, politólogos, psicólogos sociales y activistas explican el porqué de la inacción ante la emergencia climáticahttps://t.co/hhsrQh55yZ

— El Periódico (@elperiodico) October 8, 2022

La transición energética nos está llevando a racionar la energía. La escasez energética provocada y su encarecimiento dispara además la inflación. La transición alimentaria nos llevará al hambre tras abandonar los cultivos y las granjas en nombre de la sostenibilidad. Nos están llevando a un estado de pobreza inducida para justificar medidas extraordinarias que nunca hubiéramos aceptado en una situación de normalidad. Lo mejor de todo es que la pobreza es perfectamente sostenible. No hay que hacer nada para ser pobre. La pobreza no se agota nunca. La pobreza no consume recursos. Socialismo o muerte o lo que es lo mismo, pobreza o muerte.

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Os lo traduzco:

"Cae el consumo de carne porque no llegamos a fin de mes" https://t.co/K81aygygyR

— El Marqués de las Zorreras (@EZorreras) September 29, 2022

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Lo malo del comunismo era que conducía a la pobreza. La novedad es que la pobreza ahora es buena porque es ecosostenible y por tanto el comunismo es bueno porque garantiza la pobreza. Es cierto que en los países comunistas te ponían un muro con ametralladoras para que no pudieras salir del paraíso. Para que tu libertad no te llevara a equivocarte. Para que no hicieras dumping político. Pero eso es cuando hay otro lugar al que ir. Un lugar en el que te puedes duchar todos los días, comer carne, encender la calefacción o conducir porque hay granjas, cultivos, pantanos y centrales nucleares. El dirigismo mundial ha llegado a la conclusión de que el fracaso del comunismo es que había otros espejos en los que mirarse u otros lugares a donde ir. Por eso la Agenda del comunismo 2030 o es global o no es.

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