“Fomentaremos la conexión del corredor navarro del Tren de Altas Prestaciones con la Y vasca a través de Ezkio”. ¿Saben de dónde proviene esta cita? Del programa electoral del PSN con el que María Chivite se presentó a las urnas en 2019. Pero ya saben: donde dije “digo”, digo “Pedro”. Ahora el gobierno ha decidido que el AVE navarro no conectará con el vasco por Ezkio, en Guipúzcoa, sino por Vitoria.
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La decisión de trazar la vía por Vitoria es más barata para el gobierno de Pedro Sánchez, pero puede tener una serie de inconvenientes relevantes para Navarra. Yendo por Vitoria, de hecho, existen dudas hasta de si podríamos seguir llamando a ese tren de “alta velocidad”, ya que aparte de ser un trazado que costaría más tiempo allí tendría que atravesar el conocido como “nudo de Bergara”, por no hablar del “atasco de Bergara”, y esto sólo sería una de las facetas del problema de redireccionar el AVE navarro hacia Vitoria. Otra de las consecuencias de apostar por Vitoria es que Pamplona perdería la conexión directa a Europa.
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Sin duda en este debate se mezclan los aspectos técnicos con los ideológicos y no se puede dejar de reconocer que, aunque hasta ahora parecía existir un consenso final en la apuesta por Guipúzcoa, siempre se barajaron las dos opciones al menos desde el punto de vista teórico, cada una con sus pros y con sus contras. Sobre lo que no cabe discusión es sobre que el PSN se presentó a las elecciones con una apuesta programática específica por Ezkio, desechando la opción de Vitoria por la que ahora se apuesta.
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Hablando de la velocidad del AVE, por otro lado, lo que resulta llamativo desde el punto de vista de la hemeroteca es que en 2010, cuando se firmó en Convenio para su construcción, se nos dijo que llegaría a Pamplona en 2015. En 2017 se nos dijo que el AVE llegaría en 2023. Y ahora, en 2022, con otra posible crisis global de por medio de complicado pronóstico, se nos dice que el AVE llegará en… ¿2026? Desde luego no parece que el pentapartito vaya a saltar en breve por los aires por culpa del AVE.
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El problema de gastar demasiadas energías en esta discusión es que seguramente antes llegará el hombre a Marte que el AVE a Pamplona. Es decir, estamos en el vibrante debate de por dónde trazar la vía del AVE que no vamos a construir. O sea, de poco sirve decidir construir un tren por aquí o por ahí si después no se construye ni por ahí ni por aquí. Esperemos que cuando se construya la vía, si se construye, por donde sea, al menos sigan existiendo los trenes. Ser mucho más ambicioso ya estaría de más.
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