Para algo quieren PODEMOS y PSOE controlar el Tribunal Constitucional, y para algo quieren los separatistas golpistas catalanes apoyar al PSOE. Podría dudarse de que el único o principal objetivo del PSOE sea controlar al TC para poder convocar una consulta independentista en Cataluña, pero no se puede dudar de que los independentistas apoyan al PSOE esperando una contrapartida de esa naturaleza. No es una suposición, acaban de hacerlo explícito.
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🔴#ÚltimaHora Aragonès plantea un “acuerdo de claridad", que siente las bases de un referéndum pactado
El president propone marcar las reglas de una hipotética consulta con el máximo consenso de la sociedad catalana e internacional. ✍️@alextortsagues https://t.co/eG7ooddG8e
— La Vanguardia (@LaVanguardia) September 27, 2022
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Respecto al debate sobre cualquier consulta de este tipo conviene tener algunos conceptos claros. Por ejemplo la distinción sobre el derecho de autodeterminación y el llamado “derecho a decidir”, que ni es lo mismo que el derecho de autodeterminación, y que de hecho no es un derecho.
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No es casual que durante un tiempo los nacionalistas hablaran constantemente del derecho de autodeterminación para respaldar sus reivindicaciones independentistas y que ahora hayan cambiado esa referencia por la del “derecho a decidir”. No se trata de un cambio inocente y en realidad hay un fracaso jurídico del nacionalismo detrás.
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Frente al llamado derecho a decidir, el derecho de autodeterminación sí es un derecho real que está recogido y reconocido en la resolución 2625 de 1970 de Naciones Unidas. El problema es que el derecho de autodeterminación es un derecho al que sólo tienen acceso los territorios coloniales. Obviamente Cataluña no puede aspirar seriamente a que ninguna instancia internacional le reconozca el carácter de colonia española. Un territorio colonial tiene un régimen jurídico diferente al de su metrópoli y no participa en la elección del gobierno de la metrópoli. Un territorio colonial se encuentra físicamente separado de su metrópoli. Adicionalmente, un territorio colonial suele presentar diferencias raciales y culturales respecto a la raza y cultura de su metrópoli. No tiene sentido sostener que hay una colonia dentro de España, que los catalanes pertenecen a una raza extraña propia de Cataluña y son racialmente inconfundibles respecto a sus vecinos, que Cataluña y España tienen regímenes jurídicos diferentes, o que Cataluña no participa como las demás regiones españolas o más en la formación del gobierno de España y su gobernación.
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Por otro lado, igual que la citada resolución de la ONU reconoce el derecho a la autodeterminación de las colonias, reafirma que: “Ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos antes descritos y estén, por tanto dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color”. Esto lo reconocen en el fondo hasta los propios separatistas, por lo que de hecho ya han dejado de hablar del derecho de autodeterminación, su modelo ya no es la India o el Congo, y han pasado hablar de Quebec y del “derecho a decidir”.
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El problema del “derecho a decidir” de Quebec es que no es tal derecho. Es decir, lo que en Canadá determinó su tribunal constitucional es que los separatistas no tenían derecho a exigir ninguna consulta, por tanto no podían reclamarla si se les negaba ni pedir amparo jurídico por no poder conseguirla, no obstante lo cual, por un “principio democrático”, se consideró que se podía hacer la consulta si todas las partes la acordaban, pero sin ninguna obligación legal por parte de unos de concederla ni de otros de exigirla. Así pues el derecho a decidir no existe, aunque constantemente nos hablen de ello. Lo que existe, al menos en Canadá, es la posibilidad de celebrar o no una consulta. De hecho se celebró, igual que se podía no haber celebrado, y los separatistas no sólo fueron derrotados en aquel momento sino que desde entonces no han levantado cabeza.
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El mal llamado “derecho a decidir”, por lo demás, ha venido sufriendo un notable desprestigio desde los tiempos de la consulta en Quebec. Esta misma semana tenemos a Putin esgrimiendo el derecho a decidir y su amor a la democracia para anexionarse todo el territorio que le ha arrebatado a bombazos a Ucrania. Los propios golpistas catalanes esgrimieron el derecho a decidir para, organizando una consulta ilegal y sin ninguna garantía, convertir su 47% de voto en unas elecciones con garantías en un 80% de voto independentista en unas elecciones sin garantías, y en virtud de ese pucherazo, sacar a su gente a la calle y proclamar una república independiente con la esperanza de que España no reaccionaría ante el desafío. Subestimaron a España, pero entonces llegó Pedro Sánchez. Para ser más precisos: pusieron a Pedro Sánchez.
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Respecto a las consultas de Quebec o Escocia (que sería capítulo aparte) todavía existe otro elemento diferenciador. En Escocia la participación fue del 84,6% y que en Quebec fue del 93,5%. Por el contrario, en la consulta golpista en Cataluña sólo participó el 37% de la población. Esto contrasta bastante con la idea de que los catalanes reclaman abrumadoramente una consulta. Por otra parte, de ese 37% que votó sólo el 80% votó a favor de la independencia. Es decir, si tomamos al 63% que no votó y al 20% del 37% que votó en contra, resulta que el apoyo popular a la independencia no llegó al 30% de la población catalana. O sea, que ni derecho ni democrático. Con esta carencia de escrúpulos democráticos que les caracteriza, ante el fracaso de su declaración unilateral de independencia de 2017, los partidos catalanes golpistas tienen sin embargo ahora un Plan B. Su plan B se llama PSOE. El problema de golpear a España con el PSOE es que a lo mejor en vez de romperse España se rompe el PSOE.
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Un comentario
Cuidadito con la palabra «Claridad», tras el segundo referéndum canadiense y viendo que los nacionalsitos irían a por el tercero si no se hacía nada en 10 años y así repetir y repetir hasta conseguir la victoria por aburrimiento, se convocó a un comité de expertos que acabaron redactando la famosa «Acta de Claridad» que imponía unas condiciones bastante exigentes ysobre todo serías para que si se acordara un referéndum los nacionalistos no se salieran con la suya.
Entre ellas prohibía que se hiciera una segunda pregunta si se respondía sí a una primera pregunta (en el butiferrendún Arturito Mas lo planteó así justamente) y la más gorda, no valía un resultado del 51% a favor y 49% en contra, ese fue el gran fallo del BREXIT, sólo se consideraría una victoria del Sí si salía por encima del 70% y con un % de participación elevado (no sé si sería un 65%). Cuando veo que en Italia solo con el 28% de los votos a llegado un partido que hace unos años estaba en lo más bajo me acuerdo de lo que pasó en Alemania en 1933
Un acta de Claridad a la canadiense nos vendría muy bien pero cuidadito que estos juegan con las palabras de una manera muy «hintelijénte! y el PSOE está ya a la desesperada viendo que se les acaba en tiempo, espero que solo se centren en robar lo máximo que puedan y se vayan a su casa, si nos dejan un regalito de Claridad la hemos ca…do por muchos años