Efectivamente este verano está resultando extraordinariamente caluroso. No quizá de la forma tan inusitada en que se nos ha estado vendiendo, pero desde luego ha sido muy caluroso. Tampoco pasaría nada si dijéramos que ha sido el verano más caluroso. Un año extraordinariamente caluroso no significa nada. Lo significativo sería que todos los veranos fueran en el futuro como este verano. O que este verano se convirtiera en el verano más frío de los próximos veranos, como vaticinan algunos. Desde luego casi todos los políticos y casi todos los medios culpan a calentamiento global de los calores de este verano. Entre otras cosas porque el calentamiento global es el comodín para exculparse ellos mismos de no haber limpiado los bosques o tomado medidas preventivas a tiempo contra el fuego. O porque la política energética que primero nos ha llevado a precios estratosféricos y después a las dudas en el suministro es un desastre que sólo puede excusarse apelando a la necesidad de luchar contra el cambio climático. Pero hete aquí que a lo mejor hay una explicación alternativa para los calores de este verano que nada tiene que ver con el cambio climático. Y no es algo que nos inventemos nosotros desde este humilde confidencial, sino algo que sugiere un medio tan escasamente sospechoso de ser combativo con el poder como el National Geographic.
Los efectos del volcán de Tonga en la atmósfera podrían durar hasta 5 años
Los 146.000 millones de litros de vapor de agua que expulsó a la atmósfera podrían llegar a alterar el clima de la Tierra https://t.co/oZNpfUwliH
— jose carlos lorenzo heres (@jcarloslh) August 24, 2022
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Mientras que los españoles nos hemos pasado meses siguiendo al minuto una pequeñísima erupción como la de la isla de La Palma, que durante mucho tiempo capitalizo la atención de todos los medios, apenas hemos tenido sin embargo noticia este año de otra erupción que ha tenido lugar en la Polinesia, en enero, en el volcán Tonga, de tal calibre que carece de antecedentes en los tiempos modernos, peculiarizada por una enorme emisión de vapor de agua a la atmósfera la cual podría alterar el clima del planeta durante años, produciendo un calentamiento.
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El hecho de que los calores de este año coincidan con la erupción del Toga invita a establecer algún tipo de relación causa-efecto. O sea, el año pasado y el anterior también había calentamiento y hubo veranos más o menos normales. El extraordinario calor de este año, sin embargo, coincide con una extraordinaria erupción este año.
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La influencia de los volcanes sobre la temperatura no es por lo demás ningún suceso inédito ni desconocido. La erupción del Pinatubo en 1991, por ejemplo, se calcula que trajo como consecuencia un descenso de 0,6 grados durante más de un año en la temperatura global. En este caso no asistiríamos a un descenso sino a un aumento porque ha sido el vapor de agua y no la ceniza, con efectos opuestos, lo que ha caracterizado esta última erupción. Desde luego no pretendemos desde este rinconcito del ciberespacio sentar cátedra de una forma incontrovertible de que el calor de este verano es causa de la extraordinaria erupción de un volcán, pero resulta un tanto extraño el silencio alrededor de esta hipótesis y de esta erupción.
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Lo cierto es que el calentamiento global les viene muy bien a casi todos los gobiernos de la actualidad. Es más, la diferencia entre que su gestión de los últimos años haya que calificarla de aceptable o de catastrófica depende exclusivamente de que el cambio climático sea un suceso real. O sea, nos han abocado a una transición energética obligatoria renunciando a una serie de energías, y apostando por otras más caras, inestables y dependientes, en un movimiento que sólo se puede explicar o por una total incompetencia, o por estar financiados por los beneficiarios de ese cambio de modelo energético, o por la existencia real del cambio climático. Para casi todos los políticos la alternativa es o que el calentamiento global es real o que son una panda de ineptos, así que en principio normal que casi todos los políticos, ya sólo por eso, sean fervientes defensores del cambio climático.
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Un comentario
Qué poco se da a conocer esta noticia y qué importante es para tirar por los suelos el bulo de la antropogénesis del «cambio climático».