El pasado viernes Txentxo Jiménez, coordinador de Aralar en Navarra, lanzaba a Batasuna “una invitación a incorporarse a Nafarroa Bai”. Jiménez aseguró que “la coalición sigue abierta y que Batasuna no debe tener ningún requisito diferente, ni mayor de los que hemos aceptado los demás partidos”. A continuación, puntualizó que ello implica “la defensa inequívoca de todos los derechos humanos y el rechazo explícito a cualquier forma de violencia”.
La semana anterior, Eusko Alkartasuna anunció solemnemente que el último documento emitido por Batasuna suponía la desaparición del “principal escollo” para pactar con ella. Es por esto por lo que no resulta exagerado afirmar que mientras medio Nabai invita a Batasuna a incorporarse a la coalición, el otro medio ya da por cumplidos los requisitos exigidos a Batasuna para hacerlo con los brazos abiertos.
Nace “Independentistak”.
Mientras Aralar invita a Batasuna a sumarse a Nabai, Eusko Alkartasuna y Batasuna dieron a luz el sábado un movimiento llamado “Independentistak”, que podría entenderse como la encarnación política del hasta ahora denominado “polo soberanista”. No obstante, se presenta a sí mismo como “movimiento independiente, que estará fuera del juego de los partidos y la competición electoral”. A pesar de esta carta de presentación, al acto fundacional en San Sebastián acudieron en calidad de padrinos históricos de Batasuna como Tasio Erkizia y Floren Aoiz o el líder de EA en Navarra Maiorga Ramírez.
ETA no es un obstáculo para “independentistak”
En el manifiesto que acompañó a la presentación, Independentistak declara no estar «cumpliendo la supuesta voluntad de ETA» con su nacimiento, para añadir a renglón seguido que ETA no es un obstáculo para hermanar a los políticos de EA con los de Batasuna. Así se desprende de sus palabras asegurando que no aceptarán que se utilice la «excusa de ETA» para que se «obstaculice» la expansión de Independentistak.
Un comunicado “clave” de ETA antes del verano.
Según informa La Gaceta, citando fuentes conocedoras de este proceso, en breve varios personajes de relevancia internacional suscribirán un manifiesto instando a la banda terrorista ETA al abandono de las armas. Este manifiesto sería el paso previo a un nuevo comunicado de la banda, que podría calificarse de “clave” en todo este desarrollo, que el Gobierno espera para antes del verano. La Gaceta, además, señala que el gobierno se encuentra al frente de todos estos movimientos.
De ser cierta esta información, podría esperarse de los últimos movimientos de Batasuna un recorrido superior al previsto. En definitiva no es a Eusko Alkartasuna o a Nafarroa Bai a quien Batasuna tiene que convencer para reintroducir su caballo de Troya en el sistema de partidos. Como se demostró en el anterior proceso-trampa, sería al gobierno español, y por extensión a la Justicia, a quien ETA tendría que convertir en un jugador más del nuevo proceso. Es evidente, en un eventual contexto de este tipo, que ninguno de los partidos nacionalistas que componen Nabai serían más exigentes con Batasuna que el propio gobierno. Si bien a menos de tres años de la ruptura de la última tregua-trampa parece más difícil que la vez anterior volver a vender a toda España el mismo proceso, también es cierto que sin la lógica de una futura tregua, o una negociación larvada con el gobierno, parece difícil entender los últimos movimientos de EA -e incluso de Nabai- como otra cosa que un suicidio político.
El guión de ETA.
No es posible ignorar tampoco que todos y cada uno de los movimientos que se van sucediendo responden a un guión prescrito por ETA. Los documentos encontrados en Francia el 10 de abril de 2009 a los etarras Ekaitz Sirvente, Itziar Plaza, Asier Borrero e Iurgi Garitagoitia, particularmente el titulado “Herri antolatuaren estrategia indenpendentista baterantz”, revelan cómo ETA decidió en diciembre de 2008 promover un proyecto que «junto a la acción terrorista, incluía la propuesta de una convergencia entre la izquierda abertzale y distintos agentes políticos y sociales soberanistas, fundamentalmente el partido político Eusko Alkartasuna». El objetivo de este proyecto sería «formar una «alianza estratégica nacional» para forzar al Estado español a asumir un nuevo proceso de negociación. Los «periodos de inactividad terrorista», o “treguas estratégicas”,según lo previsto por la propia ETA se sucederían hasta que «se suscribieran los acuerdos necesarios». Un planteamiento coherente con el del portavoz de Batasuna Txelui Moreno posterior al último documento de la “izquierda abertzale” por más que éste aluda a los Principios Mitchell, reconociendo que Batasuna condiciona la exigencia a ETA de que deje las armas al precio que le ofrezcan como contrapartida los partidos políticos.
Incertidumbre limitada.
Puede deducirse, por lo demás, que la posible esperanza de ETA de reiniciar cualquier proceso expira en el momento en que abandone la Moncloa José Luis Rodríguez Zapatero. Una eventualidad que apremiaría y pondría en cuestión cualquier horizonte de negociación superior a los dos años.