Chivite no nos ha sorprendido. Después del último petardazo de SODENA, en vez de hacer autocrítica o segar la cabeza de la consejera de Economía, ha salido la presidenta presumiendo de lo bien que han funcionado los medios de control. Todavía después de todo habrá que ponerle una medalla al gobierno.
Chivite destaca que "los procedimientos de control interno del Gobierno han funcionado" al fiscalizar a Sodena https://t.co/PWnahgGUry pic.twitter.com/yHDSnXEjBF
— Diario de Navarra (@DiariodeNavarra) August 25, 2022
Todo es tan burdo que casi provoca vergüenza el tener que explicarlo. Que los contribuyentes hayamos perdido otros 1,24 millones en otra maravillosa operación de SODENA nunca puede ser que las cosas hayan funcionado bien. Si perder 1,24 millones y que 1,7 millones de mascarillas estén cogiendo moho en un almacén es hacer las cosas bien, ¿qué es entonces hacerlas mal? Lo que se está juzgando no es si la Intervención del Gobierno ha funcionado mal, sino si SODENA ha funcionado mal. Por eso las cabezas que se piden no son las de los responsables de la Intervención del Gobierno, sino las de los responsables de SODENA y la consejera de Economía. Si se ha encendido un piloto de alarma en la caldera lo que hay que hacer no es decir que no nos preocupemos y lo bien que funciona el piloto, sino ver qué problema tenemos en la caldera. No habrá sido cesada la directora de SODENA por lo bien que se han hecho las cosas. La cuestión es si el cese de la directora es un cortafuegos o el fin lógico de la cadena.
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O a lo mejor la visión de Chivite es justo la contraria. Lo que a lo mejor tiene en la cabeza Chivite lo mismo no es depurar responsabilidades más ampliamente ahora en SODENA y en su gobierno, sino más adelante y discretamente en la Intervención del Gobierno. Que parezca un accidente, pero que unos descontrolados no vuelvan a hacernos esto.
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Reclaman a Chivite que enseñe los contratos de compra de material sanitario en pandemia https://t.co/gNZsRheLAH
— Navarra.com (@navarra_com) April 23, 2022
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Esparza apuntaba ayer que el caso de las mascarillas podía ser sólo la punta del iceberg, lo que nos retrotrae a las denuncias de los últimos meses sobre la opacidad respecto a las compras llevadas a cabo durante los primeros momentos de la pandemia. ¿Por qué tanta resistencia a ofrecer transparentemente los datos? ¿Puede haber más casos como los de las mascarillas? A estas alturas las sospechas sólo pueden disiparse aclarándolo todo.
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Seguramente todos somos conscientes de que en aquellos primeros momentos de la pandemia las cosas se hicieron como se pudo. En una situación tan extraordinaria a lo mejor cabía ser todos un poco más comprensivos con algunas decisiones extraordinarias. Probablemente en todas las comunidades, gobernara quien gobernara y dejando al margen el pantanoso terreno de los casos de corrupción, hubo compras por precios extraordinarios, o de materiales defectuosos, o por procedimientos no del todo reglados, o de materiales que acabaron no siendo usados. Pero ha sido el PSOE el que ha decidido hacer de esto motivo de rifirrafe político. Lo que no puede pretender el PSOE es que sólo se cuestionen las compras, los precios, las pérdidas y los procedimientos de todos los demás.
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Por lo demás, mirando el cuadro general resulta todo bastante demencial. Aquí se han declarado estados de alarma totalmente ilegales. Y al amparo de esos estados de alarma ilegales se ha puesto a toda la población bajo arresto domiciliario, pisoteando sus derechos fundamentales. Se han emitido cientos de miles de multas ilegales. Se ha cerrado ilegalmente el Parlamento. Se ha recomendado no usar la mascarilla y después se ha obligado a llevarla, con lo que o no se salvaron vidas con la obligación de llevarlas, o costó vidas la recomendación de no usarlas. Se cerraron los ojos ante la amenaza de lo que venía para no suspender una celebración feminista. Se recomendó, antes de las cuarentenas de los positivos, que la gente que había estado con contagiados siguiera haciendo vida familiar, laboral y social de forma normal. Y aquí no ha dimitido nadie. No ha ido a la cárcel nadie. No ha respondido nadie por ninguna de estas decisiones atroces. Por supuesto que hay que pedir responsabilidades por el caso de las mascarillas de SODENA, ¿pero las va a ejecutar un gobierno en el que no debería quedar casi nadie si hubiera asumido sus propias responsabilidades por todos los errores y excesos de la pandemia?
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